Mis manos fluían en las teclas, cada tiempo y cada respiración hacían que dejara de escuchar los gritos provenientes de la habitación continua. La música que era tocada me inducia de nuevo en mi mundo por así llamarlo, hasta que........escuche un golpe fuerte en la pared, mi madre había sido empujada por su novio, sus sollozos eran cada vez mas audibles.
No respondí, solo continué tocando.
Mi primera vez con un piano fue a los siete años, mi padre me había llevado a una demostración de música para que deje de estar en casa encerrado sin mas que hacer que leer, la admiración, el sentimiento fue como estar por primera vez vivo.
Volví a la realidad cuando escuche los gritos de mi madre, ahora la sensación que tenía en mi ser había parado, mi concentración e inspiración se fueron. Luego golpes en la puerta y su voz:
—Cortis, ¿puedo pasar?
Mi padre había muerto hace tres años, y bueno eso para mi madre fue como si su mundo tuviera ya su fin, la depresión había acabado tanto con ella que ni siquiera recordaba a la mujer que me había criado.
—Hijo, por favor—. Su voz se estaba quebrando.
—Vete—susurre.
—Te necesito, necesito dinero.
Suspire.
—No tengo dinero, no pienso darte más.
Gritó desesperada.
Mi madre, drogas, alcohol, eso era lo que la definían.
—¡Espero que te mueras! ¡eres el peor hijo! Jamás debí darte a luz. Me das asco.
—¿Terminaste?
Azotó la puerta furiosa.
Mi madre a la vez que su salud mental había empeorado por lo sucedido, es difícil de creer pero cuando trajo a ese tipo a la casa todo absolutamente todo había sido una mierda cada vez más.
Él es la maldita razón de que mi madre este así y bueno también es el culpable de mi salud mental.
Él inició mis ataques de ansiedad.