Crónicas de un soñador lv

4 de julio

La luz de la ciudad se esfumó en un parpadeó pues todo quedó en penumbras y lo único que era iluminado era la carretera dónde los autos se deslizaban con las luces altas. No fue para nada extraño comenzar a sentirse vulnerable en aquella oscuridad que odiaba, estaba segura que algo había provocado aquel apagón; sin embargo, debía regresar a casa.

En medio de la carretera vio un grupo de personas que reconoció al instante cuando frenó el coche. Todas esas personas se tapaban la cara con el dorso de la mano y hacían gestos curiosos al estar encandilados por la luz. Ellos se acercaron al auto y abrieron las puertas, se subieron dando las gracias a la joven por haberlos recogido en aquella noche tan oscura.

— ¿Por qué están todos aquí? —, preguntó preocupada.

— Está muy oscuro y nos perdimos...—, contestó Mar. — Qué bueno que te encontramos...

— Creo que tengo algo que hacer—, contestó Lyla de repente.

Algo la llamaba, no tenía idea de qué era, pero sabía que debía bajar del auto y adentrarse a la calle que se encontraba detrás de la lateral de la carretera. Llevó el coche hasta la lateral cerca de un puente peatonal, encendió las intermitentes y vio a las diez personas que iban amontonadas en su coche. Luego con seriedad les dijo:

— Pueden irse o esperarme aquí...no sé si vaya a tardar mucho tiempo...— Sus compañeros se observaron por unos segundos hasta llegar a un acuerdo con sólo una mirada.

— Te esperamos...pero ten cuidado—, dijo Mar, que se fue al asiento del copiloto al momento que Lyla se salió del coche.

Afirmó con la cabeza y siendo iluminada por las luces del auto, caminó hasta la calle que estaba detrás de la lateral. El camino de piedras y tierra le indicó que no muchos pasaban por ahí, no había postes de luz que iluminaran el camino, pero lo más extraño fue qué vio el alba en el cielo y al voltear atrás miró la oscura noche.

Escuchó que la nombraron. Al girarse se topó a Daliah, que era su nueva compañera de armas.

— ¡Sigueme!

Lyla frunció la ceja y no muy convencida siguió a su compañera, se adentró más a la calle empedrada que parecía más un callejón, había niños jugando en pleno amanecer y la miraban con extrañeza.

Daliah se metió a una casa muy pequeña de color verde coral, luego ella se metió y observó a su lado izquierdo una mesa cuadrada y pequeña, que era cubierta por un mantel de plástico blanco con bolitas rojas, en el centro había una vela blanca encendida y frente a ella, se topó con una señora. Al sentir su presencia, dio por hecho que se trataba de una bruja; se estremeció y aquella persona de tez morena, cabello rojizo y rizado le sonrió.

— Estaba esperándote—, afirmó. — Esto es para ti.

Se acercó al a mesa y de la pared colgaba un almanaque con la fecha 4 de julio. Arrancó el papel y se lo extendió a Lyla, luego volvió a sonreírle para perderse detrás del muro que estaba a su lado derecho. Daliah seguía allí a su lado, le sonrió traviesa y animó a la chica que leyera la parte trasera de la hoja.

De ahora en adelante las cosas que más quieres pasarán. Así que no te detengas por nada...es importante que sigas adelante...tienes que hacerlo [...]

El 4 de julio era el cumpleaños de Gabriel y Airi, aunque faltaba mucho para ese día, puesto que aún estaban en el mes de Junio.



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En el texto hay: vampiros, lobos, zombis

Editado: 24.01.2020

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