Crónicas de la Arena: El Kazekage, El Clan y El Misterio.

CAPITULO 5

CRONICAS DE LA ARENA

 

CAPITULO 5

 

 

― ¿Te encuentras bien, Gaara? ―se escuchó la voz del castaño, mientras lo agarraba de un hombro.

El pelirrojo reconoció la voz de su hermano, el viento con arena impedía ver algo más allá de su nariz.

―Ah, estoy bien, no te preocupes… ―asintió este, mientras intentaba divisar el rostro de su hermano.

―Por favor, no se muevan, nos transportaremos a la Aldea ―hablo la líder Taiyō, mientras posaba sus manos, en los hombros de los hermanos de la arena―. ¡Ann muévete! Llévanos al hospital ―ordeno casi a gritos.

La joven Taiyō se movió hacia ellos y pronunciando unas palabras raras, posó una mano en el brazo de su madre.

Tanto Gaara como Kankurō sintieron que la atmosfera que los rodeaba se volvía pesada, físicamente hablando, pudieron ver como pequeños rayos brillantes se acumulaban alrededor de ellos. Fue como un parpadeo, por un segundo todo se volvió oscuro, y de repente aparecieron dentro del despacho de la Jefe Médico, los cuatro parados, con un poco de arena en el suelo, que se había teletransportado junto con ellos.

―Por lo menos ahora dominas esta técnica, ya sería mucha inutilidad de tu parte, después de practicar tantos años… ―empezó a hablar Daena-san mientras apoyaba su mano en el hombro de su hija.

―Ah, así es madre… ―respondió a secas Ann, tenía la cabeza gacha, sus ojos reflejaban resignación y… ¿miedo?

Los hermanos de la arena permanecieron en silencio, ante ese dialogo.

―Te doy la confianza de trabajar para la aldea, fuera de las puertas del clan y tú me decepcionas andando de vaga en tus tiempos libres y buscando riña a tus superiores ¿es acaso eso lo que te he enseñado? ―dictamino Daena mientras apretaba la mano que tenía encima su hija―. Mira cómo te encuentras, con heridas y tu ropa desecha. Es increíble que el mundo opine que eres mucho más bella que tu madre, cuando no das ni el mínimo interés en cuidar tu aspecto y actuar ―le apretó más fuerte, haciendo que su hija reaccionase y mostrara una mueca de dolor disimulado en su rostro.

―Lo siento madre, yo no soy tan perfecta como tu…

―Es obvio que no lo eres ―señalo Daena, y notando que tenía espectadores frente a ella, soltó el hombro de su hija―, con quien debes disculparte primero, es con el Kazekage. Comprendo que te cueste ver a alguien tan joven con respeto ―miro con desdén por unos segundos al nombrado y su acompañante―. Pero nuestro clan siempre ha aceptado sin cuestionamientos la jerarquía militar que existe en nuestra aldea, y la ha respetado…

―No veo por qué deba disculparme, yo no hice nada malo ―indico Ann mientras levantaba la mirada y observaba con una leve molestia al pelirrojo―. El Kazekage estaba espiándome, le di la oportunidad de que hablara, pero se rehusó, era mi derecho exigir respuestas, así estas se las tuviese que sacar a la fuerza…

Una mano choco secamente en una de sus mejillas, ella no se inmuto, mas observo con tristeza a la dueña de aquella mano. Kankurō y su hermano vieron un tanto incomodos esa escena, cruzaron sus miradas al parecer notando algo.

―No te he pedido que hablases, no debes interrumpirme mientras yo hable, escucha en silencio, y habla solo cuando yo te lo ordene ―enuncio Daena, mientras volvía a posar la mano que la había golpeado en su hombro y la volvía a apretar levemente―. Ahora discúlpate con el Kazekage.

Ann apretó sus manos caídas en forma de puño, se sentía tan humillada… tan vulnerable… tan molesta…

―No quiero entrometerme en la forma que usted educa Daena-sama, pero está siendo muy injusta con Ann-sama ―señalo Gaara, parte de su misión era llevarse mejor con dicho personaje, pero las circunstancias actuales, estaban a favor en contra―. No es necesario unas disculpas, en parte yo también actué de forma negligente…

―Gaara-san, estoy tratando de ser lo más políticamente correcta, por favor, no se entrometa ni me contradiga, menos delante de mi hija. Cielos, esta juventud de hoy en día, no sabe de modales ―dijo Daena, interrumpiendo al pelirrojo.

―Maldita bruja, mi hermano solo estaba tratando de mejorar el ambiente, la impertinente aquí es usted… ―respondió Kankurō molesto ante tales palabras que escucho.

Gaara extendió su mano frente a su hermano, en señal de que guardase silencio, sus palabras solo provocarían peores consecuencias. Lo mejor por ahora, era el silencio.

―Castaño-san… ¿Eres el hermano mayor del Kazekage? ―pregunto Ann, al escuchar las palabras de Kankurō. La decepción inundo su rostro.

Kankurō carraspeo, había metido la patada, tal parece ella desconocía el parentesco que lo unía a Gaara. Por su parte, la líder Taiyō miro con mucha molestia al castaño.

―Y un ser insignificante como tu ¿Qué hace aquí? No estarás interesado en ella ¿no? ―señalo Daena mientras jalaba a su hija, bruscamente a su lado―. Ella ni siquiera es mayor de edad, ¿acaso están teniendo algo escondido? Ann, responde.

―No, él no es nada mío. Al principio deje que se me acercase por ser amable y diferente a los demás hombres que me acosan, pero hoy note que me tenía interés de forma romántica, obviamente lo rechacé. No volveré a cruzar palabras con él, menos ahora que sé, que es hermano de tal persona… ―respondió fríamente Ann, mientras volvía a agachar la cabeza.



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En el texto hay: comedia, drama, accion con poderes

Editado: 19.01.2020

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