La casa del perro bingo, era una imitación de una casa humana, cuando bingo era dueño del vertedero, mando hacerla justamente igual al sueño de un humano.
Toda de madera, candelabros de vidrio e incluso chimenea, la forma en la que estaban puestos los muebles, hacía que los cuatro amigos pudieran verse a la cara con solo una mesa entre ellos.
-Bueno bingo, ¿Qué paso?- pregunto gato café rompiendo el silencio –creí que jamás trabajarías para nadie, ¿por qué trabajas para los cuervos?-.
El cazador y águila, miraron atentos esperando la respuesta.
Bingo, con la vista en el piso dijo: -tenía que proteger el barrio de la media luna y como no se pelear, se me ocurrió que podía minimizar el daño de los cuervos hacia los habitantes del barrio, que ahora no tiene nombre- el cazador agrego diciendo: -me consta que ha salvado muchas vidas- el perro bingo sin levantar la vista, apretó su poderosa mandíbula y de pronto hablo: -¿Por qué dejaron el barrio de la media luna en ese estado?, no quiero juzgarlos, ¿pero por qué lo hicieron?- dijo bingo con las lágrimas a punto de salir de sus ojos, gato miro al cazador y no respondió, el cazador se quitó el sombrero, la cara de asco de águila no se hizo esperar.
-bingo- dijo el humano, cuyo rostro tenía una cicatriz en la frente, -gato y yo somos fuertes, pero no viviremos para siempre, si los felinos del barrio de la media luna no se defienden solos, siempre serán oprimidos, el opresor solo cambiara de nombre- y señalando a gato café continuo: -este miserable fue el que destruyo todo el barrio, nunca importo si tenía razón o no, si fue por un bien o no, lo repudiaron de todas formas y por eso yo lo convertí en lo que es ahora-.
-por favor- dijo gato café levantando sus garras, -no hablemos de eso, no quiero recordar- y guardo silencio, águila se preguntó de que estarían hablando, pues todos estaban muy tristes.
-bueno- dijo águila -¿y qué vamos a hacer?- bingo, el cazador y gato café la voltearon a ver, como si despertaran de un sueño, bingo dijo: -es fácil olvidarse de ella, ¿verdad?- a águila eso ya le empezaba a molestar.
-es cierto- dijo gato café –bingo, ¿tú sabes que es lo que quieren los cuervos?-, -no- respondió el –pero los escuche hablar algo sobre una frontera de nuestro mundo, no estoy seguro de lo que quieren, lo que único que me queda claro es que quieren que los sigan, lo que sea que quieran, tiene que ver con un búho que llevan siempre con ellos, ¿alguno de ustedes lo conoce?- , -¿viste a búho?- pregunto águila levantándose de su sillón, -¿Cómo está?-, -vivo hasta donde sé- contesto bingo, -es una idea arriesgada, pero creo que solo pueden ir más allá de la niebla y ver qué pasa-.
Después de un rato de incomodo silencio, el cazador pregunto: -¿aun tienes lo que te dimos a guardar?- el cazador tenía sus brazos cruzados y una mirada extraña.
-sí, siguen en mi sótano- respondió bingo tristemente.
-¡¿miau?!- dijo de pronto gato a manera de pregunta, -¿nos vamos a poner serios?-, -sí, gato café, esta quizás sea nuestra última fiesta- le contesto el cazador, -nos iremos en el río sin regreso de la vida-