-Está bien, pero tenés que ir aprendiendo de a poco; porque no es tan fácil. Este caballo es un poco asustadizo, en especial a las bolsas de nailon, y debes tener cuidado-fueron las palabras de papá.
Así fue, cuando al otro día, al terminar sus tareas en el campo, aproveché para que me enseñara. Salimos de forma muy lenta, porque era imprescindible que el caballo me conociera, así como que yo me familiarizara con él.
Fue un lindo paseíto, un poco lento, pero seguro. Era la primera vez, que anduve a caballo, Con el paso de los días, fui adquiriendo confianza y a las semanas, ya andaba sola. Iba al campo a arriar las vacas, para ayudar a mi padre, así él tenía un trabajo menos para hacer.
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