Crónica de un amor delirante

Día 4

Los mensajes se hicieron plática, las palabras en voces y cada vez eran más interesantes los temas que nos atrapaban, al principio esporádicamente pero luego con más frecuencia hasta encontrarnos prendidos a la comunicación hasta altas horas de la noche saltando entre los rubros que nos unían en una afinidad más amplia de la que había supuesto, que excedía con creces el medio por el que nos habíamos conocidos. Nunca había encontrado a alguien por la que sintiera conmigo una analogía tan delgada a través de libros y películas, pero más aun cautivante su gusto por la música que en mí hace predilección, glorias de épocas pasadas y que de la señal colmados de un romanticismo al presente extinto, canciones que pasaban de un lado al otro como una enérgica pelota de ping pong desde la distancia asidas a los contactos pero de pronto tan cercana como la dactilar presión sobre un botón que convertía el espacio en una irrealidad y mientras los armónicos ritmos derrochaban mieles desde el parlante de aquel vulgar aparato, tan a mi lado la sentía como para extender la mano y acariciar su áurea cabellera.

¿Qué clase de canciones? Seguramente las recordarán aunque no esperes encontrarlas entre la mediocridad de las modas actuales, tan repulsivas y mezquinas con que se humilla al buen arte de la poesía, también compartíamos este desprecio a la deformidad de ascendentes tan virtuosos lavando el cerebro de los jóvenes con basura mal etiquetada y empapadas estrofas que solo demuestran una severa decadencia con que pegan en el inocente intelecto de reducidos juicios que fomentan cual peste la perversión. Siempre renegué de la tendencia consumista que hace a la moda un enjambre de moscas alimentándose de un basurero que nomás pone en evidencia un precario vestigio de inteligencia con que se pavonean en calles y esquinas celebrando ser nivelados con la peor de las directrices y aunque solo me hiciera sentir no rechacé el título de cruzado a una modernidad desagradable y falta de criterio.

Más con Juli éramos dos frente a la avalancha que se atropellaba en descenso donde la popularidad les atraía hacia la humillación y nosotros ahí acusándolos de venderse a las masas que rodeaban a los ídolos pregoneros de la indecencia, nos reíamos de ellos y los desafiábamos con la calidad de nuestro excéntrico gusto y tarareando a través del teléfono joyas ajenas al paso del tiempo, le extasiaban las bellas notas y me derretía oírla reconocerlas, me apasionaba su entusiasmo y ya no estuve solo resistiendo al mundo desde un rincón apartado. Este soy yo no me importa que se burlen porque allí está ella para compartir la pasión que antes me aislaba. Ahora podía cantar con ella y sabía que nuestros corazones latían al mismo tiempo. Nada me hacía más feliz.

Dejemos en el secreto los detalles que desde ahí se rescatan pues no quiero quebrarme frente a un recuerdo que como tal solo cuento en este encierro, para las horas oscuras me reservo tales detalles y al instante en que la casualidad acerca aquella música a mis oídos saturados de infamia, hasta mi mente llega para despertar aquellos intercambios en los que me sentía tan dichoso, tan completo, y su voz endulzada de pasado se vuelve un nuevo instrumento en las composiciones que las hacen para mí la pieza maestra que nadie más oirá jamás. Mas tantas cosas además traen hasta mí su nombre como ingredientes de un compuesto milagroso que cada día aligeraba las penas, con solo un minuto del tratamiento de su agradable carisma el día se volvía una experiencia llena de nuevos descubrimientos alcanzados en la risa de los locos, era un objetivo sobrevivir para llegar a la noche y conversar con ella otra vez, la ansiedad por mandarle ese mensaje y la alegría de recibir el suyo desde el que se derivaba en los variados delirios que tanto me estimulaban y me inyectaban una paz repelente de todas las contrariedades en el contacto con sus embriagantes facetas que la hacían una fuente insondable de inspiración.

Después de diez años escribiendo, de entregarme a la creación de lúgubres historias donde a mí mismo me desgranaba, por necesidad nacida esta vocación aventurera, la válvula de escape por donde liberar el peso comprimido de tantas decepciones y fracasos, tantos malos momentos que cimentaban al ser deforme en que me había convertido, cosas que a nadie más podía contar y que por acumulación se hacían una mezcla volátil y peligrosa. Viejas heridas sin sanar cuya sangre empapaba la pluma de mis ficciones que no eran sino ignoradas cartas liberadas al viento o abandonadas en el anaquel del olvido; pero a sus manos hubieron de llegar y conmoverla al ser mis sombras similares a las de ella, le fue de interés mi trabajo cuando la indiferencia lo hacía palabras para un ciego, sonidos a un sordo y un pedido desesperado de ayuda que nadie era capaz de percibir. ¿Pueden entender lo que significó para mí ser parte de su tiempo, haber encontrado por fin al detestable aliento de un esfuerzo revalido por un aprecio siempre esquivo? ¿Pueden imaginar la renovada fuerza con que retomé las riendas de un proyecto a punto de desvanecerse ante el desconsuelo del desapego?

Valió para mí el clamor de mil lectores la calidez de su presencia y ya no estaba escribiendo sobre un cristal escurridizo creando mundos en el humo atrapado en la impaciente fugacidad del viento y el arresto antes estéril se volvió implacable pues ahora lo hacía para ella, por ella; la recompensa era escuchar cada noche su voz comentando mis líneas y con prisa ansiando conocer el final de tanto entramado, sin saber se volvió ella misma la pieza fundamental de mi diario empeño cuan si respondiera a un editor exigente y cuya calidad de mi estilo fue el fruto de mi intención por sorprenderla y cosechar sus mejores calificaciones que el día siguiente harían el motor de un empuje redoblado. Era una especie de simbiosis, ¿Saben? Y el resultado me hacía tan feliz como nunca había sido. ¿Cómo iba a evitar enamorarme de ella? ¿Cómo hacerlo si se había vuelto tan vital como mi propio corazón?



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En el texto hay: tragedia, amor, suspenso

Editado: 20.12.2020

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