Capítulo 10. Bibliotecaria

Los pasillos se veían más largos cada vez que la mujer afrodescendiente corría. -¡Auxilio!-  Grita ella asustada, conmocionada hasta ver una linterna, corre hacia ella en donde se encuentra con la enfermera, el compañero del alguacil y el hijo del alguacil. -¡Por favor ayúdenme! Necesito llegar al convento lo más rápido posible.- Dice desesperada. -Es por allá.- Señala la enfermera, y la mujer se va. -El pueblo está enloqueciendo...- Dice el hijo del alguacil, mientras el compañero del alguacil se fija en una luz que proviene de un pequeño espacio entre las paredes. -Vean, es un pasadizo.- Los tres lo empujan con fuerza hasta que se abre, dejándolos entrar a una biblioteca; al entrar escuchan un arma.

-¿Quiénes son ustedes?- Pregunta una anciana apuntándoles con una escopeta, los tres la ven asustados mientras ella los observa reconociéndolos, deja la escopeta a un lado. -Amelia Baldwin, la hija de Olivia y WIlliam, criada por la madre superiora del convento de Autumnsheet.- Dice la anciana bibliotecaria caminando hacia ellos, la enfermera le mira asustada. -¿Cómo sabes mi nombre? ¿Quién es Olivia y William?- La anciana bibliotecaria mira al compañero del alguacil. -Stanly Bembow, el compañero del alguacil Herbert Sorel y el hijo del alguacil, Vilfredo Sorel.

-¿Cómo sabes nuestros nombres?- Pregunta VIlfredo, el hijo del alguacil. -Esas no son las preguntas que deberían hacer. Cuando tenía 10 años mi padre se obsesionó con una comunidad, la luna naranja. Comenzó a hacer investigaciones y un noche mi madre preparaba la cena, mi padre llego emocionado, no dejaba de decir que encontró algo sobre la otra comunidad, Los autumnsheanos de la noche, unos minutos después varios hombres entraron a casa y asesinaron a mis padres, antes de que el muriera me dio una dirección. No tenía más familia, así que huí mientras los asesinaban y  fui a esa dirección, era una obra en construcción, el primer piso estaba terminado y el segundo lo estaban iniciando, cuando llegue una monja estaba en el pórtico. Camine hacia ella, me conocía y le conté lo ocurrido.

-No entiendo que tiene que ver con nosotros.- Dice Herbert, el compañero del alguacil. -Claire Sorel. Madre del alguacil y tu abuela VIlfredo.- El hijo del alguacil, Vilfredo la mira asustado. -¿Qué? Mi padre nunca la menciono. - Ella se acerca a él y sacando dos relicarios, ella abre uno donde se ve al alguacil y a su mujer con su hijo Vilfredo en su lado izquierdo, y en el derecho a ella con su esposo y su hijo, él toma el relicario asombrado. -¿Qué hay en el otro relicario?- Pregunta la enfermera, Amelia. La anciana bibliotecaria lo abre dejando ver al alguacil con su mujer y al compañero del alguacil de unos 3 años en sus brazos en su lado izquierdo y en el lado derecho una mujer blanca de cabello oscuro en embarazo con su marido de traje. -Ese eres tu... ellos son tus padres biológicos.-  El compañero del alguacil mira al hijo del alguacil sin entender que sucede.

-No... No entiendo que pasa, ¿Quiénes son ellos? No recuerdo haber vivido con tus padres, con el alguacil.- Dice el compañero del alguacil confundido, nervioso y abrumado. -Cuando naciste los autumnsheanos de la noche buscaban a tu madre, y a ti.-  Los tres la miran mientras ella los lleva por los pasillos de estantes llenos de libros. -Verán, los autumnsheanos de la noche han intentado realizar un sacrificio, el de un bebé. Hemos intentado averiguar los motivos por los cuales quieren hacerlo. La noche en que naciste el padre del alguacil decidió entregarte a ti a su hijo y a una enfermera, se les desposo de sus recuerdos y se les dio una vida nueva como esposos, pasaron cinco años cuando tu padre biológico apareció y te llevó. La esposa del alguacil y el alguacil fueron desposados de sus recuerdos una vez más, ella estaba en embarazo así que lo que perdieron se les fue entregado de nuevo. Tú también naciste esa noche. 

Vilfredo, el hijo del alguacil continúa detallando los relicarios reconociendo al padre biológico de Herbert, el compañero del alguacil. -Se quién es este hombre, fue quien le disparo al oficial en el convento.- Dice el hijo del alguacil haciendo que el compañero del alguacil se encuentre sin palabras e inmediatamente la enfermera observa el relicario confirmándolo. -Sí. Fue el hombre que me golpeo y se llevó el bebé.- El compañero del alguacil camina hasta una silla donde los mira intentando pensar, la anciana bibliotecaria se acerca a él acariciando su rostro. -Tu padre no es malo, él es parte de la comunidad de la luna naranja, si se llevó el bebé es para tenerlo a salvo.

Un fuerte portazo los asusta seguido de un alarido de un hombre en busca de ayuda. -¡Por favor! Me encuentro herido.- Los cuatros siguen la voz por los pasillos de la biblioteca hasta encontrar al desconocido desangrándose mientras intenta frenar que su sangre se derrame de su abdomen.  -Es él...- Dice el compañero del alguacil atónito, la enfermera intenta auxiliarlo pidiéndole a la anciana un botiquín, la anciana lo señala y él hijo del alguacil corre por él, la enfermera rompe la camisa del alguacil utilizándola como venda para frenar el sangrado. -¿Qué sucedió?- Pregunta la anciana tomando la mano del desconocido mientras el hijo del alguacil llega con el botiquín y la enfermera empieza a curarle. -Intente salvarla pero no pude. Se la llevaron...- Dice con dificultad resistiendo. -¿Dónde está el bebé que te llevaste del convento?- Pregunta el hijo del alguacil. -Lo tienes... ¡Ah! Tus padres.- El compañero del alguacil se acercan dejando que el desconocido lo vea.

El desconocido lo ve, dejando de resistirse al dolor y dejando salir su llanto. -Hijo... estas aquí.- El compañero del alguacil se acerca a él tomándolo de la otra mano. -¿A quién se llevaron?- Pregunta. -Al otra mujer, la otra embarazada.