~12~

Caroline.

-Déjame entender. Tú quieres que acepte tu dinero por una terapia para una de tus pacientes.

-Exacto. Sé que no estamos en época de inscripciones y que las clases están llenas. Pero eres en quien más confió para una tarea como esta.

Kelly puso su mano bajo su mentón en una pose pensativa mientras miraba a su prima como si fuera el ser más idiota del mundo. Llevaban hablando de la nueva terapia para Emily desde hace una hora, siendo sábado habíamos ido a buscar a la pequeña a su trabajo y junto a Michael habíamos ido todos juntos a comer, se supone que los demás chicos nos alcanzarían en el local, pero llevábamos una hora de charla interminable entre las primas que no se ponían de acuerdo mientras que con el enfermo a mi lado nos habíamos devorado dos combos de hamburguesa y papas fritas.

-Vamos si no te cuesta nada, además es una niña dulce y adorable- decía casi en suplicas Nicolle.

-Es que tú eres estúpida- Kelly nos miró con esa cara que solía poner de: "Esta tipa es pendeja". Con una sonrisa en su rostro y moviendo sus manos con exageración- aquí el problema no es si ella entra o no. Ella puede ir. Aquí el problema es que quieres pagarme...¿Eres pendeja o qué? Como se te ocurre que me pagaras.

-Pero si es tu trabajo, debo pagar por tus servicios. Nada es gratis en esta vida.

-Pero eres mi familia, por ley no puedo cobrarte.

-Esa no es una ley. No inventes cosas- rio Nicolle.

-Bueno en mi mundo lo es. Así que no pienso cobrarte.

-¡Mujer! No aceptare las cosas gratis.

Ellas continuaron su discusión, no se ponían de acuerdo con nada. Una no quería que le pagaran y la otra se rehusaba a que fuera gratis. Con Michael nos miramos ya cansados y elevando sus hombros se puso de pie.

- ¿Milkshake? - pregunto apuntándome con su dedo.

-Menta chip por favor- respondí con cansancio.

Afuera corría un viento horrible, pero en el local estaba tan calentito que beber un Milkshake no me haría daño. El mayor del grupo llego con dos copas y las ubico en sus puestos correspondientes. Bebimos de nuestro batido mientras seguíamos presenciando la batalla campal frente a nosotros.

Diez minutos más tarde aún seguían sin llegar a un mutuo acuerdo, ambas eran tan testarudas que la única forma que se acabara la bendita batalla era que una cediera a las exigencias del otro, porque alguien debía ganar...pero eran incapaces de dar su brazo a torcer, ambas querían ganar.

- ¡Bueno ya! - grito Michael llamando la atención de las personas que estaban en el local- ya nos tienen cabreados. Les tengo la solución...50 y 50 y todos felices. Así ambas ganan y nos dejan en paz que me tienen el oído rojo de tanto blablá.

-Yo boto por esa idea- murmure levantando mi mano.

-Ustedes no tienen ni pito que tocar aquí- soltó Kelly.

-Paciencia...después me alegan porque me desaparezco- comento entre risas las cuales seguí ante las atentas miradas matadoras de nuestras amigas.

- ¡Carol! -una dulce voz ya bastante familiar llego hasta mis oídos. Mire a todos lados buscando aquella voz y corriendo desde la entrada venia la pequeña niña responsable de la eterna batalla de mis amigas.

-Hola chiquita- me puse de pie y me agaché levemente para abrazarla- ¿Qué haces aquí?

-Vine a comer con mi papi. Tuvimos un día de Papi e hija. Fuimos al cine a ver una película, puedes creer que conocí el cine, es muy grande y tiene muchos asientos y un televisor así gigante...

-Eso es triste- comento Michael, lo fulmine con la mirada y el bebió de su batido con velocidad arrepintiéndose inmediatamente- ¡Se me congela el cerebro!

-Cual si no tienes - rio Kelly.

-Hola Tia Nicolle- saludo la niña con amabilidad.

-Hola cariño, mira Kelly ella es la niña de quien te hablo.

Ambas comenzaron a hablar sin ninguna discreción sobre el tema de nuevo, Michael rodo los ojos y les pego un zape a ambas en sus frentes.

- ¿Emily estás sola?

Miré a mi alrededor y no vi a ningún castaño de mirada furiosa buscando a su hija, al contrario, me topé con un castaño entrando al local con su rostro pálido mientras buscaba por todo el lugar hasta que sus azulinos ojos cayeron en nosotros, suspiro revolviendo su cabello y camino a paso lento hacia nuestra mesa.

-No vuelvas a hacer eso nunca más Emily.

La calma en su voz me dejo atónita, me imaginaba más un Niall rabioso gritándole que no debiera arrancarse para entrar a un local de comida rápida para saludar a la estúpida secretaria.

-Perdón papi es que vi a Carol y no pude evitar correr, necesitaba contarle lo que habíamos hecho hoy- dijo con emoción.

Los ojos del castaño cayeron sobre mí, y me sonrió mostrándome la hilera de blancos dientes. Pero su sonrisa de fue borrando al ver al resto de mis acompañantes, aunque podía asegurar de que el disgusto en su mirada iba dirigido hacia mi amiga. ¿Qué fue lo que le dijo en aquella reunión?, solo sé que después de aquella conversación con mi amiga, provoco que tuviera una crisis de pánico y ahora la mirara con recelo.

-Buenas noches a todos- saludo con cortesía. El resto de la mesa respondieron con una "Hola" generalizado.

-Papi podemos comer aquí.

El castaño se hinco y el tomo de sus mejillas acariciándolas con ternura.

-Cariño, Nana nos está esperando con la cena. Hizo tu plato favorito...no querrás dejarla esperando- ella negó con una sonrisa y luego me miro- anda despídete de Caroline.

La pequeña se acercó a mí y paso sus brazos por mi cuello dándome un abrazo que me lleno el alma, abrazo que fue interrumpido por la voz de mi mejor amigo.

- ¡Ya llego su tiburón babys! - venia gritando con sus manos en el aire mientras hacia un baile extraño con sus caderas- Vaya...Horan, que sorpresa.

-Jones.

Podía ver la mirada burlesca de mi amigo, pero lo que más me preocupaba era la gélida mirada que Niall le dedico. Sabía que Thom lo conocía, pero no que al parecer tenían rencillas o eso parecía porque al menos de parte del ojiazul estaba matándolo con la mirada.