Corpses.

LOS HECHOS.

LOS HECHOS. 

 


Todos estaban presentes en casa de Hunter Lotz, nadie se perdería la fiesta de uno de los chicos más populares del colegio, así como también era uno de los más guapos. 

¿El motivo de la fiesta? Con él nunca existía otra que no fuera simple diversión o placer para algunos; pero algo que siempre pedía era no manchar nada, incluso podían destrozar un poco, pero nada de machas. 

Aquella noche no fue la excepción, la música estaba lo más alto que las bocinas del estéreo lo permitían, había muchos vasos alrededor de la casa, muchos chicos besándose y por supuesto muchos bailando en una improvisada pista en el centro de la sala de estar. 

Hunter estaba en la cocina con sus cinco mejores amigos, quiénes servían continuamente sus vasos distintos destilados. Tenían una plática bastante animada sin llegar a considerar al alcohol como el causante de la conversación o de las risas que surgían. Hubo un repentino silencio, las luces se apagaron, todo se encontraba oscuro y aún así Hunter supo guiarse a tientas hasta toparse con el interruptor de emergencia. Lo encendió y entonces el lugar se llenó nuevamente con la música por un nanosegundo todo parecía normal hasta que después un estruendoso grito llamó la atención de todos los presentes. 

Cuando Hunter se aproximó con sus amigos pisándole los talones, tuvo que abrirse paso mediante empujones para poder ver que era lo que pasaba. Entonces lo vio. El cuerpo inherente de su amiga Hansel en el suelo.

La alfombra brillaba en rojo carmesí, en ese momento sintió que podría unirse a su compañera antes que su madre lo asesinara de una manera más sádica, sin embargo el simple hecho de estar pensando en la alfombra y no en el hecho de que su amiga estaba muerta y que posiblemente su casa fuese una escena del crimen lo hicieron desfallecer. 

Las personas no paraban de gritar, llorar y pedir ayuda; sin embargo nadie era lo suficientemente valiente para acercarse. 

─Quiero que todos me escuchen atentamente─intervinó Ashton, que hasta el momento se había mantenido al margen de la situación.─No quiero que nadie se acerque al cadáver. Que alguien llame a la policía o una ambulancia, lo que sea, solo paren de lloriquear y hagan algo. 

Todos asistieron, secándose las lágrimas con velocidad y haciendo todo lo que el castaño había ordenado. Nadie jamás desobedecia a Ashton.



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En el texto hay: asesinato, amorodio, asesinoenserie

Editado: 01.03.2018

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