Crónicas de un soñador V

Bañera

El atardecer le calaba en los ojos, era un espectáculo muy hermoso, pero, no podía ver con claridad el camino pues tenía encendidas las luces altas de la urvan y, aun así, no distinguía nada, por eso a veces odiaba estar entre la oscuridad y la luz. Miró por el retrovisor, sonrió con cinismo al percatarse que las personas tras ella iban muy calladas, luego desvió la mirada para buscar un lugar dónde llegar a limpiarse, estaba llena de sangre de pies a cabeza y todo gracias a los sujetos que iban en la parte trasera del vehículo.

— Sólo llegaré a bañarme y los dejo libres…espero que no hagan un alboroto o volverán a estar así —, sonrió de lado a lado.

━⊰❖⊱━

No estaba de buen humor esa mañana, debía viajar y no tenía dinero para hacerlo. Tal vez fue mala suerte haberse topado con esos sujetos que de la nada quisieron arrebatarle su mochila de viaje. La joven gritó pidiendo auxilio, pero la gente que rondaba por las calles se alborotó y prefirieron dejar pasar ese hecho, por si fuera poco, no iba a dejar que se llevaran su mochila, no había nada importante pues no tenía dinero, sin embargo era suya y lucharía por ella.

La amenazaron con una navaja, que al verla le dio mucha risa, pero por aquel acto tan indiferente llegó otra persona que le golpeó por la espalda, aquel suceso le enfadó y soltó la mochila, se giró y sonrió de medio lado. Tenía claro que todo lo que ha aprendido sólo debía usarlo cuando fuera necesario, aunque romper una regla por un día no le causaría problemas. Así pues levantó su mano derecha al aire y la movió hacia la misma dirección, el tipo que le golpeó por atrás salió volando golpeando a sus dos compañeros que cayeron al suelo y repitió el mismo proceso diez veces hasta que la sangre comenzó a mancharla.

De la misma manera e inconscientes los metió en su vehículo, encontró cinta gris y cuerdas en la parte de atrás dónde le hacía falta un asiento y por último, los amarró. Buscó las llaves en el pantalón de todos hasta que dio con ellas, fue al asiento del piloto, encendió la urvan y emprendió el viaje con la música más horrible que ella ha podido escuchar en su vida, aunque para su suerte, pudo encontrar una estación de radio de su agrado.

━⊰❖⊱━

Llegó al fin a un motel, estacionó la urvan, salió de ella con presura cubriéndose la camisa con su sudadera y colocándose la gorra para que no vieran la sangre en su frente. En el recibidor la atendió un hombre de aspecto agradable, era calvo y llevaba una camisa roja con cuadros negros.

— Buenas noches —, saludó la joven llevándose las manos a los bolsillos de su sudadera. —Quisiera una habitación para una noche.

El hombre le dio una llave.

— Leí que había regaderas…

— Están por el otro lado —, el mayor señaló el camino que la joven debía seguir.

Dio las gracias sonriendo mientras pagaba la habitación, no tenía pensado dormir, sólo bañarse. Caminó pues por un pasillo muy angosto de paredes blancas. Vio a una niña pequeña desnuda tomando el baño. Su madre estaba tallándole la espalda, luego, siguió caminando porque no quería que alguien más la viera tomando el baño. Le impresionó la cantidad de regaderas que había, recordó la escena de la película de IT, podría pasar cualquier cosa y decidió sacar esa parte de su mente. No le agradaría que le pasará lo mismo.

Pasó por otro cuarto enorme de regaderas que estaba sólo y oscuro, le agradó para tomar el baño; sin embargo, se encontró con un pasillo angosto el cual llamó su atención porque vio la luz encendida. Decidida, caminó para saber que encontraría del otro lado. Se le iluminó el rostro al ver una bañera.

— Sí, aquí está —, pensó.

Torció la boca al percatarse qué alguien salía a la superficie, después bufó al ver al tipo que se hacía el pelo hacia atrás; ella se cruzó de brazos y se recargó en la pared.

— ¿Tú aquí? —, cuestionó Jafet con sorpresa. — ¿Vamos al mismo lugar?

— Creo que sí…— Contestó la joven.

— ¿Ahora a quien mataste? — Jafet le miró de arriba abajo.

— A nadie…sólo tuve un inconveniente. Quisieron robar mi mochila.

— Les fue mal…

Lyla quiso desviar la mirada hacia otro lado; no obstante, el cuerpo de Jafet era muy encantador. Se preguntaba por qué aquellos sujetos que le deleitaban la vista con su físico, tenían que estar haciendo pesas últimamente. Los brazos del peli negro estaban marcados, veía el volumen de sus músculos en la posición que los tenía, Jafet, seguía con la mano en la cabeza. Podía además, apreciar su torso, no era igual al de Corín porque Jafet era más alto y no tenía tatuajes, aunque…la piel de Jafet es pálida.

— ¿Qué te pasa? — Preguntó el hombre con una sonrisa.

— ¿Nada? — Lyla volvió a la realidad.

— ¿Por qué me ves así?

— Parece que estoy viendo una escena de película, ya sabes… — Ladeó los ojos mordiéndose el labio inferior. — Sal ya…quiero darme un baño.

— Acabo de entrar, ven el agua aún está caliente.

— ¿Estás loco? — Comenzó a ruborizarse.

— Lyla…por favor…— Le miró con un brillo diferente en sus ojos. — Me han dicho que eres buena.

— ¡¿Qué?! — Tiró la mochila al suelo.

Jafet se recargó en el respaldo de la bañera y puso sus brazos en las orillas, vio frente a él suspirando con una sonrisa y luego desvió sus ojos a la joven alzando los hombros.

— No pasa nada…somos adultos.

La joven se mordió el labio inferior ansiosa. Una parte de ella le decía ve, mientras que la otra estaba diciéndole que lo dejará ahí, no pensó en nadie más que Aram, porque pudo ser el único que le comentó a Jafet. Ahora sólo estaban ellos dos en ese cuarto de baño. Era tentador ver el vapor en la bañera subir a la superficie y mirar las gotas de agua que adornaban el cuerpo de Jafet. Sólo decían ser hermanos cuando les convenía, porque no lo eran, no en esa vida. Por otro lado, podía hacer cuanto quisiera porque era responsable de sus actos y sabía las consecuencias.



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En el texto hay: vampiros, lobos, zombis

Editado: 14.07.2020

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