Ashlymm.
Cuando voy llegando al área de los jardines paso por el lado de uno de los invernaderos que fue atacado. Veo como Vetan está ayudando a Neekc-my a levantar un poco los escombros buscando algo. Iba a ir hacia ellos cuando un quejido llamo mi atención.
De la entrada más lejana de los jardines viene un niño corriendo su ropa está hecha jirones probablemente logro escapar de las explosiones y huyo asustado hacia los jardines. Lo que me aterra es la cantidad de sangre que trae encima. Al verme cambia su dirección y corre hacia mí.
Empieza hablar como un loco y no le entiendo nada. Solo logro comprender las palabras herida y muerta. Eso me deja congelado por unos segundos.
No hay manera que sea lo que estoy pensando.
—Cálmate, ¿Dónde está? —Espeto
En el instante en que llego se me hiela la sangre y se me para el corazón. Hay sobras de comida sobre una manta y un desastre a su alrededor, los signos de lucha son cada vez más visibles. Sigo el rastro y el niño pasa por mi lado corriendo, voy hacia él con Osleiym que se unió en el camino al verme alterado.
Lo que vemos nos detuvo en seco, estoy seguro de que mi corazón no fue el único que quedó paralizado en este momento.
Ahi estaba ella. Siendo la mejor y la peor versión de si misma.
El niño estaba junto a ella sentados cerca del estanque. Su rostro está tan maltratado y lleno de sangre, que no se distinguen sus facciones. Ella con sus manos temblorosas, intenta cubrirse y mantener las piezas de su vestido unidas.
Su vestido... Su vestido está destrozado por completo. Me acero sin decir una palabra y la ayudo a incorporarse. Me quito el abrigo y mientras le ayudo a colocárselo este se abre en frente y puedo ver la herida que mas resalta en su pecho. Si la vista y el shock de verla así me permite racionalizar un poco. Juro que la herida, tiene la forma de un mordisco y su piel ennegrecida.
Ella parece no estar al tanto de ello o de nada. Tiene la vista nublada. Es la primera vez que agradezco, su facilidad de huir de la realidad.
—No puede caminar —Suelta el niño acabando con el silencio sepulcral que nos rodeaba.
—Gracias, ¿Niño cómo te llamas? —Se acerca Osleiym al niño.
Yo alzo con delicadeza a la princesa y Osleiym me hace señas. Él se encargara de que el niño no vea lo que voy a hacer. Aunque ellos no saben por completo mi verdad. Él, Rá y Dragosh saben que soy mucho más rápido que cualquiera aquí. Por Lautaf no me preocupo. Dudo que se dé cuenta de lo que está sucediendo de momento a su alrededor. La acuno con más fuerza en mi pecho, antes de correr con ella hacia la fortaleza.
Un gruñido de frustración escapa de mí. No entiendo como esto, le paso a ella.
¿Dónde mierda estaban los centinelas de esta zona?; ¿Por qué mierdas yo no Salí en su busca apenas creí que había algo mal?
Quiero llevarla lejos de los ojos curiosos, pero sé que Osleiym no me lo permitiría, y lo último que ella necesita es que me ponga a discutir con él. Aprovecho la soledad de los jardines y corro con ella hacia el que colinda con su habitación. No quiero dejar que nadie la vea así.
Se ve tan pequeña, tan frágil entre mis brazos. Es una muñeca rota, y eso casi me destroza. Ella que es siempre la imagen de la alegría, va rota en mi pecho.
Maldito sea el que quiso apagar la llama abrazadora que es ella.
Corro las cortinas que cubren su cama y la acuesto con delicadeza. Una parte de mí quiere salir e ir a acabar con cualquier cosa para liberar un poco de la ira, que me consume en estos momentos. Siento que mi saliva es un veneno y en cualquier momento acabara conmigo. La otra no se quiere despegar de su lado. Me siento culpable. Tal vez pude haber evitado esto. Quizá si hubiese ido tras ella desde el primer momento, la historia seria otra, estoy seguro de ello. Esta mierda es mi culpa.
El galeno entra junto con sus hermanos y estos al ver el estado de su hermana, acortan el paso del séquito que venía con el galeno.
—Príncipe, ellos son la ayuda que...
—No necesita nada más de lo que tiene aquí. ¿Quieres un par de manos extras? Perfecto tienes las mías y las de mi hermano —Lo corta Landers.
—Ashlymm retírate —Dictamina Laban.
No me pienso salir de aquí. Solo doy media vuelta y me dirijo al balcón. Es todo el puto espacio que pienso darles. Si tienen algo que objetar, bien que pudo descargar mi ira con ellos. El galeno ya está, para lo que me importa el resto.
—Onwiss ¿hay señales de Shabdiz? —Cuestiona Laban a mi lado usando ese estúpido apodo. Como si yo tuviera algún parecido con la bestia gigante, torpe y peluda, que es el Onwiss.
—Acaso lo ves por algún lado —Me enferma que en momentos así, pregunte lo obvio. —¿Cuál es el diagnóstico?
—Nada alentador. —Suspira— Necesita varias suturas, tiene unas costillas rotas y está revisando que más hay afectado internamente. Su rostro es otra historia, labio, ceja y pómulo partidos y el pie izquierdo tiene un esguince de tercer grado.
El horror se debe filtrar en mi rostro, porque él se acerca y habla en un tono más bajo. Sin dejar de estar mirando hacia atrás.
—Lo peor no es la toxina que no logramos identificar. La herida que tiene en el pecho, se niega a cerrar por cualquier medio ...
Un toque en la puerta nos interrumpe y el galeno deja de examinarla por un momento para cubrirla nuevamente y permitir que se abra la puerta. El Rey pasa junto con el niño que estaba con ella. Pide hablar con el galeno mientras que el niño ya cambiado a mejores ropas, se ubica nuevamente al lado de Lautaf como si se tratara de un guardián.
—¿Tú eres? —Le pregunta Landers.
—Soy Bastean —Se limita a responder sin siquiera mirarlo.
—¿Estás aquí, para? —Inquiere Laban divirtiéndose a costa del mocoso.
—Cuidar de la Princesa —Responde Solemne.
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Editado: 26.09.2021