Un tarro vacío se depositó en la mesa tras un profundo trago. Ahí había cerveza. Quien la tomaba era Kael. Los cuatro guerreros estaban sentados en una mesa de lo que parecía ser un bar, sin embargo, las personas a su alrededor no eran clientes, solo estaban ahí para admirarlos, y en su misma mesa, estaba yo. Estaba ahí junto a ellos con mis manos ocultas tras la mesa mirando hacia ningún lado en particular claramente incómodo.
— ¿No sería mejor que dejarás un poco a la gente? —habló Lirien.
— ¿Qué?, Ellos me ofrecieron de su cerveza. —contestó Kael
— Si tarado, pero no era para que te acabaras todo su suministro de alcohol. —replicó Darian.— Estamos en guerra, ¿sabes lo difícil que es conseguir alcohol?
— Es extraño que lo digas Darian. Sobre todo, porque también estas apoyando al ahorro de suministros, ¿verdad? —con un tono sarcástico y burlesco, se expresó Lirien.
Darian estaba en efecto consumiendo la bebida alcohólica junto a su camarada de armas, al desviar la mirada buscando un escape ante esa conversación encontró a un Kirito solitario y sin bebida asi que decidió pasarle la suya a través de la mesa.
— Parece que tienes de valiente lo que tienes tímido, ¿eh? Tomarte una de estas ayudará a eso.
— No, gracias. —respondí de forma tajante.
— Anímate niño loco. Beber alcohol es la mejor recompensa para un guerrero después de un combate. —intervino Kael en la conversación.
— Es un niño. —habló Liriel.
— Vamos, no puedes esperar que eso se siga respetando en un mundo como este Lirien. —respondió Darian.— No importa si Kirito bebe un par de cervezas, lucha ferozmente como un hombre en un campo de batalla, deberíamos dejar que Kirito sea un hombre ya.
Todos quedamos en silencio al respecto, incluso yo mientras miraba esa bebida de alcohol delante mía. La verdad es que había toda la razón del mundo en las palabras de Darian, es el único que me ha reconocido abiertamente como un hombre y no como un niño, me digné en el segundo siguiente a tomar el tarro de cerveza y darle un trago. Me arrepentí. Con una expresión de asco escupí el sabor amargo de la bebida burbujeante y en cuanto eso ocurrió, Kael fue quien más estalló en una fuerte carcajada.
— Oye, líder. El niño loco debería unírsenos. Es muy divertido.
— Tal vez... —habló el mayor. Cuando lo hizo todos volteamos a verlo.
Él desprendía un aura diferente al resto del grupo, tal vez era la edad, pero inspiraba respeto. Imponía con la firmeza de su mirada, había una larga cicatriz recorriendo su rostro, pasando desde su frente inclinándose gradualmente hacia su mejilla derecha. El grupo se quedó en completo silencio a la espera de lo que sea que pudiera decir este hombre. Era impresionante para mí el cómo lo respetaban al punto de guardar silencio y limitarse a escuchar sus palabras. Yo sin dudar me enfrentaría a ese hombre de no ser, porque lo que los impulsa a seguirlo es el respeto y no el miedo o el pavor. Ese aire misterioso que rodeaba al hechicero era intrigante para mí y tenía dudas con respecto a él, pero sabía que podía confiar en el resto del grupo, incluyendo a Darian.
— Eres un espadachín brillante. Tu estrategia para mantener a los demonios alejados usándote de carnada fue un riesgo y todos lo sabemos. No tenías ninguna garantía en que te ayudáramos, ¿por qué decidiste lanzarte sólo al peligro sin saber si nosotros te apoyaríamos?
Las miradas ahora fueron hacia a mi y tragué saliva al respecto. Busqué desviar mis ojos hacia cualquier lado menos a los de aquel que me hablaba.
— Yo… Solo creo que no deberíamos… —suspiré profundamente y alcé la vista cruzando mi mirada con la suya.— No hay nadie más que peleé por la humanidad más que nosotros. Cualquiera que tenga la voluntad y el deseo de pelear contra lo imposible debe ser apoyado por quienes tienen el mismo pensamiento. Eso es lo que creo, y ahora estoy aquí junto a ustedes compartiendo esa misma voluntad y deseo. Asi que mi creencia es cierta.
— Lo fue por ahora. ¿Qué te hace pensar que no es una trampa de Hades para atraerte?
En cuanto dijo eso, Kael se levantó y fui opacado por su sombra, me miraba desde su altura fijamente con una expresión que daba miedo. Pude sentir unas ansias de sangre que no había sentido nunca. Estaba ahora mismo amenazando mi vida.
— Mátalo.
Fueron las órdenes de aquel anciano mayor y en ese momento Kael se abalanzó contra mi sujetándome con brutalidad y me arrojó con una descomunal fuerza que salí disparado sin ningún control sobre mi cuerpo.
Lo siguiente que ocurrió fue un gran estallido ocasionado por el impacto de mi cuerpo contra los muros de aquella taberna descuidada y aún así a pesar de haberme impactado contra el duro concreto no fue suficiente para detener mi sacudida, pues terminé embestido contra otra edificación delante volviéndola añicos. Toda la madera desgastada de ese hogar abandonado se desmoronó contra mi cuerpo. El impacto fue duro y podía sentir el suelo vibrar ante los pasos contundentes de mi adversario Kael quien no tuvo ningún problema para alzarme entre los escombros tomándome de la cabeza para acto seguido lanzarme violentamente contra el suelo fuera de la casa una vez más.
Editado: 21.04.2024