¿corea?

Un corazón roto.

Llegamos al apartamento... Por fin... Me tiró en la cama y empiezo a procesar todo lo que acaba de pasar.

Un coreano...

No te sabes su nombre ¿cierto?

Pancrasia no me interrum... Hostia es verdad!

Ya ya.

Bueno, cuando me llame se lo preguntaré.

Siento a Daniel hablar por teléfono.

- Si, esta en el cuarto, hoy mismo será, ¿vendrás? Estoy deseando verte. Te quiero. Adiós.

Fuk!

Llama al tipo.

No, Pancrasia, no tengo su numero ni se como se llama.

¿Entonces?

Mientras me quedo peleando con mi consciencia tocan la puerta. Voy corriendo a la velocidad de la luz por todo el hermoso apartamento. Cuando llegue a la puerta. Veo que entra el mismo chico del aereopuerto. ¿Qué? ¿Qué hace aquí?

- Hola ¿Isabel se encuentra? - dijo en su perfecto coreano.

Daniel se queda perplejo y dice:
- Ah Isabel, no es ni el primer día y ya esta haciendo amigos.

- No soy su amigo. - contestó el con una sonrisa maliciosa. Por detrás se acerca una chica también de rasgos coreanos.

OMG! Es esa la tipa.

¿Que hago ahora?

Baja anormal. No seas cobarde.

Ya, ya voy.

Me hago presente en la sala.

- ¿Seo Yeong? - pregunta la chica. - ¿que haces aquí?

- Vine a ver a mi novia. - me coge por la cintura y me atrae hasta el. -  cambio de planes. - me susurro. Yo sólo asentí.

- ¿Perdón? - dijo Daniel confundido.

Chupate esa puto.

- Te perdono. - dijo Seo Young.

- ¿Novio? ¿De que esta hablando Isabel?

- Ay chico, ¿acaso no entiendes? - le dije en español. - Novio.

La chica se aferró al brazo de Daniel, - Nosotros también somos novios. - pude ver el dolor en la expresión de Seo Yeong.

- ¿Sabes lo que pasa Daniel? - dije ahora hablando en coreano. - que eres un cobarde. ¿Esperar a traerme aquí para dejarme plantada? No podrías haberlo hecho allá ¿no? No, tenias que hacerme mas daño. Claro, mientras más hieran a Isabel mejor ¿sabes que te digo?

Cógela de la mano, sabiendo que los únicos dedos que entrelazan a la perfección son los nuestros, llevala a nuestro lugar, al lugar al que siempre íbamos juntos, solos tu y yo, sabiendo que ya no vas a volver a verlo de la misma manera en que lo veías conmigo, duerme con ella mientras te quedas mirando al techo y miras nuestra foto en tu mesita de noche. Besala y trata de no pensar en mi, tan sólo trata de que no se te valla mi nombre cuando estas distraído, ten cuidado y que la costumbre no pueda más que el supuesto amor que sientes por ella. Dile que la 
 


quieres, mientras a mi, me amas en silencio.

Daniel me miro con los ojos cristalizados y Seo Yeong apretó su agarre a mi cintura.

- ¿Tienes auto? - Le pregunte a el hombre a mi lado. El asintió - ¿Podrías llevarme a esta dirección?b- pregunto mientras le doy un papel que saque de mis pantalones. Asintió nuevamente. - espera aquí que voy a buscar mis cosas. - Subí a la habitación y cogí mis maletas que ni siquiera había comenzado a desempacar. Baje de nuevo.

- Isa. - llamó Daniel, lo mire y el comprendió. - Perdón... Isabel, si quieres puedes quedarte hasta que encuentres piso.

- No hace falta, ya conseguí uno. Todo estaba planeado. Mientras para ti yo estaba rara por la regla. Ya yo había descubierto lo de tu amante.

- ¿Hace... Cuanto?

- Cinco días. Me voy.

Salgo de aquella casa, que por cierto. No la estoy pagando yo. Hice un trueque para que fiera el el que pagara la casa. Así me quedaba yo con el resto del dinero.

Eres mala... Y puta, lo tienes todo hija.

Ya lo se Pancrasia... Lo tengo todo. Sobre todo... Un corazón roto.

Me subo al lindo auto negro de Seo Yeong y me pongo el cinturón en lo que el pone en marcha el motor.

- Oye... - dijimos los dos a la misma vez. Reímos.

- Tu primero. - dijo él.

- Es que... Casi no conozco este lugar y quería saber si me puedes dar un Tour por la ciudad.

- Claro! Porque no! Apúntate mi teléfono y me llamas. - dijo entregándome mi celular. Apunte su teléfono y proseguí con la conversación.

- ¿Que me ibas a decir tu?

- Sobre lo que dijiste allá en aquella casa. - me miró un par de segundos para luego volver a voltearse a la carretera. - fue muy valiente de tu parte. Yo a ella no pude decirle ni la mitad de las cosas que le has dicho tu. Es admirable esa característica de ti.

Le sonrió de lado. - Gracias. - eso sí era algo que yo tenía. Era muy directa y realista.

Llegamos a mi nieva casa y ya tenia que bajarme. A punto de bajarme, me voltee y dirigí mi mirada a Seo Yeong.

- Seo Yeong.

- ¿Mm?

- Nuevamente... Gracias.

- Para servirle señorita. - dijo haciendo una reverencia.

Reí. Reí de verdad. Este chico me hizo reír. Que gracioso.

- Nos vemos Seo Yeong.

- Nos vemos Isabel.

Y con eso... Abandoné el auto.

Bueno, tengo un orgullo alto, una buena dignidad... Y un corazón roto.




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