De vestido y tacones más formal de lo que acostumbra a vestirse; la iglesia estaba a unos pasos; sin embargo, se dedicó a no pisar los charcos cercanos porque no quería mojar sus zapatos y sus pies. «¿Quién se va a casar? No recuerdo que me invitaran... »
—Espero que más tarde llueva. —Miró el cielo nuboso y sonrió al ver un poco de los rayos solares, llegó a la iglesia y contempló su arquitectura colonial, nunca había visto en su vida ese edificio; cruzó las rejas enormes color negro y entró a la oscuridad de la iglesia. Por un momento deseo empaparse en la fría lluvia que caía y chapotear en el agua estancada. Toda ilusión se perdió al toparse con su hermano Jafet, que la observó igual de sorprendido. Se dedicaron una sonrisa después de contemplarse anonados unos segundos.
— ¡Lyla!—dijo y se acercó con ella.
— ¿De verdad eres tú?—, preguntó saludando a su hermano con un abrazo.
— ¿Qué haces por aquí?—cuestionó Jafet cómo respuesta.
—No sé—comentó— ¿Quién se va a casar?—«No vayas a decir que tú. »
—Ellos...—apuntó a una pareja desconocida.
La joven frunció el ceño, tampoco había visto alguna vez a la pareja, el esposo, llevaba el típico traje de bodas color negro y era un rubio de ojos azules, con el cabello estilo militar, y la esposa, llevaba un hermoso vestido blanco, era de tez pálida, y sonreía radiante, su labial rojo destacaba aquel gesto, mientras que su cabello negro iba recogido en un chongo.
Así pues, dedujo que la ceremonia había terminado. Tomó a su hermano del brazo y caminaron a la salida. Jafet, fue muy precavido al llevar un paraguas que utilizó para no mojarse en la lluvia.
— ¿Casaste a tu oso polar?—lo miró boquiabierta. « ¿Cómo lo sabes?»
—No lo cacé—, corrigió—tenía que atraparlo para mí...yo quería un lobo—, rezongó.
—Ya tienes muchos—dijo su hermano.
—Ja, ja.—Torció la boca. «Ustedes no son unos lobos de verdad. » Suspiró al recordar su trayecto con el lobo, (que aún se decía que era Abed) y por otro lado, necesitaba pensar muy bien que nombre ponerle a su nuevo amigo, porque para ser un oso polar, no tenía un nombre que le diera una personalidad bestial...
Jafet y ella se detuvieron en unos escalones, miraron hacia atrás para contemplar el panorama, las personas que asistieron a la ceremonia se juntaban en pequeños grupos...eran muy pocos invitados. Lyla vio a su hermano esperando un movimiento, pero Jafet seguía contemplando el lugar esperando a alguien. Sonrió y subió los tres escalones a lado de su hermana, que por su parte, se maravilló por el pasillo dónde comenzaron a andar.
—Era una hacienda—, afirmó entusiasta. Vio la casa enorme a dónde iban adentrarse, su estilo colonial le recordó aquellas historias de fantasmas que contaban los pueblerinos de su ciudad; se le puso la piel de gallina.
Entraron al salón principal, había pocas mesas con manteles blancos y a su alrededor, pocos invitados, luego buscó entre las mesas algo para beber, tenía mucha sed y, cuando hubo encontrado el líquido vital, se alejó de Jafet. Al terminar de beber agua sabor jamaica, emprendió la búsqueda de Jafet, que por cierto, él se encontraba platicando con Corín en las escaleras que llevaban a los cuartos de arriba. Los contempló en el trayecto. « Se ven muy bien con traje.» Entonces cuando Corín se percató de su presencia, abrió los ojos sorprendido.
—Tú ¿Aquí?—Ella le miró haciendo una mueca. « ¿Acaso vieron un muerto? »
— ¿Hola?—cuestionó.
— ¡Hola!—Saludó Corín.—¿Te invitó Rhys?
Al escuchar ese nombre reaccionó, se ruborizó a la vez que miró consternada a su hermano. Jafet, muy rápido le vio esperando su reacción, puso los ojos en blanco y le dio un codazo a Corín, que por su lado, comenzó a reír.
— ¿Rhys está aquí?—Y al preguntar sintió que alguien le tocaba el hombro. Se giró, al estar en un escalón pudo contemplar más cerca a Rhys, estaban cara a cara. Vestía de traje negro, le sonrió con ese gesto encantador que la derretía.
Ya han pasado tres años por los cuales han peleado por sus diferencias, amores, sentimientos...confusiones...su triángulo amoroso no es tan complicado cómo en un principio, nadie sabe dónde está Aram...pero si el llegará de nuevo todo se volvería un caos, y mientras Rhys o Aram no estén frecuentándola al mismo tiempo, todo es paz.
Su reacción inmediata fue abrazarlo, y así duraron un tiempo, sin soltarse, porque ella no quería que se esfumará de repente y él, sólo quería mostrarle su cariño. Aquel ambiente estaba asqueando a Corín, que gruñó como de costumbre y se fue provocando que Jafet lo acompañará, porque ellos ya saben la historia que pasará después o al menos eso creen. Lyla permanecía con los ojos cerrados sintiendo la esencia de Rhys, oliendo su perfume y por muy lejos que estuvieran sus corazones, podía sentir el palpitar de ambos, era un ritmo tranquilo. Un bit que la hacía sentirse tranquila.
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Editado: 14.04.2018