Era un hombre alto de aspecto muy peculiar aquel que tocaba a mi puerta pude notarlo al verlo no era una persona común sentía un poder escondido dentro de el y esto me intrigo mucho entonces me dirigí a el con algo de curiosidad dejando atrás un tanto de miedo que pasaba por mi mente pero que se había esfumado ya y pregunte quien es usted caballero de donde viene y que busca por aquí en estas tierras frías y lejanas al mismo tiempo que del lado de la pare donde yo me encontraba lo apuntaba con unas de mis veinte agujas flotantes de hielo de un hielo fino pero muy resistente que podía arrojar a una velocidad muy notoria en un pestañeo ya estarían clavadas en todo su cuerpo si intentaba hacer cualquier estupidez me había vuelto alguien muy desconfiado no se si seria por el echo que humanos normales se sentían amenazados si sabían que eras un mago o tal vez por tanto tiempo alejado de los demás seres vivos el echo es que no caería tan fácil ante tal personas tantos años de estudio me servirían de algo.
El hombre solo me miro fijamente y de su boca no salio ningún sonido a diferencia de su capa vi asomarse su mano me prepare para cualquier circunstancia o posible peligro que podría esconder bajo ella cuando por fin alcance haber lo que sacaba note que era un pequeño y extraño emblema dorado en forma de escudo el cual tenia en el centro una espada y un bastón cruzados al instante recordé a ver visto alguna ves colgando de las túnicas de mi maestro un broche con la misma similitud esto me calmo un poco pero aun no aclaraba ninguna de mis 2 dudas de repente escuche salir de la boca del extraño unas palabras las cuales eran ¿ me invitaras a pasar o esperaras a que me congele ? y luego sonrió .
Con algunas sospechas aun sobre este extraño y mucha desconfianza lo deje entrar a mi morada sin mas el extraño paso y se puso cómodo en una silla serca de la chimenea sin siquiera esperar ha que se lo dijera , me miro dijo no me darás nada de alimento o liquido e recorrido una gran distancia para venir a ver lo mas adecuado seria que por lo menos me ofrecieras algo de licor para calentarme y sonrió nueva mente no me dio tiempo de hablar o por lo menos de preguntar nada fruncí el ceño y me dirigí a la alacena a buscarle algo de pan y queso tal ves también algo de vino pero de mala gana ya que ni siquiera sabia quien era aquel extraño