Corazones Rotos

Capítulo 5

Derek Oltmans

Los días pasan y voy contando las horas faltantes para nuestro encuentro, muevo cada pieza del ajedrez para que  todo pase tal y como lo he planeado, con el tiempo he ido conociendo las reacciones del ser humano frente a diversas circunstancias e igual he ido perfeccionando mis técnicas para obtener las reacciones que deseo, yo no espero que las cosas pasen para utilizarlas a mi favor, si necesito lograr algo, me enfoco en mi objetivo, y hago lo que tenga que hacer para lograrlo.

Yo no tengo escrúpulos, no tengo límites, soy lo que soy, y todos siempre están por debajo de mí, donde llego siempre dejo una huella, por donde paso arrasó con todo lo bueno que exista...

Yo no vengo a ser el ángel de nadie, vengo a demostrarles que el infierno también existe en la tierra.

Esta vez le tocó a Kira, pero no es la primera, y tampoco será la última. Recuerdo bien a Maya, Tania, Diana, las recuerdo a todas; y todas tenían algo en común, pero no, no era que sus nombres terminaban en -a-, sino que a todas las amoldé para que hagan lo que yo quiera, todas sufrieron para darme felicidad y así mismo, todas terminaron muertas.

Esa era mi rutina, cazar, jugar y matar. Y lo disfrutaba bastante, siempre aparecía en sus vidas de manera inesperada, siempre me dejaban entrar, unas tardaban más que las otras, pero al final siempre lo hacían, siempre me aceptaban, todas ellas lo merecían, todas eran unas putas, yo estaba en el mundo para poner orden, para hacer sufrir y eliminar aquella plaga que representaban las mujeres fáciles. Odiaba eso, odiaba que se vean como unas lanzadas, que se les abran de piernas al primero que les demuestre apoyo y comprensión, yo solo las castigaba por sus malas decisiones, les daba una lección que no aprendieron en casa, y sí, mi placer estaba en el juego, en la satisfacción que me dejaba el logro de que las cosas se hagan a mi manera, por ello cazaba primero, porque necesitaba conocer a mi víctima, aprender sus reacciones, sus miedos, probar sus límites, así sabría que piezas mover para dominarlas, para que me teman y para que me obedezcan, eso fue lo que más me llamó la atención con Kira, todas las anteriores siempre me obedecían, me temían demasiado, por eso me terminaba aburriendo y a los pocos meses mandaba a realizar su ejecución para salir a buscar carne fresca. Entre todas mis presas, sobresalía mi dama, tal y como en el ajedrez sus movimientos no siempre los podía premeditar, porque se podía mover a todos lados, por eso logró escapar, Kira resultó una presa astuta, aunque igual de débil que las demás. Me había tomado la tarea de conocerla y analizarla, pero siempre me terminaba sorprendiendo, a ella nunca he podido doblegarla por completo, en su interior hay algo que le permite seguir luchando y aún no he podido descifrar el qué.

No quería, pero no tuve opción, me estaba quedando sin recursos, por eso en el aeropuerto tuve que recurrir a una droga de sumisión para lograr mis planes, es una droga muy fuerte, por eso su venta y adquisición es exclusiva para personas como yo, no es necesario ingerirla, por eso pasa desapercibida, ni inhalarla como la cocaína, esta droga es peligrosa porque literalmente te toca. Su efecto es por el contacto, lo planeé todo muy bien, ya sabía que ella intentaría salir del país, la tenía vigilada, solo la dejé pensar que me estaba ganando porque así mi juego era más divertido, pero dejé a uno de mis hombres cerca de la puerta que lleva a la pista de abordaje, cuando la vió aparecer solo fue necesario pasarle por el lado, y rozarla de manera que la droga tenga contacto con su piel, el efecto fue inmediato y la hizo perseguir  a su "agresor", quien la guió hasta la salida y ya afuera recibió un segundo toque por otro de mis hombres haciéndose pasar por taxista, el mismo que la llevó a la bodega donde ya estaba el cadáver esperándola, como la droga la impulsaba a obedecer a quien la tocara, solo bastó con que él le ordene entrar a la bodega y dormirse un rato para que ella lo hiciera. Calculamos el tiempo para que despierte y se hizo la llamada a la policía, llegaron justo a tiempo para encontrarla frente al cadáver, todas las pruebas la incriminaban, ya el efecto de la droga había pasado por lo que no recordaba nada de lo sucedido y sin evidencias a su favor, terminaría aquí, conmigo, lista para una segunda ronda de ajedrez, para su mala suerte el juego solo termina con el jaque mate, y para su desgracia yo soy muy buen jugador.

En el ajedrez y en la vida real no solo sobrevive el más fuerte, es necesario pensar, utilizar la astucia, ser más inteligente que tu oponente, solo así tendrás posibilidades de ganar... Yo ya tenía años de práctica, perfeccionando mi jugada, podía manipular cuando algo me fallaba, y utilizar otras opciones para triunfar, mi único objetivo aquí era ganar, cueste lo que cueste, me lleve a quien me lleve en el proceso. Por eso, con todas mis fichas en sus lugares solo tenía que esperar, de una forma u otra yo la cazaba, pero ella siempre venía a mí, aún sin notarlo. Justo como ahora...

- Bienvenida a casa, Kira... te estuvimos esperando. Tú ya me conoces, pero aquí me llaman "líder", ojalá pronto tú también me veas como uno, pero sobretodo, mi pequeña Kira, espero que no me hayas extrañado demasiado. - dije con mi típica sonrisa que le demostraba que la tenía justo donde la quería, como meses atrás, y ella volvía a estar en shock, paralizada, lo sabía...
 

Yo seguía siendo su cazador, y ella nunca dejaría de ser mi presa. Este es mi juego, un juego donde solo te sales si estás muerto.
 

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En el texto hay: muerte, cazador, cautiverio

Editado: 02.12.2021

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