"Cuándo piensas en cosas como las estrellas, casi parece que nuestros carecen de importancia, ¿verdad?"
— Violet y Finch. Jennifer Diwen.
Abby.
Han pasado dos días desde que llegamos a Bulgaria, y desde que mis hermanos llenaron de preguntas a Harry con su interrogatorio, sobre nuestra reciente relación.
Ayer, Harry y yo aprovechamos la mañana para dar un paseo turístico por las zonas de costa, que estaban repletas de turistas y de mucha gente que estaban almorzando en los restaruantes de la zona. Fuimos a sitios más importantes, como el museo arqueológico, y nos llevamos aproximadamente dos horas.
Fue interesante el tema del que hablaron a través de los auriculares. Porque por ejemplo aunque he vivido aquí toda mi vida, nunca me interese en saber mucho a cerca de las estelas como la de la bella Iulia, anclas, objetos de bronce y vasijas que se exponen en ese museo.
La historia nunca fue mi fuerte, porque me va más vivir en el presente. Pero, con el paso de los años he descubierto que me gusta aprender cosas nuevas.
Además de que no quería sentirme demasiado inculta por mucho más tiempo.
El resto del tiempo lo pasamos en la playa, aunque hacia bastante frío.
Supongo que esa fue la razón por la que no me costó adaptarme al clima tan frío de Londres, porque estoy acostumbrada a que en invierno hagan temperaturas muy bajas, desde 4° a o 8°.
Estos últimos días se me han venido muchos recuerdos, sobre todo al ir a la playa. He imaginado innumerables veces a mi hermano Will, cuándo el otro día ví a una hermana mayor abrazada a su hermano pequeño en la playa, ha hecho que revivirá mentalmente todo el tiempo que hemos perdido, y los momentos más felices y tristes que vivimos juntos.
Por fuera intento sonreír y estar alegre, pero por dentro me siento un huracán de emociones, y siento que en cualquier momento, el dolor que siento explotará en forma de erupción.
Tengo miedo de que mi hermano no despierte y de no volver a abrazarlo.
Todavía tengo muchas cosas por enseñarle de la vida, tenemos muchas historias por vivir juntos y él tiene un mundo lleno de posibilidades por conocer.
Los doctores le han dado hasta la semana que viene. Si mi hermano no despierta lo desconectaran, y se darán por vencidos. Rezo cada dos por tres a Dios, para que eso no suceda. Un alma tan pura como lo era mi hermano, no merecía irse de esta vida tan injusta, tan pronto. A parte, no estoy segura de ser capaz de sobrellevar más perdidas.
No podría soportarlo.
Por otro lado, Harry y mi hermano Ethan han estado poniéndose al día en estos días. Se conocían de algún viaje que hicimos a Londres y mi primo se lo presentó, ambos solían jugar al fútbol junto a los demás amigos de Samuel por aquel entonces.
Ahora, no paran de estar todo el día juntos hablando sobre los viejos tiempos y haciendo bromas. Empiezo a pensar que mi hermano en vez de actuar sobre protector conmigo, intenta buscar la manera de quitarme el novio.
Aunque pensándolo mejor, él ya tiene suficiente con pensar en aquel chico que le tiene atrapado en Irlanda, pero que no saben ni en qué punto se encuentran.
Espero que encuentren el punto en el que se encuentran, antes de que sea demasiado tarde y uno de los dos se enamore de otra persona, y la otra salga lastimada.
Hasta hace dos días así me sentía con Harry, y aún sigo sintiendo que las etiquetas no te hacen más ni menos.
Ser novia de Harry me hace sentir bien, y que no estoy sola en la vida. Porque el me acompaña en cada momento, para mí hablar con él, se me hace fácil y la comunicación es importante en una pareja. Las nuestras no empezaron siendo muy maduras desde el principio, ya que nuestro carácter, nos hacía chocar bastante.
Pero, ahora que ha pasado el tiempo. Me he dado cuenta de que conectamos bastante bien.
Solo espero que esto funcione. No me gustaría romper su corazón, o que el rompiese el mío. Pero, si no arriesgamos en esta vida nunca sabremos cómo saldrán las cosas.
Me levanto y me visto con una camisa azul con el dibujo del Big Ben, unos pantalones vaqueros y los zapatos de deporte con cordones blancos.
Bajo las escaleras y voy hacia la cocina. Veo a Ethan sentado en una silla de la mesa del comedor, escribiendo concentrado en su portátil, y de vez en cuándo sonriendo a la pantalla.
Abro la puerta de la nevera y el brick de leche. La vuelco en una taza y la pongo en el microondas durante un minuto.
—Abby—saluda mi hermano dándose cuenta de que estoy en la habitación. Se ve que estaba sumido en la pantalla de su portátil. —¿Tú tampoco puedes dormir?—pregunta y frunce el ceño preocupado.
Asiento con la cabeza.
Me conoce demasiado bien, como para saber que no soy demasiado madrugadora.
Son las 7.00 de la mañana, y normalmente, a estas horas sigo en el quinto sueño si no hay que ir a ningún lado.
Pero, hoy tengo demasiado insomnio.
—Que va, Ethan.—negué con la cabeza y dejo de mirar la pantalla para mirarme a mí. Vaya detalle.—Necesito despejarme y he pensado que como es temprano podía aprovechar para ir a visitar a Will.
—¿Tan temprano?—pregunta extrañado.
—Si. Bueno, es que todavía no he podido ir a verle. Y es esa la principal razón por la que no pego ojo—admito desconcertada.
—Te entiendo. A mi me pasaba lo mismo en Irlanda, no paraba de pensar en Will.
—Es normal, es que todo lo que pasó sigue siendo un shock. A penas, proceso que la semana que viene se vaya a hacer un año desde que quedó en coma—agacho la cabeza y miro hacia abajo.
El sonido del microondas haciendo pi, me avisa de que ya puedo ir a recoger mi leche, haciéndome volver en si.
Me acerco y abro la puerta del microondas. Le hecho dos cucharadas de Cola-cao y lo muevo con la cuchara.
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Editado: 21.04.2021