Caía la noche lentamente sobre Brisbane. El joven marinero caminaba por la playa en busca de la sirena, pensó en que jamás debió huir del lugar. Lumina y Traimor fueron en busca de refugio. El tritón recordó que su tía vivía cerca de la playa. Pero, al no encontrarla, decidieron volver a las rocas y pasar la noche allí.
—Estoy cansado— comentó Traimor.
—Yo también estoy cansada— dijo Lumina con la voz apagada.
—Tengo que conseguir algo para comer. ¿Qué comen los humanos que podamos comer nosotros?
Lumina pensó y pensó, luego recordó— cualquier cosa, no olvides que ahora somos humanos.
En tanto Traimor salió en busca de comida, la joven fue sorprendida por Joseph.
—Hola— dijo el marinero lleno de nervios. Lumina lo vio fijamente y dijo —hola.
—No debí huir, lo siento. Estaba muy asustado— explicó Joseph.
—Te entiendo—contestó Lumina y continuó diciendo— sé que es nuevo para ti ver una sirena. Mi civilización se ha mantenido oculta por miles de años.
—¿Cuál es tu nombre? — preguntó Joseph con una tierna mirada.
—Lumina, ¿y el tuyo?
—Joseph— respondió el marinero sonriendo.
Traimor volvió con una bolsa llena de panes y jugo de naranja. Al ver a Joseph, lo miró de forma intimidante.
—Aléjate de ella— habló el tritón con firmeza.
—¡Traimor, calma! — Exclamó la sirena — no me está molestando, solo conversábamos. El tritón se disculpó y entregó las cosas a su prima.
—¿De dónde vienen? — preguntó el marinero lleno de curiosidad.
—De un lugar muy lejano— contestó Traimor.
—vivimos a varios metros bajo el mar— explicó Lumina.
Joseph creyó que hablaban de la Atlántida, el continente perdido.
—No— dijo Traimor— vivimos en una fosa marina—luego advirtió—nadie debe saberlo, es un secreto. Nos mantenemos ocultos para proteger a nuestro pueblo.
—Su secreto está a salvo conmigo—contestó Joseph prometiéndoles jamás decir nada. — Esto es muy emocionante, siempre creí que las sirenas eran un mito.
—No lo somos— aclaró Lumina —estamos por todas partes.
—¿Dónde pasarán la noche? — preguntó Joseph un tanto preocupado.
—Dormiremos bajo el agua hasta encontrar un buen lugar— respondió Lumina.
Al terminar de comer, los jóvenes aventureros regresaron a su forma natural y se sumergieron. Joseph a pesar de haberlo visto anteriormente quedó totalmente perplejo ante la magia y sobre todo ante la belleza de la sirena.
El marinero se marchó a casa y regresó a la playa muy temprano, pero Lumina y Traimor ya no estaban. Decidieron ir a la plaza y observar a las personas haciéndose pasar por turistas europeos, de Grecia para ser exactos. Ya que, dominaban el idioma y la cultura de ese país por sus antepasados.
—¡Vaya! Después de todo, estar en tierra firme no es tan malo— decía Traimor mientras caminaba por las calles de Brisbane.
—¿Lo ves? — dijo Lumina y bajó la voz —deberíamos decirle a los nuestros que se hagan pasar por humanos y visiten el mundo.
—Es cierto. Así sería genial explorar, y sería mucho más fácil encontrar a la tía Stara—dijo Traimor
Lumina jamás conoció a la hermana de su padre. Una sirena que se enamoró perdidamente de un humano y vive con él desde entonces en Brisbane. El rey Ranhir, su hermano Thaón y el pueblo de Tritonia nunca más nunca volvieron a verla.
—Traimor, ¿Cómo es ella? —preguntó la sirena.
—¿La tía Stara? Es muy hermosa. Una sirena valiente, inteligente y era famosa en Tritonia por una cualidad física muy única en nuestra raza.
—¿Cuál? — a lo que la joven sirena preguntó, Traimor miró a una mujer que estaba a unos cuantos metros y respondió con mucha ternura — tenía la cola blanca.
El joven tritón se acercó a la mujer y al estar seguro de que se trataba de la tía Stara, se emocionó. Lumina solo observaba desde lejos.
—¡Te encontré! Soy Traimor, hijo de Thaón
Stara quien estaba sorprendida tomó a su sobrino en sus brazos y dejó caer una lágrima de felicidad.
—No lo puedo creer— decía mientras veía lo grande y fuerte que estaba su sobrino.
—Ven, quiero que conozcas a alguien— decía Traimor tomando a su tía de una mano.
Ambos se acercaron a Lumina, Traimor estaba feliz de que su prima conociera a la última hermana de su padre.
—Ella es Lumina, la hija mayor de mi tío Ranhir
—Eso supuse— respondió Stara mirando fijamente a su sobrina— Tiene los ojos de mi padre.
—Estoy feliz de conocerte tía— dijo Lumina mientras le daba un fuerte abrazo a Stara.
Luego de un largo rato, los tres "humanos" se dirigieron a casa de la tía perdida y allí permanecieron hasta la tarde.
—Por favor, quédense aquí— suplicó Stara.
—Tía ¿por qué jamás regresaste a Tritonia? — preguntó Lumina
—Olvidé el canto de cambio de forma, pero he deseado tanto ir a visitarlos—contestó Stara con nostalgia—Cuéntenme ¿cómo está todo en Tritonia? — Preguntó sin pausar, así evitó el llanto
—Maher logró la independencia de la fosa de Puerto Rico y se unió a Marania. Mi Tío prohibió el paso a la cueva remota desde tu partida y recientemente fuimos los encargados de organizar el festival lunar— contestó Traimor
—¿Cómo están mis padres? — preguntó Stara esperando buenas noticias. Por desgracia no fue así, Lumina contestó a su pregunta
—Fallecieron por defender a nuestro pueblo.
Stara no pudo contener las lágrimas, se sentía mal consigo misma pues no estaba allí en ese momento.
Traimor propuso caminar por la playa para alegrar a su tía. Estando en ese lugar, Lumina observó a lo lejos. Era Joseph esperando por ella. Se veía triste ya que pensaba que la sirena había dejado el lugar y él no la volvería a ver.