La pelea empieza elevando la lona unos cuantos metros, mientras ellos comienzan formando un círculo en reconocimiento de su oponente, se ven como la bestia enjaulada evaluando su presa, solo que no sé quién es quién.
En vez de esperar que él la ataque: Ella atacó, primero amago a dar un golpe con su puño, pero tomo impulso para lanzar una patada voladora con la que le alcanzo las costillas o es lo que casi consigue, sí Lymm no estuviese esperando un movimiento similar, le coge la pierna con ambas manos dando una vuelta para tomar más impulso y la lanza. Todos contenemos el aliento, pensando que será su final y la pelea habrá terminado en cuestión de segundos.
¡OUHC! Como dolió. Probablemente su ego este aún más lastimado que ella.
Para sorpresa de todos, ella rodó y se puso de pie en buen tiempo para evitar caer por el borde de la lona e impulsarse y arremeter. Encajó algunos golpes: Una tijera en el cuello, que no duro mucho, un puño que reboto en la mejilla, causándoles una mueca de dolor a ambos, una fuerte patada en el abdomen, sujeta su brazo, cambia el centro de gravedad y lo obliga a caer en proyección. Lastimosamente Lymm no le da tregua y ataca con todo lo que tiene.
Su cara es una máscara de furia y eso la impulsaba a seguir pese a que es un combate al cual no está acostumbrada. Nuestros entrenamientos no le exigen tanto. Está cansada, lo puedo ver por sus movimientos pesados y trata de aprovechar los tiempos que sé, Lymm le está concediendo, como lo haría con cualquier novato. Esquivan, arremeten, golpean.
Lautaf se impulsa con la intención de golpearlo con su hombro, pero Lymm es más rápido y logra correrse lo suficiente para que ella siga de largo y agarrarla por la cintura, aprovechar su impulso, tirarla de espaldas y acabar con el asalto, sin embargo, Lautaf se planta y no logra derribarla. Dejando a Lymm pegado a su espalda forcejando con ella, tan pronto como logra zafarse él la toma del cuello de su uniforme y la regresa a su anterior posición: caen en la lona.
Lautaf intenta quitárselo de encima, pero entre los forcejeos él le hace una llave a su cuello, ella sede como maniobra de defensa, consigue soltarse y golpearlo. Ambos están agitados y rabiosos, se nota que Lymm quiere dar más, pero se controla.
Agradezco que tenga presente que pelea con un novato.
Todo paso en cuestión de segundos, un momento estaban forcejeando y al siguiente ella esta frente a él y...
<<Hombre eso sí que tuvo que doler. Mierda taf ¿Qué hiciste?>>.
—¡ALTO! —Grita el entrenador.
—¿Estás demente?, ¡qué golpe más bajo! —Chilla Laban en nuestras mentes.
Lymm se toma unos minutos de rodillas con sus manos agarrando lo poco que quede de sus partes intimas, luego de semejante golpe, antes de levantarse y como buen soldado, se ubica donde le dicen. La única señal evidente de su enfado es el rojo escarlata de su rostro.
Aunque mi hermana no se queda atrás. Seguimos fuera de su mente y aun así puedo sentir la tormenta que se desata en ella, aunque su mirada es impasible. No puedo opinar lo mismo de nuestro padre.
—Lymm puedes retírate —Le informa el instructor.
Él intenta replicar, es obvio que se lo piensa mejor y luego de mostrar los respetos necesarios para mi padre y nosotros se retira, detrás de él sale el instructor dejándonos solos.
—Ayuden a su hermana con lo que necesite. —Dice nuestro Adeer en tono serio y Padre con un pequeño movimiento de muñeca deja caer la ilusión del rostro de Lautaf y mierda tiene el labio partido, la nariz gotea sangre y no me quiero imaginar los cardenales que le saldrán por todo el cuerpo.
Ella ni se inmuta, sabe que acaba de arruinarlo y solo espera pacientemente el castigo que se le impondrá. No hay que pensarlo mucho: ella deberá despedirse de su hermosa colección y cualquier actividad que no sea bien vista en una princesa.
—Taf el cuello de la camisa está reventado. —Le dice Laban mientras le ayudamos a sentarse y a limpiarla un poco.
—Sí creo que vio mi marca de nacimiento, por eso quiso terminar antes el asalto, se dio cuenta contra quien peleaba o bueno al menos intuyó que algo no estaba bien.
—¿Segura? Yo no vi ningún cambio en su comportamiento —Comento.
—Créeme, el que siga teniendo dientes, lo reafirma —Se queja— ¿¡Mierda que le dan de comer!?
—Si es así debe estar torturándose, machacado por la princesa de Lunartys. —Suelto una carcajada a la que se unen mis hermanos.
—Lo dice por qué casi le acabas las pelotas —dice Laban entre risas.
—Lo estaba provocando. Cuando vi que disminuía su ataque y solo se defendía, me frustré.
—Recojan sus cosas. —Dice nuestro padre, interrumpiendo nuestras risas y sale sin más.
—¿Puedes caminar princesa rompe pelotas o te alzamos? —Inquiero tratando de serenarme un poco.
Ella solo se limita a seguir a nuestro padre cojeando un poco e intentando que no se note cuanto le duele. Por el rabillo del ojo veo una sombra y al detallar: es Lymm, nos estaba observando y tenía la mirada clavada en Lautaf, me volteo y arqueo una ceja mientras mi sonrisa se ensancha y se vuelve socarrona.
✥※∴※∴※✥
—Lautaf, regresa... Ya no podemos seguir encubriéndote, regresa, vamos, ya no es gracioso.
Escucho las palabras de Landers, pero me cuesta enfocarme, no distingo entre la realidad y los recuerdos de mis hermanos, parpadeo varias veces tratando de aclarar la imagen que tengo frente a mis ojos, igual sigo viendo borroso.
—¿Dónde estamos? —Es lo único que sale y mi vos se escucha pastosa, pesada, como si no la hubiese usado en días.
—En tu habitación, taf, ¿Dónde estás tú?
Escucho sus palabras a lo lejos como un eco. Trato de buscar los hilos de sus pensamientos que me muestren el presente y mostrarles lo que estoy viendo en mi mente.
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Editado: 26.09.2021