CAPITULO 1
Aila Mitchel y Salem Harris habían visto un millón de películas y series juntas que podrían usar como referencia para un momento como este, sin embargo estaban estáticas y no podían hacer mas nada que no fuese contemplar la escena que se montaba en la casa de su amigo, Hunter Lotz, teniendo frente a ellas a su amiga con la mirada completamente muerta.
Las personas caminaban de un lado a otro, algunos haciendo llamadas esperando que alguien en la estación de policía o el hospital contestaran; y otros se encontraban demasiados asustados como para pensar en otra cosa que no fuese salir inmediatamente de ese lugar, estaban ebrios, eran menores de edad y había una chica muerta en la sala. El pánico y la angustia eran palpables en el ambiente en el que todos los presentes se habían sumido.
Por otro lado, Nathan Collins y Ashton Cox, habían tomado las riendas del asunto, gritaban instrucciones de un lado a otro. Mantenían a todos bajo control o al menos lo intentaban dada la situación.
—Esto no puede estar pasando—pronunció Audrey al borde de las lagrimas.
—Lo está haciendo, Audrey. Ahora cállate—dijo Hunter de golpe, sin tacto alguno y recibiendo un golpe de Salem—. ¿Qué?—exclamó—. El cuerpo de Hansel, una de mis mejores amigas, está en MI casa—hizo énfasis en el "mi"—y casualmente está manchando todo—dijo sin pensar lo que decía, haciendo que Nathan parara en seco mientras pasaba por su lado y había escuchado aquellas palabras.
—Eres un estúpido. La alfombra es lo que menos importa. Mira a todos—ordenó y Hunter así lo hizo—. Todos están muertos de pánico porque cuando menos lo esperaron mataron a una de las niñas más dulces de la escuela.
A Nathan le dolía mucho aquello, siempre tuvo una clase de pequeño enamoramiento por la chica que había muerto aquella noche y verla así le dolía más que mil navajas; más aún que su amigo se preocupara más por la alfombra teñida con la sangre de la pelirroja.
—¿Ahora entiendes lo que está pasando?¿la magnitud de todo esto?—preguntó cuando las facciones de Hunter cambiaron a una de terror—. Está muerta, idiota, este lugar está lleno de adolescentes ebrios que no deberían estarlo porque es ilegal y la policía viene en camino. Me da igual que te de más miedo, tu madre, la policía o Hansel muerta, pero creo que debes comenzar a tener prioridades—dijo caminando donde Ashton.
Nathan tenía razón y él y Ashton eran los únicos que hacían algo al respecto.
—¿Y ustedes que esperan?—dijo a las tres chicas—. Ayuden.
—¿Qué se supone que vamos hacer? —exclamó Salem exasperada.— Tú lo acabas de decir, Hansel está muerta, hay más de cien adolescentes ebrios en el interior de esta casa y probablemente uno de ellos sea el maldito asesino, ¿no creen que la única solución sería esperar a los jodidos policías que sí sabrán qué hacer?
—¡Genial! Esperemos a que lleguen ¿Qué jodida explicación podemos darles a los policías sobre cómo es que unos adolescentes consiguieron alcohol? —vociferó al borde del colapsó Hunter.
—Chicos, tienen que calmarse por el amor a Dios —gimoteó Audrey completamente perturbada—. No lograran solucionar nada discutiendo.
Aila por otro lado se había mantenido al margen, habia analizado la situación con profundidad y llegó a una conclusión que les ayudaría.
—Debemos esconder todas las cervezas—tenían mínimo veinte minutos antes de que llegase la policía, ventaja de estar en medio de la nada—. Ahora quiero que cierren el pico y hagan lo que les ordene.
Los chicos se devolvieron hasta ella con incredulidad, el simple hecho de que sacara a relucir su actitud mandona en un momento como ese, los ponía de los nervios porque sabían que cuando ella recurría a demandarles cosas nunca terminaban en una situación favorecedora, pero en aquel momento esa era la única opción que tenían y debían aprovecharla al máximo.
—Quiero que Nathan y Ashton se encarguen de que todos los que están aquí se vean los más sobrios posibles ¿entendido? —ordenó para luego girarse y enfrentar a sus amigos faltantes —Hunter, tú y Audrey van a esconder el alcohol, no me importa dónde pero necesito que lo hagan bien porque como lo encuentren estaremos jodidos.
—Salem, ven conmigo tú y yo pensaremos una historia decente para contarle a la policía.
Las dos chicas salieron de ahí dejando a la inestable chica y a Hunter en la sala de estar.
—Bajemos las cosas al sótano, creo que hay un congelador o con que cubrirlas, solo no rompas nada, ya suficiente se hizo aquí arriba.
—Aila, esto me parece una jodida estupidez. ¿Qué caso tiene tener una historia si solo tú y yo la sabremos? No todos los que están ahí fuera van a apoyar la idea, menos teniendo a un muerto involucrado, salvarán su propio pellejo antes que el de los demás.
Editado: 01.03.2018