Crucero de citas

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Camine hasta la terminar del aeropuerto, el vuelo duro aproximadamente cinco horas. Solo lleve una valija y mi bolso, recibí un mensaje de Sara: “Afuera te estará esperando el chofer” ¿Un chofer? Me pregunte, ¿Para qué lo querría?, al salir efectivamente si había un chofer en la entrada, supe que era por qué en su traje lleva un gafete con el nombre del reality. - ¿Jane? Pregunto, -si soy yo.

Al entrar al carro el chofer me pregunta si quiero café pues le digo que si ya que el viaje ha sido pésimo y mis ánimos no están por las nubes. Aun no supero muchas cosas, pero espero que este trabajo por lo menos me quite las ganas de pensar en Ethan. –ya hemos llegado señorita. Había llegado a un enorme crucero a la horilla del mal, Gio me espero en la entrada.

-Pero qué alegría me da verte. Mientras le doy un abrazo a mi viejo amigo.

-El gusto es mío Jane. Aun sigues igual de hermosa.

-Gracias Gio, ahora me puedes decir ¿Cómo llegaste aquí?

-Pues si tenemos suerte y tiempo libre para disfrutar de la piscina y el sol, y claro la buena compañía te contare todo.

Sentí que estaba coqueteándome como los viejos tiempos cuando estábamos en la preparatoria. Me apretó la mano y me llevo a conocer las demás personas del equipo. Todo se encontraban en un salón enorme y en el fondo llevaba un cartel dando la bienvenida, había mesas decoradas con pasteles, mariscos y bebidas.

-Ven, te presento a Trevol Lowe.

-Trevol ella es Jane, estará en nuestro equipo.

Con movimiento brusco y poco agradable tomo mi mano.

-Un gusto, espero que no nos decepciones.

Al instante en que iba a presentarme a los demás, llegaron dos mujeres súper hermosas, elegantes, con atuendos que ni con mi sueldo puedo comprar. Una de ellas ha tomado una copa y con una cuchara pues ha sonado la misma, haciendo que todos les presten atención.

-Escuchen todos, estamos aquí para filmar Single Cruise, el reallity sobre citas que pronto será un éxito. Unos muy atractivos pretendientes abordaran este crucero para competir por el afecto de Renata nuestra single Lady.

Y señalando a la chica que tenía al lado continúo diciendo.

-El ganador se casará con Renata en una romántica… y legalmente valida, ceremonia de abordo.

-Suena como la manera perfecta de encontrar a tu alma gemela. Le comenté a Gio.

Y siguió diciendo:

-Así que descansen esta noche. Empezamos a grabar mañana a las seis AM.

Todos aplaudieron aquel mini discurso de Sara y siguieron hablando normal. Había cogido una copa de vino y un cup cake, Gio aún seguía cerca de mí. Me preguntaba como llego hasta aquí, y lo guapo que se ha puesto. Su pelo rizado y esos ojos tan coloridos, llevaba una camisa hawaiana con unos shorts y esa sonrisa de sinvergüenza.

Quería invitarlo a tomar algo, pero aun dudo, no quiero que piense otra cosa. Al dar la vuelta para salir del salón, su voz me detuvo.

-Hey Jane. ¿A dónde vas?

-A la habitación, estoy agotada.

- ¿Quieres que te acompañe?

-Pues sí.

Al llegar no pude notar que la habitación tenía mi nombre y era un poco pequeña. –pensé que las habitaciones de los cruceros eran un poco más lujosas, le dije a Gio. –la mía tiene balcón y una hermosa vista, deberías venir a tomar algo después, así la ves, ¿Qué dices? Levante mis cejas haciéndole seña.

- ¿Nunca has dejado lo ingreido verdad?

- ¿Ingreido yo? Jane por favor, ¿aceptas mi salida sí o no?

-Pues ¿A dónde iremos?

-Déjame sorprendente.

Gio salió de la habitación con una sonrisa en el rostro más grande que la de una Perona cuando se saca el loto, cerré la puerta y me avente a la cama. Por lo menos esta suave, recordé que en la maleta traía una foto conmigo, la abrí y saqué el portarretrato donde estamos Carl, Max, Mama y yo. La coloque en la mesita de noche mientras la acariciaba. Recordé cada segundo en donde Carl aparecía, mis peores y mejores momentos. Pero, también pensé en Max no sé qué está haciendo ahora. Tal vez mama no está orgullosa del hombre en que se ha convertido. Pues cuando partí no lo llamé, no quería saber nada de él.

De pronto mi cabeza volvió a cuatro años atrás donde Ethan y yo fuimos felices por momento hasta que se tuvo que irse. Parecía como si lo hubiese llamado con el pensamiento, pues el teléfono sonó y era él.

 

 

 

 




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