Es preciso decir hasta qué punto la balanza de la vida es justa, en un principio gato-café, que comía cuando podía (pues tenía la capacidad de soportar todo menos el hambre) creyó que esta balanza se encontraba descompuesta.
Solo ya siendo un adulto entendió que no se obtiene nada de la vida si no se da algo primero y el dio su dolor, aunque sentía que solo había obtenido lo mismo.
Gato, era un felino fuerte e inteligente para su edad, pero no conseguía que nadie le diera un trabajo, primero por su edad y segundo por su falta de educación formal.
Por esta razón, el felino se había convertido en un vagabundo que caminaba por las perfectas calles del barrio de la media luna desarrapado y tocándose el estómago con la esperanza de que así dejara de pedirle comida, veía a los otros felinos caminando por las banquetas sonriendo y mirándole con desprecio, los ojos del gato respondían con una mirada de odio.
De pronto, en una esquina vio a una mujer extraña, vestida de verde que jugaba con las monedas lágrimas de su mano derecha, hablaba con un gato ricamente vestido, que llevaba bastón y sombrero de copa, gato café se agazapo y estiro su cola, saltando estiro su cuerpo hacía las monedas atrapándolas en el aire cuando la mujer de verde las hacia elevarse levemente en su mano, la mujer llena de escamas (que no era otra más que la bruja-serpiente) se extrañó al no sentir la cercanía del felino, el gato no quería lastimarla, al pasar el ágil animal por el lado derecho de su cara la bruja entendió que no se trataba de un felino común.
El hambriento gato-café con las monedas en sus garras se paró en dos patas y salto lo más alto que pudo hacia el techo de una construcción en la esquina de la calle, la bruja-serpiente por su parte (que hablaba con el rico comerciante llamado gato de aguas) se disculpó y estirando su brazo derecho, se agarró del techo de la misma construcción y subió justo en el momento en el que gato café algo atontado, siempre le impresionaba la vista aunque la hubiera observado ya muchas veces, saltaba al tejado de su derecha, que era el más cercano que tenía.
-¡hey espera!- gritó la bruja-serpiente, -necesito preguntarte algo-, gato-café, solo volteo un momento mientras seguía saltando y burlón respondió: -¡alcánzame!-
El felino sonreía confiado, pues era un experto en ese tipo de robos, nadie en la media luna podía igualar su velocidad y ya lo había probado muchas veces, pensando en esto, saltaba entre los tejados desnivelados siendo un espíritu del barrio de la media luna, viendo la mañana llena de brisa del mar de sal, la bruja-serpiente lo alcanzo muy rápido pues ella podía volar, así que solo flotó entre los tejados y saliendo de pronto por el lado izquierdo del gato le pregunto: -¿Cuál es tu nombre?-
-¡cielos!- grito gato café y perdió su equilibrio, yendo a caer de pie en la empedrada calle frente a un terreno baldío, miro a la bruja –serpiente flotando en el tejado, sus escama brillaban ante la luz del sol, el gato deslumbrado, pues el sol se encontraba en el este, arrojo las monedas y corrió lo más rápido que pudo, era como ver un relámpago café correr, la bruja tomó las monedas en su mano izquierda y con una leve sonrisa siguió a gato-café, sin bajarse de los tejados.
-¡detente!- gritaba la bruja tranquila al gato-café, iban hacia el sur, el felino solo le gritaba:-¡ya te di tu dinero!, ¡¿Qué más quieres?!- le parecía increíble que alguien pudiera ir a la misma velocidad que él y más una señora madura como ella (aunque no fea, pensó el gato)
Al gritar, el felino volteo de nuevo a la izquierda y ya no vio a la mujer, comenzó a bajar la velocidad mientras miraba a todas partes buscándola, parando de pronto, se preguntó si no sería un fantasma, encogiéndose de hombros caminó tranquilo pensando que ya no iba a comer esa noche, -¡maldita mujer!- se dijo -¿Quién sería?-
Al dar la vuelta en una esquina, gato fue empujado a la pared y sostenido de los hombros a casi un metro del suelo por la mujer, la bruja, muy molesta le pregunto a gato: -¡¿Cuál es tu maldito nombre?!-
-¿si te contesto me dejaras en paz?- pregunto gato café.
-solo si me contestas mal- dijo la bruja.
A pesar de no haber entendido, gato respondió molesto:
-mi nombre es gato-café-
-¿eso es todo?, ¿Dónde están tus padres?-pregunto la bruja sorprendida.
-soy huérfano, mis padres están muertos- respondió el felino viendo a los ojos verdes de la bruja.
-está bien, vete- dijo la bruja serpiente soltándolo mientras pensaba, -“este no es más que otro pobre desgraciado”- al bajar la vista decepcionada, vio una fotografía en el piso, la levantó lentamente con cara de sorpresa y la observó un largo rato, de pronto, le grito a gato-café que ya se había alejado un poco:
-¡hey! ¡¿Esto es tuyo?!- y le mostro la fotografía levantándola para que pudiera verla.
-¡ha! Gracias- respondió gato café mientras se acercaba corriendo.
-¿tu madre es… perdón, fue gata de perla?- le pregunto la bruja.
-si- creo que así se llamaba, respondió gato sorprendido -¿la conocías?- y se acercó para tomar la foto de la mano de la bruja.
-ella fue mi única aprendiz y será la última si no aceptas venir conmigo, soy la bruja-serpiente y te he estado buscando- respondió la bruja en tono maternal.
Gato-café mostro sus colmillos y erizo el cabello de su espalda -!nunca obedeceré a una bruja¡- gritó y saltó al tejado más cercano.
-¡hey, gato!- dijo la bruja después de un rato -¿no quieres comer algo? Vamos a mi tienda, si no te convence lo que te diré, te vas y ya está, ¿te parece bien?- grito la bruja un poco fuerte usando sus palmas como altavoz.
Después de un corto silencio, apareció la redonda cara de gato-café desde la orilla de un tejado preguntando con cara de hambre:-¿tienes ratones?-
-Si mi niño, si los tengo, baja, ven aquí- dijo la bruja sonriendo cariñosa, gato-café bajó de un salto y dejó que la bruja lo guiara al mercado, no tenía idea de lo que ahí iba a recibir.