Crónicas Tzargarianas I: El Albor De Un Imperio

Capítulo 32: Camino a Sakina, Parte 2.

─Este quizás te quede mejor ─sugiere Alina a Maya al mostrarle una túnica que parecía al estilo de un caftán marroquí.

─¿Tan oscura? ─Maya mira extrañada─. Me asaré del calor al cubrirme con eso.

─No te creas, estas túnicas son bastante frescas, te protegen y disipan el inclemente calor, te mantienen fresca por dentro, si no lo usas, mira como se está quemando tu piel blanca. ─Alina le mira los brazos, pero nota algo diferente─. Juro que te pegué duro y vi en tu brazo las marcas de golpes, pero ahora no se ve nada. ─dijo extrañada la rubia de cabellos plateados.

─Supongo que es mi tipo de sangre, parece que me curo rápido.

─Pues le envidio. Mira esta túnica, es blanca, si lo que le preocupa es disipar los rayos de la luz del día, esta es la ideal para usted.

Maya detalla la túnica, era blanca y suave, tenía unos accesorios para medir la temperatura corporal, clima ambiental, y otras lecturas para la supervivencia, sin dudas debía usar ese tipo de traje, su ropa actual era solo lycra elástica y neopreno que ya esta la incomodaba cuando le daba con la luz del día, sin dudas la temperatura y la luz de Araah, era diferente en ese lugar. Se prueba otras más y al final decide usar la blanca. Compra otros prendas nuevas para sustituir la ropa interior.

Alina paga un derecho para usar baño y tocador de mujeres en una tienda cercana para asearse, Maya y Alina hacen lo propio, la tienda aparentaba ser modesta por fuera, pero por dentro era todo lujo, era un completo lugar para el viajero del desierto, agua y duchas limpias, sin dudas algo que Maya no se imaginaba en ese desértico paraje.

Maya se asea y luego sale vestida con una túnica llamativa y Alina la espera también cambiada de ropa con otra túnica no menos elegante que les hacia resaltar sus bellas figuras de forma moderada, se dirigen a comer con el resto del grupo, al llegar, Rojo observa la elegancia de las chicas pero no puede dejar de admirar de forma disimulada a la extranjera, aunque no era el único que la miraba.

─Sean bienvenidas y tomen asiento de este lado ─le dice Rojo a las dos chicas señalando donde deben sentarse, entre el lado derecho de Rojo, rodeadas del comandante Abner al otro extremo.

El lugar era todo lujo, se comía en el suelo en alfombras aterciopeladas, estaban Rojo secundado por Abner y dos comensales más, el primero era el dueño de la tienda que ofrecía el servicio y le cedió el puesto a Rojo, lo trataba como un invitado especial; el segundo era un ezrahim jefe de una tribu nómada que estaba llevando los rebaños de ganados. Seguidamente traen los platos y les sirven de acuerdo a la tradición, el hombre que era el dueño de la tienda, al ser de mayor edad, inicia el rezo de las comidas según la religión tzargariana, Maya al menos observa que tienen el mismo credo, salvo a ciertas diferencias litúrgicas, el dueño de la tienda, termina el rezo, con la cara arrugada producto de la edad y de la vida del desierto, cubierto con un turbante y con una barba blanca algo descuidada; el otro comensal invitado, el jefe de la tribu nómada, era moreno, con la piel arrugada, mira muy seguido a Maya, todos comienzan a comer. Alina le dice a Maya que se mantenga en silencio, ya que al no comprender lo que hablaban, la costumbre era que los hombres usaban esa hora para comer, compartir y discutir negocios.

Los hombres hablaban y reían entre si, las bandejas de comida llegaban sin cesar, guisos, diversas clases de vegetales hervidos, era algo gustoso, y parecía un festín, había leche cuajada de dromedarias, parecido al yogur, cereales con pequeños trozos de carne asada de carnero y aves, aunque no mezclaban los lácteos con las carnes, cada comensal en la mesa elegía bien lo que iba a comer, si era cárnico, no consumía lácteo, y viceversa, pero si comían muchos dátiles y panes con miel. Todo un mundo nuevo de sabores que Maya estaba descubriendo.

El jefe de la tribu, seguía observando a Maya, y rompió el hielo, ofreciéndole partes de plato reservado para él, Maya lo aceptaba por cortesía y el hombre le decía cosas en aleshiano, que ella no entendía, parecía muy cordial y muy atento, Rojo solo observaba y Alina le traducía los agradecimientos, al cabo de un rato, después de comer, el hombre le dice algo que exalta a Alina, y Rojo en ese momento levanta su cabeza en alerta.

Maya no entiende que pasa, pero observa a Rojo que discute con el jefe tribal con cierta severidad y negación, al final, el hombre hace un ademán de frustración y manotea hacia Maya y sale intempestivamente del lugar, los soldados se levantan pero Abner ordena que lo dejen en paz. Maya no entiende el desagradable gesto, y extrañada le pregunta a Alina.

─¿Que pasa? ¿Acaso hice algo que lo molestara? dile que me disculpe.

Pero Alina le hace un gesto de que no debe disculparse y le dice a Maya:

─¿Veías que el hombre estaba muy atento contigo?

─Si, eso observé.

─Estaba interesado en comprarte.

─¿Que? ¿Por qué? —interrogó exaltada.

─Dijo que lo impresionaste y piensa que eres una esclava de Rojo y te quería comprar para convertirte en su esposa.

─¿Que se creyó ese idiota? ─replicó molesta Maya.

─¡Tranquila! Rojo le dijo que no estabas en venta, y él se molestó porque te dio la mejor parte de su comida, y le reclamó a Rojo por el gesto, ya que eso se hace cuando alguien quiere o tiene la intención de comprar una esposa, Rojo le dice que tú no sabes de las costumbres de aquí, y que tú eres su nueva esclava y no te quería vender por eso. Y por eso manoteó molesto, porque perdió su mejor parte para dártela a ti sin resultado alguno.

─Pues, yo no soy ninguna esclava ─refunfuñó Maya enfurecida pero en voz baja.

Maya deja de comer, ahora la comida le caía mal, pero se calma, sabe que ya no está en Fronda y que las costumbres le eran desconocidas.

─¡Cálmate mujer! ─dijo Rojo─. Aún no me han ofrecido un buen precio por ti ─dijo con tono sarcástico el noble.



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En el texto hay: cienciaficcion, ficcion, aventura espacial

Editado: 07.08.2023

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