Capitulo 16
“Hermanos del alma (Parte uno)”
Después de haber pasado varios meses tras el envenenamiento de su familia, el pequeño Bill tuvo que luchar para sobrevivir….
En un callejón. Kid golpeaba brutalmente a otros niños huérfanos para arrebatarles un pedazo de pan. Los niños de la calle, estaban golpeados e inconscientes por la paliza. Cuando otro huérfano, Carlos, de cuando era niño. Aparece repentinamente, y grita:
-¡¡Deja a mis amigos!!
Con gran velocidad, el extraño chico corre con gran valor para enfrentarse al agresor.
Después de varios minutos. Carlos cae al suelo, golpeado y cansado sin poder dar más pelea. El ganador toma su recompensa: una media rebanada de pan y algunas manzanas. A duras penas, el chico que se le enfrentó, le dice:
-No te lo lleves…en el orfanato no tenemos mucho que comer….si quieres llévate mi parte, pero deja la parte de mis amigos.
En silencio, y con una expresión de seriedad, Bill solo se voltea, y se aleja caminando. A medida de que se alejaba, la voz de una niña le suplica:
-¡Por favor!....No lo hagas.
Al oír la voz que le hablaba, se voltea, y en el otro extremo del callejón, ve a una pequeña huérfana de su misma edad: Ojos verdes como esmeraldas, cabello largo y oscuro, de rostro gentil y piel blanca. Usando ropa vieja y rasgada. Con una voz hermosa, pero firme a la vez, le vuelve a decir:
-Por favor, no…Se ve que también la estas pasando mal, pero si gustas puedes venir con nosotros. Tenemos techo y comida. No es mucho, pero es algo. Es mejor que estar robando.
Al ver los ojos verdosos y brillantes de la chica, la seriedad y frialdad de Castillos se desvanece. Por alguna razón, todos sus pesares desaparecieron. Sin decir nada, y apenado por la belleza de la niña, accede.
Esa misma noche, en una vieja iglesia que apenas se mantenía. Una gran mesa con pocos alimentos y docenas de huérfanos y huérfanas hambrientos, junto a varias monjas, preparaban en conjunto la mesa para su humilde cena.
Billy, con pena, observaba como los niños iban de allá para acá llevando platos, cubiertos y demás. Al cabo de un rato, todo estaba listo, y con entusiasmo la familia se sienta a comer en paz. Sentado en la gran mesa, Kid, observaba a los niños compartiendo lo poco que tenían. A su lado, la pequeña que lo convenció, le dice con una gentil sonrisa:
-Come. Está bien. Todos somos amigos.
-O-okey…
Del otro lado de la mesa. Carlos, miraba con desconfianza al recién llegado. Al sentir una pesada mirada sobre él, voltea, y ve a Bleik que lo mira con seriedad y celos. Con frialdad, Billy gira la mirada, y empieza a comer.
Después de su humilde banquete. Los huérfanos se preparan para dormir. En una gran habitación, con hileras de literas, se acomodan para descansar cada uno en su respectiva cama. Las monjas de la iglesia-orfanato se aseguran de que cada uno esté en donde debe. Una de ellas, al percatarse de que el nuevo miembro de la familia se está recostando en el suelo, se le acerca, y le pregunta:
-Mi niño. ¿Qué haces? Aún tenemos camas libres, duerme en una de ella, querido.
-Pero no e hecho nada para ganarme el puesto….
-No seas tontuelo. Puedes dormir, y si deseas “ganarte el puesto.” Mañana puedes ayudar.
Apenado, el fuerte pero a la vez humilde chico, acepta; al ser tentado en dormir en una cómoda cama después de tanto tiempo de estar en las frías calles.
A la mañana siguiente….
Los pequeños, llenos de energía salen con entusiasmo para poder llevar dinero y comida a su hogar. Kid, al salir, camina pensando como hacer para ayudar en la iglesia, cuando la voz de la niña que lo cautivó, grita su nombre:
-¡Billy!
Al acercársele corriendo, le pregunta entusiasmada:
-¿Qué te parece si vamos a hacer las labores juntos?
Apenado, y ruborizado, le responde:
-E-está bien… por cierto, ¿cómo te llamas?
-Me llamo Ana. Ana Flower.
Carlos, a lo lejos, al percatarse de la cercanía de su amiga, y el chico que le dio una golpiza. Con celos, gira la mirada y se aleja molesto. Pero se detiene, y vuelve a mirar atrás, con un mal presentimiento.
Los dos niños que lo perdieron todo, andaban por el parque vendiendo golosinas, y adornos hechos a mano para poder sobrevivir un día más. Con gran esfuerzo, pasaron todo el día haciendo lo mejor que podían para vender toda la mercancía.
Después de varias horas de trabajo y de voluntad. Los pequeños aprovechaban los últimos rayos de sol, mirando un pequeño lago a mitad del parque que brillaba con la luz del atardecer.
-Oye, Bill. ¿Cómo perdiste a tu familia?
-¿Eh? Yo no he dicho nada de eso… ¿cómo sabes que-?
-Lo noté en tu mirada…la mirada de cuando uno pierde a alguien que quiere.
-…Ellos…murieron envenenados…
-…Lo siento que haya terminado así. Mis padres murieron por culpa de una persona con poderes…..simplemente apareció y dijo: “Estoy aburrido.” Y mató a mis padres, a mis tíos, mis abuelos…a todos…
-Y-yo lamento que eso te haya pasado…a veces la maldad de la gente no tiene motivo ni razón.
Editado: 10.10.2018