Crowfield: Secretos Enterrados

Capítulo 22 Alice Y Stephen Dan La Bienvenida

Alice se encontraba en la sala recostada sobre el sofá; hacía ya poco tiempo que regresó de la secundaria y decidió tomarse unos minutos de "descanso". El día de hoy fue un completo día de locos, el reencontrarse con sus antiguos amigos y tenerlos en un mismo sitio resultó muy extraño. Le impresionó ver a Amy cambiada, de ver a Stephen y a los demás, pero hay algo que ella notó y que está muy segura que los otros se dieron cuenta. 

Todos se veían preocupados. 

Y luego de eso el mensaje que llegó a su teléfono, ¿sus amigos recibieron el mismo texto? no dejaba de pensar ella desde que salió del salón. Fue algo inesperado pero ella se sintió algo aliviada al saber que no era la única que recibía esos infernales textos. 

Alice escuchó una voz de alguien que provenía desde la cocina. 

Era su padre. 

— ¡No! Sólo digo que es una mala idea. 

Su hija no aguantó la curiosidad. Caminó despacio para no hacer ruido y así escuchar lo que su padre decía. Se sentó en las escaleras y siguió escuchando la conversación. 

—Mira, lo que debes hacer es mantener la calma. —Le decía él a la persona en el teléfono—. ¿Qué? Eso no es cierto. 

Luego de eso su padre dio un fuerte golpe a la mesa del comedor. Alice se sobresaltó nunca había visto así de agresivo a su padre, esta última semana el Sr. Thompson estaba recibiendo llamadas que lo alteraban hasta perder los estribos, lo hacían sudar y estar nervioso. 

—Está bien, nos vemos en esa dirección. Necesito arreglar esto cuanto antes. —dijo el Sr. Thompson, luego colgó. Alice tenía que salir de ahí antes de que su padre descubriera que lo estaba espiando. Subió las escaleras y comenzó a bajarla—. ¡Oh! Cariño, estas aquí. No lo sabía. 

—Eh... si. Me desperté y decidí bajar. —mintió ella. 

Su padre tragó saliva. 

— ¿Y... Cómo estuvo tu día? 

—Bien, enviaron mucha tarea. ¿Y cómo estuvo el tuyo? 

El sr. Thompson se veía nervioso. —Huh, ¿mi día? Estuvo bien. De hecho, fue como todos los días. Algo normal. 

Su hija se le quedó mirando a su padre, algo escondía, ella estaba segura de eso. Tenía que descubrir que era; hace más de una semana en el desayuno, su padre recibió una llamada y se levantó de la mesa. —Ya voy para allá. —fue lo que dijo y luego se fue. Los otros días siguientes estaba atendiendo otra llamada y su reacción era la misma, y hoy sucedió lo mismo. Alice recuerda aquel mensaje que le llegó en el desayuno; después que su padre se fue: "Papi también guarda secretos." ¿Qué clase de cosas estaba ocultando su padre que ninguno de la familia sabía? ¿Que "jugada sucia" estaba ejecutando? Simplemente nada parecía tener sentido, no en esta familia. 

— ¿Y no has ido a saludar a los Smith? —le preguntó el Sr. Thompson sacando a Alice de sus pensamientos. 

— ¿Smith? 

—Los que se mudaron a la casa de los Crabbs. 

Y Alice recordó de quiénes hablaba su padre, se refería a los nuevos vecinos. Ella los había visto días atrás cuando traían algunos muebles parecían ser una familia tranquila: un padre, una madre y un hijo. Pero les gustaba coleccionar muchas cosas, o al menos eso fue lo que Alice notó. — ¡Huh, no! Digo, tenía pensado ir más tarde. Ya sabes, ellos se están instalando en su nueva casa y no quisiera estorbar. 

— ¡Tonterías, Alice! Deberías ir y darles la "Bienvenida" como toda una Thompson —le animó su padre—. Es eso, o visitar a Stephen Hudson. 

— ¿Enserio papá? —Alice le preguntó. Ella al menos prefería ir a ver a su antiguo amigo y saber qué pasó con su vida, el sólo hecho de ir a la casa de los Crabbs... Smith hacía que su cabeza reviviera los momentos que pasó allí con sus amigos, las veces que peleó con Helena entre otras cosas. El sr. Thompson le daba una de esas miradas de: has caso a lo que te digo que hacen algunos padres. Su hija batallaba con esa mirada pero ya era muy tarde su padre era muy bueno en las guerras de mirada con sus hijos. — ¡Esta bien, iré! —dijo Alice a regañadientes. 

Su padre le dio un beso en la frente y Alice salió por la puerta, cruzó la acera y se detuvo frente a la casa. Sus piernas temblaban, su corazón latía fuerte. ¿Qué clase de cobarde era que no podía caminar a la puerta y tocar el timbre? ¿Qué ya no lo había superado? Era una Thompson, y ellos no huyen. Respiró profundo y comenzó a caminar hacia la puerta, cada paso que daba era una advertencia que daba su cerebro para que se motivara a entrar. 

Tocó el timbre y escuchó pasos que se acercaban a la puerta. Un ruido se escuchó en los arbustos de la casa de los Hudson, Alice giró su cabeza para averiguar que era pero no había nada. -¡Hola! -dijo alguien que se asomaba por la puerta. Era un chico. 



#12878 en Thriller
#7271 en Misterio
#5269 en Suspenso

En el texto hay: misterio, desaparición, chicos

Editado: 06.06.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.