La habitación permanece en penumbra, y la voz de Angelo Di Marco llena nuevamente el espacio con una resonancia que parece enfocar toda mi atención. Estoy paralizada por el miedo, con el corazón acelerado, mientras la figura de Angelo, de espaldas a la luz, se destaca en la oscuridad.
“Isabel,” empieza Angelo, su voz profunda y autoritaria, “estás aquí debido a un acuerdo hecho por tu padre. Como te he mencionado, eres parte de una deuda que él contrajo.”
“¿Deuda?” mi voz suena quebrada mientras intento procesar sus palabras. “¿Qué deuda? ¿Por qué yo?”
“Tu padre, al parecer, tuvo problemas financieros significativos,” continúa Angelo. “Para cubrir esas deudas, él ofreció algo a cambio. Y ese algo eres tú.”
Sus palabras caen como un peso en mi pecho. Mi mente se llena de confusión y desesperación. “¿Qué significa esto para mí? ¿Qué quieres de mí?”
Angelo se vuelve lentamente, el movimiento es casi imperceptible en la oscuridad. “Lo que quiero de ti, Isabel, es tu obediencia y tu compromiso. Mientras yo mantenga mis compromisos y proteja mi imperio, tu papel es simple: ser la pieza clave para saldar la deuda de tu padre.”
Intento mantener mi voz firme, a pesar de que el terror se apodera de mí. “¿Y si no estoy dispuesta a cooperar? ¿Qué pasará conmigo?”
“En esta situación, no tienes muchas opciones,” responde Angelo con un tono que no deja lugar a dudas. “Tu situación está diseñada para que cooperes. Sin embargo, también puedo ofrecerte la oportunidad de negociar. Si demuestras que eres útil y que puedes cumplir con tus responsabilidades, tal vez haya un camino para ti en esta organización. Pero no te equivoques: no cumplir con tus obligaciones tiene consecuencias.”
Siento un nudo en el estómago. La idea de ser parte de un acuerdo sin mi consentimiento y estar a merced de un hombre que ni siquiera he visto completamente es aterradora. “¿Por qué no me dejas ir? ¿No hay otra forma de resolver esto?”
“Como te dije, la deuda debe ser saldada,” dice Angelo, su tono implacable. “Este lugar es el centro de operaciones de mi imperio. Aquí, tus habilidades y tu disposición serán evaluadas. Y si decides rebelarte, las consecuencias serán severas. No es algo que desee para ti, pero es la realidad de la situación.”
Una sensación de desesperanza me invade. “¿Qué se espera exactamente de mí? ¿Qué debo hacer para cumplir con este acuerdo?”
Angelo guarda silencio por un momento, y cuando finalmente habla, su voz es casi un susurro, aunque cargada de autoridad. “Para recuperar mi imperio, necesito una esposa.”
La palabra se queda flotando en el aire, incrédula de lo que acaba de decir. “¿Una esposa? ¿Qué tiene que ver eso conmigo?”
“No te confundas, Isabel,” dice Angelo, con una dureza en su voz. “Esto no es más que una fachada. No te tocaré, no serás mi esposa en el sentido tradicional. Pero en los ojos del mundo, lo serás. Necesito que interpretes ese papel para mantener mi poder y restaurar lo que se ha perdido.”
Mi mente se tambalea ante esta revelación. ¿Una esposa? Todo esto es surrealista. “¿Y por qué yo?”
“Tu situación, tu falta de lazos familiares, te hacen perfecta para esto. Además, tu padre me debe mucho, y esta es la única forma en la que puede saldar su deuda.”
Siento que el suelo desaparece bajo mis pies. No solo estoy atrapada en esta mansión, sino que ahora tengo que cumplir con un papel que nunca pedí. “¿Qué pasa si me niego?”
“Entonces, me veré obligado a tomar medidas más severas,” responde Angelo sin titubeos. “Pero eso no es lo que quiero. Prefiero que esto sea lo más indoloro posible para ambos.”
El pánico comienza a asentarse profundamente en mi pecho. “¿Y qué se supone que debo hacer ahora?”
“La obediencia es todo lo que se espera de ti por ahora,” dice Angelo, su tono más suave pero aún implacable. “Esta noche, descansarás. Mañana hablaremos más sobre tus responsabilidades.”
La voz de Angelo se vuelve aún más suave, pero sigue cargada de autoridad. “Ahora, Lorenzo te llevará de regreso a tu habitación. Recuerda, Isabel, que tu destino está en tus manos, pero las decisiones que tomes aquí tendrán consecuencias.”
Lorenzo aparece en la puerta de la habitación, listo para escoltarme de regreso. La figura de Angelo se desvanece en la oscuridad, y mi mente está llena de pensamientos contradictorios mientras me alejo. La idea de estar atrapada en esta mansión, bajo el control de un hombre tan enigmático y poderoso, es desoladora.
Mientras me dirijo de nuevo a la habitación en la que fui retenida, el silencio de la mansión parece aún más opresivo. La realidad de mi situación se hunde en mí con una intensidad creciente. Mi vida, tal como la conocía, se ha desmoronado, y ahora estoy atrapada en un mundo donde las reglas son desconocidas y el poder es implacable.
La habitación permanece en penumbra, y la voz de Angelo Di Marco llena el espacio con una resonancia que parece enfocar toda mi atención. Estoy paralizada por el miedo, el corazón acelerado, mientras la figura de Angelo, de espaldas a la luz, se destaca en la oscuridad.
“Isabel,” empieza Angelo, su voz profunda y autoritaria, “estás aquí debido a un acuerdo hecho por tu padre. Como te he mencionado, eres parte de una deuda que él contrajo.”
“¿Deuda?” mi voz suena quebrada mientras intento procesar sus palabras. “¿Qué deuda? ¿Por qué yo?”
“Tu padre, al parecer, tuvo problemas financieros significativos,” continúa Angelo. “Para cubrir esas deudas, él ofreció algo a cambio. Y ese algo eres tú.”
Sus palabras caen como un peso en mi pecho. Mi mente se llena de confusión y desesperación. “¿Qué significa esto para mí? ¿Qué quieres de mí?”
La habitación permanece en penumbra, y la voz de Angelo Di Marco llena nuevamente el espacio con una resonancia que parece enfocar toda mi atención. Estoy paralizada por el miedo, con el corazón acelerado, mientras la figura de Angelo, de espaldas a la luz, se destaca en la oscuridad.
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Editado: 19.11.2024