Caigo al suelo por el golpe que me acaba de propinar mi hermano. Desde que me trajo aquí me ha estado enseñando sobre combate cuerpo a cuerpo más avanzado del que te dan en la Guardería. A veces logró defenderme, pero casi siempre termino en el suelo comiendo polvo.
-No tengo todo el día- dice subiendo las mangas de su camisa mientras mira al cielo.
Me paro del suelo algo fastidiada por no poder darle ni un golpe, me acerco hasta él. Gancho derecho, fallido. Gancho izquierdo, fallido. Golpe en el abdomen, fallido. Puede esquivar todos mis golpes. Veo como su brazo izquierdo va a impactar con mi cara, por poco y logré bloquearlo pero recibí un golpe fuerte en el abdomen.
-No bajes la guardia- dice sin siquiera mirarme.
Ya está, me harté. Me abalanzo sobre el haciéndonos caer al suelo. Intento golpear su rostro pero él logra moverse del camino. Me toma de las muñecas he usa mi peso a su favor tirandome en el suelo mientras se sube encima de mi.
-Eso no estuvo mal- dice mirándome a los ojos, mi respiración esta descontrolada por el combate.
Suelta mis muñecas y se pone de pies mientras da la media vuelta y rápidamente imito su acción. Se acabo, tengo que darle mínimo un solo golpe.
-Hermanito- digo con voz inocente, él da media vuelta para verme y en ese mismo instante golpeó su abdomen con toda mi fuerza- no bajes la guardia- él empieza a reír y no entiendo su acción, se supone que no debería tener aire. Miro a mi puño y resulta que él lo sostiene con su mano, nunca llegó a impactar su abdomen.
-Buen intento... pero no es suficiente- con una mano me toma de la muñeca mientras que con la otra toma la parte inferior de mi brazo. Da la vuelta poniendo mi antebrazo sobre su hombro. Acto seguido me impulsa por sobre y delante de él tirandome al suelo.
Quedo boca arriba mirando la sorisa de superioridad que acaba de formarse en sus labios. Maldito él.
Siempre he admirado la forma de ser de mi hermano, es tan perfecto que a veces hasta da miedo. Siempre tiene ese aire de ser mayor que tú pero sin hacer que te sientas discriminado o menos que él. Sí, así es Christopher.
Me levanto del suelo con las alas muy dolidas, el haber caído sobre ellas no ayuda en nada. Sacudo el polvo de mi ropa, o mejor dicho ropa que robe de mi hermano. Chris me ha comprado unos dos vestidos pero están muy raros, los uso de vez en cuando pero el sentido de moda de mi hermano es un asco.
-Creo que me rompiste un ala- digo mientras me las reviso con sumo detalle.
-¿A sí? Pues al menos eso me hace saber que puedes sentir dolor.- me siento con delicadeza en el césped.
-Oye, no soy de hierro, por supuesto que siento dolor- digo algo exaltada.
-Pues no parece que sientas nada en esa zona, no mueves ni una pluma hermanita.- dice en forma de regaño.
-Es que no se como, y eso lo sabes. Lo sabias incluso antes de irte.- digo encogiendome de hombros y con voz de niña.
Él respira con pesadez, parece cansado, aunque duerme más que yo. A decir verdad casi no duermo de noche, no importa lo comoda que este no me siento lo suficientemente tranquila como para dormir.
-Hermanita- dice mientras se pone de cuclillas- sabes como hacerlo, ya lo haz hecho antes.
-Si, pero esa ocasión fue...- Me detengo ante el hecho de que no le habia contado sobre Meize a mi hermano- espera ¿como sabes que he volado antes?
El mira algun punto en el suelo, luego de unos largos minutos de silencio se pone de pie. Parece afligido, como si algo le molestará.
-Cuando eramos niños solias hacerlo- dice en un tono áspero y sin mirarme. Su rostro parece oscurecido. Parece otra persona.
Me pongo de pies mientras doy unos pasos en su dirección, intento tocar su rostro pero él da media vuelta y entra a la casa.
No entiendo que le pasa a mi hermano. ¿por qué se puso tan frío de repente? ¿Acaso hice algo mal?
Camino hasta un árbol que hay cerca de la casa y me siento a su sombra.
Luego de unos minutos veo como Ksur llega a la casa, al parecer estaba en el pueblo comprando provisiones.
Antes de entrar a la casa que quita la capucha que tenia puesta y deja caer un fuerte suspiro, coloca suavemente las bolsas en la entrada y camina hasta mi posición. Ksur y yo hemos cruzado pocas palabras en mi corta estancia en éste lugar. A paso lento se acerca hasta mi y me sienta a un costado. Es raro verle haciendo eso casi siempre soy yo quien intenta hablarle.
-Entonces ¿todo mal entre hermanos?- pregunta con una voz muy ronca. Él me asusta, parece saberlo todo siempre.
-Pues no lo sé- digo mirando su cara. Es atractivo, su color de piel es mas claro que el mío, pero no por eso deja de ser moreno, sus ojos grises y su pelo negro le dan un toque cautivador.
-Tienes que entender que él tiene sus propios problemas. Se culpa de muchas cosas, sobre todo de no ser un buen hermano.
-Pero él siempre me ha ayudado y si se refiere a cuando nos dejó no fue su culpa- digo justificando a mi hermano. Él sonríe como la perfección misma lo haría, mostrando sus hermosos dientes y soltando una leve carcajada.
-No me refiero a eso- dice mientras se pone de pie y me extiende la mano.
La acepto mientras también me pongo de pie. Él me observa detalladamente. Por un momento parecía querer hacer algo pero luego sólo me sonrió y se marchó, dejándome sola con sus palabras en mi cabeza. ¿a qué se refiere?