Crónicas post-apocalípticas

dimisit spiritus inferni... Una carrera contra el tiempo

Corremos, simplemente corremos.

 

No podemos tomar un descanso, no podemos parar las primitivas carretas que construimos con tanto esfuerzo, no podemos detenernos a reparar las lonas plásticas que protegen a nuestras familias aún cuando sabemos que, entre el movimiento y los hoyos en las mismas, esta maldita lluvia torrencial los está empapando.

 

Avanzamos con desesperación, aprovechando un hueco en las líneas de las bestias que nos han cazado por una generación ya…

 

Nuestro pueblo se fundó apenas pasados un par de años desde que el cielo se quemó, en ese tiempo hubo héroes que nos reunieron en grupos de familias, ger bülüüd como los llamaban los viejos, grupos sólidos, ellos nos  enseñaron a defendernos y nos enseñaron a ser de utilidad, no había necesidad de mucho para hacer, la comida literalmente crece en todos lados y estando al lado de un complejo de montañas y un valle antes estéril y ahora lleno de üzesgelentei urgamal, esos increíbles y enormes pozos cristalinos que crecen y se extienden por kilómetros, la vida parecía ser muy distinta, segura y tranquila a comparación de lo que alguna vez fue… Luego llegaron los malditos mutantes.

 

Una generación sobrevivió a los fuegos, los despojos de una brutal guerra que dejó un mundo quemado, y reverdeciendo justo debajo de las ruinas de una cosa llamada civilización. Otra creció para ser una comunidad de sembradores y cosechadores, cuidadores de animales y de muchos, muchos niños… esa generación pudo envejecer en paz.

 

La siguiente generación vió llegar a las bestias, los vió y pudo pelear contra ellos, los enfrenaron una y otra vez, por muchos años… hasta que nos derrotaron por completo. Hasta que, justo cuando yo era niño, y pensé que moriría ese mismo día, llegaron, nos ataron, y nos esclavizaron.

 

Separaban a los hombres de las mujeres, y les obligaron a reproducirse de manera seleccionada. Nuestros hijos e hijas fueron usados como alimentos simplemente por el placer de comerlos… no los necesitan. Todos los nutrientes que uno requiere están en las üzesgelentei urgamal, nadie requiere nada más. Pero simplemente lo hacían por crueldad… Guíados siempre por la chötgör emegtei, la perversa chötgör emegtei.

 

La dama-lobo perversa de ojos violeta… la mirada de la muerte… хувь заяаны нүд, que es el nombre que ella misma se dá. Con ese extraño acento que toma cuando lee las cosas que los viejos dejaron.

 

¿qué necesidad había de tener esclavos?, las cosas crecen por sí mismas todo el tiempo y por todos lados. La caza es abundante y los enormes mutanes comestibles merodean en manadas enormes sin ningún enemigo visible en muchos kilómetros a la redonda…sin embargo, se rodea de monstruos cada vez más fuertes y crueles. Una generación ha pasado, mis hijos han crecido creyendo que es normal ser usado como alimento, que es normal ser usado como esclavo, que es normal ser golepado… pero eso no es lo normal. Aunque no puedo hacer que cambien de un día para otro.

 

Yo soy ahora uno de los viejos, y es mi turno de ser un héroe… Aprovechamos el único punto débil de los monstruos… una lluvia torrencial. Los infla, los paraliza, los deforma aún más… no notaran nuestro rastro si atravesamos el territorio que antes era un enorme desierto, mientras avanzamos en medio de la más brutal tormenta registrada desde hace tres generaciones (esta zona del Gobi antes de las guerras se decía que era un lugar de casi nulas lluvias, con los cambios, comenzaron las breves lluvias y el registro de estas y la eventual, “gran lluvia”), por los datos de los grandes, sabemos que durará al menos una semana y ese tiempo será suficiente para alejarnos de sus fauces, de sus garras, de sus incipientes intentos de usar armas y herramientas… No creo que noten la ausencia de tres carretas bien equipadas y tres docenas de mujeres preñadas, nuestras esposas. Las carretas no dejan huellas con los neumáticos nuevos que hallamos bajo tierra en unas ruinas que exploramos hace un par de años, y huímos desesperados.

 

No los vemos desde que empezó a llover, no saldrán. Desprecian el uso de ropas, con excepción de la khuvi zayaany nüd, ella es única en ese aspecto… casi humana, las breves telas que usa para cubrir sus senos y su área genital, un taparrabos es muy descriptivo. Es demasiado humana.

 

Ella fue lo último que conocimos, primero llegaron las hordas, y con ellas una nueva clase de guerra, nos asaltaban por sorpresa en grupos pequeños pero bien coordinados, mi familia… cuanto los extraño, mi familia platicaba de estos ataques, y decían cosas mientras dibujaban líneas en el suelo junto a las cocinas familiares, explicaban sus movimientos que, lentamente lo notamos, estaban hechos para obligarnos a retroceder en una dirección exacta, concentrando a las múltiples familias en un solo lugar… al sur de Nemegt uul, en el lugar más seco conocido.

 

Nos aislaron en un valle seco. Nos quitaron las armas, mataron a algunos, solo a algunos, a los machos más fuertes, a las mujeres más valientes… dejaron solo a los adultos mayores, a algunos jóvenes, y a todos los niños… Una semana después llego ella. Su aspecto no ha cambiado en casi 15 años, luce como un personaje de ficción, un semi-humano que gobierna con crueldad sobre todo lo que puede alcanzar. Establecimos tres lugares de trabajo, aunque no sé los nombres antiguos, distan por poco más de 30 a 40 kilómetros cada uno del otro, y en cada lugar se hacen excavaciones. Buscando libros, sobre todo libros.

 

En ocasiones salen de exploración y se llevan a algunos de nosotros, y es lo mismo, excavar, buscar, seguir escarbando y buscar de nuevo…. Libros, cosas antiguas. No lo sé. No me importa.

 

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La fuga de los esclavos no fue notada, de haberlo hecho, хувь заяаны нүд hubiera enloquecido de furia, los hubiera cazado incansablemente hasta matarlos. No es que los necesite, los desprecia con cierto rencor y un odio inexplicable. Sus excavaciones siguen sin dar el resultado que ella espera, busca con desesperación y con cada fracaso, desquita su ira con los esclavos. Hay otros grupos de mutantes, muchos de ellos, todos se rinden sin preguntar a su presencia, todos se doblegan por ella, y ella les devuelve su devoción con trabajos bien definidos, los que parecen lobos, son guerreros, los que parecen monos, son trabajadores y siervos.  No tienen otra función.




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