“D O L O R”
Contuve el humo en mis pulmones sólo por unos segundos, y luego largué todo de un soplido.
Que fácil es fumar y que difícil es dejar de hacerlo.
Me gustaba perderme entre el olor y el humo que flotaba en el techo. Me hacía recordarla, lo fácil de verla y lo difícil de dejarla ir...
Todos los días me levantaba con la boca seca y sin saliva. Lo primero que pensaba era en tomar un sorbo de agua, pero no lo hacía. Me quedaba tendido en la cama, quieto, inmóvil, siendo ahogado por mi propia miseria.
Yo ya no sentía dolor, no... cualquiera que me vea pensaría que soy un cuerpo vacío que se mueve de un lugar a otro, porque es la única cosa que era capaz de hacer.
Es feo que de tanto dolor, ya nada duela. Es como si se hubiera gastado la cerilla de una vela, no hay nada más que prender. Tan sólo debes quedarte ahí, en la oscuridad, en donde nadie te nota.
Cuando el dolor cobra, nos quedamos en deuda de por vida.