Cosmos

Capítulo 5- Amoneth.

Estoy tratando de convencerme de lo contraproducente que sería matar a Skar o al menos dejarla calva, pero sigo sin encontrar los argumentos suficientes, agradezco mentalmente a quien sea que se la llevara lejos de mí un tiempo, en definitiva, nos ahorró problemas.

Luego de ocuparme de unos cuantos pendientes y drenar toda la ira de mi sistema, me siento un poco más tranquila. Al llegar a la concina me alegro de ver a Odde ocuapandose de sus quehaceres diarios. Ella sabrá que darme para distraerme.

—¡Ouch!, así que es cierto.

 —¿De qué hablas? —Fingir demencia, se me da de pena.

— ¡Por favor!, sin subestimar a la empleada de concina, graciiiias. —Arrastra la palabra mientras se pasea de un lado a otro y para su rutina, solo para darme un repaso con su mirada. —Sí es que llevas puesto el traje de JOEN.  Pareces un caído, listo para matar —Suelta una carcajada y eficientemente abre gabinetes, saca lo necesario para darme algo dulce de comer. —Ven asesina a sueldo, caído, cazarrecompensas, el término que prefieras. —Me guiña— Come, engáñate un poco. —Me ofrece el postre con gusto— Está delicioso, no tenemos provisiones para ti, te pasaste en el último asalto a la cocina y debes esperar a que llegue los nuevos pedidos.

Bajo la mirada y entiendo que le causa tanta gracia.

Estoy vestida con mis pantalones ajustados de algún cuero negro y una blusa sin mangas, cuello alto, ceñida al cuerpo, con dos aberturas en los laterales para mostrar un pequeño bordado en mis piernas a juego con mis botas altas. Lo único que me falta son las fundas de mis cuchillos, una chaqueta a juego y estaré lista para atacar.

Suelto una risita por la ironía de mi atuendo.

Una princesa que no sabe “defenderse” intentando intimidar a través de sus ropas. No sé en qué estaba pensando, que había guiado a la tela a hacer ese diseño. Olvide por completo que esta hermosa y única creación de Joen Pabel para mi madre y para mí, podíamos crear cualquier atuendo partiendo de un vestido liso y sencillo.

Solo teníamos que imaginarlo y la tela se ajustaba a nuestro antojo y conociendo a Pabel y sus excentricidades probablemente era resistente a cualquier cosa.

—¿Dónde está Cross? —Pregunto deseando no saber la respuesta.

—Aquí, señorita ¿en qué le puedo servir? —Dice el aludido y yo me encojo, queriendo desaparecer.

 Fuerzo una sonrisa de oreja a oreja. Antes de verlo.

—Princesa no haga eso. Da miedo— me susurra Odde.

Abro la boca para decir algo, pero que puedo decir, ¿lo siento?, no lo siento.

¿Está mal querer humillar a Skar como ella me humillo?, pues tal vez, pero en este momento poco me importa y ahí está el problema.

Parece que Cross se da cuenta de que acabo de entender, que me iba a comportar como una niña berrinchuda en vez de la princesa soy.

—Le ayudaré. —Resaponde con simpleza —Sus padres están en una reunión con la reina Shaula y la princesa Skar. Asier y Slin solicitaron salir con sus hermanos, tiene tiempo suficiente de cambiarse y reincorporarse a cualquiera de las reuniones.

Termine mi porción de Engaño y me levante sin decir nada.

Me fui hacia mi cuarto, porque sabía que lo mejor era dejar este atuendo, que le iba a gritar en la cara <<YO SOY LA QUE TIENE EL PODER DEL UNIVERSO, TU ERES UNA SIERVA A MIS PIES>> y esa no es la clase de soberana que espero ser.

Así no porte la corona , pues esta va destinada a mi hermano, siempre seré su superior. La princesa a la cual debe hincarse cada vez que la ve.

Así, evite que lo hagan en privado.

Debo manejar esto de la mejor manera, si llego así vestida decepcionaré a mis padres.

—Hola.

Volteo hacia donde proviene aquella voz y se me hace un nudo en el estómago. Me encuentro con un Gaerl que no va ataviado con sus típicas túnicas largas y sin forma, sino que lleva pantalones de entrenamiento y una camisa a juego. Creo que nunca me acostumbraré a verlo con ropa que acentué su cuerpo delgado poco musculoso y definido.

—Hola —Respondo cohibida. Pensando en si será muy obvio que le di una repasadita a su cuerpo así vestido o logre disimular.

 Ver no le hace daño a nadie.

 —¿Vas alguna parte en especial? ¿Había alguna actividad de la que no me informé?. —Me dice como si de verdad le estuviera preocupando ser despistado. Y no, porque no comprende el por qué voy vestida así o quiera ser un entrometido.

—No. Bueno. Sí, pero no... Ahs, hay una actividad… Hay invitados.

¿Que es este vomito verbal? 

— Y … ¿Los quieres intimidar? —Cuestiona confuso— Por qué haces un gran trabajo así vestida.

Puedo ver cuanta gracia le cuasa. La version de "La princesa" ante sus ojos, choca por completo con esta vestimenta.

—Yo… Solo estaba intentando algo nuevo, pero descubrí que no es mi estilo.

Me repito una y otra vez, soy una princesa “amable, delicada, justa, serena, prudente”   Y si deseo arreglar una situación. El diálogo siempre será mi modus operandi o cuál cualquier otro método que no conlleve violencia.

—Sin duda eso no va contigo. La violencia y los seres de luz como tú, no pueden combinarse, ni aunque lo intenten ¿Te apetece dar un paseo?, tengo algo que te gustara.

—Me encantaría. —Doy un paso hacia él y él da un paso instintivamente hacia atrás. —Me cambio y vamos.

Él automáticamente da dos pasos más hacia atrás. Saliendo del rango de energía del traje. Si decidiera hacer la demostración del cambio de atuendo frente alguien, esa persona debe estar una distancia prudente para evitar algún roce con la energía que este emite, y ser quemado o a menor estancia, lastimado.

El mejor atractivo de este atuendo o cualquiera que cree esta tela es que no nos pueden tocar sin nuestro consentimiento o la represalia será algo que lamentar.

Amo a Joen.

 —No. No. —Se me escapa una risita tonta. —Debo ir a mi habitación.




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