Son las 7am falta poco para que empiece mi clase. Él baño de mi habitación está bastante desordenado después de que Lili me arreglara para esa estúpida fiesta que para nada me gusto. Nunca en mi vida había visto a esa estúpida chica, como se atreve atacarme solo porque él imbécil de su novio le dijo que lo bese, cuando no es así, me hierve la sangre de solo recordarlo.
-Uf –Suspiro y procedo a verme en el espejo. Gruño al ver que mi cabello es todo un desastre gracias a esa maniática celosa. Empiezo a arreglarlo y en el proceso recapitulo la noche en mi cabeza, todavía no puedo creer que haya bebido tanto.
Camino a mi armario buscando que ponerme. Pronto lo encuentro, mi blusa favorita ¡Es tan preciosa! Es de un rojo intenso que combina a la perfección con mi piel y esos diamantes artificiales que la acompañan hacen de esta prenda algo increíble, la falda negra que elijo combina a la perfección con todo, lo único que falta son los zapatos, no se cuales ponerme hay varias opciones, al final me decido por las zapatillas negras que me regalo mi amiga Samanta de cumpleaños justo antes de irse al extranjero.
Antes de bajar a desayunar miro mi celular, mi novio me ha escrito me quiere ver después de clases. “Princesa hermosa te tengo una sorpresa, quiero estar todo el día contigo hoy”. En ese momento llega otro mensaje es de mi acosador. ¡Rayos! ese hombre no tiene nada más que hacer, le he dicho varias veces que tengo novio y aun así no le importa. Ignoro el mensaje del acosador y me concentro en el de mi novio.
Me conmueve ese mensaje, enserio amo a este chico, siempre tiene lindos detalles conmigo y sé que puedo contar con él en todo momento. Le voy a escribir antes de que se me olvide… la verdad soy muy olvidadiza, creo que saque eso del hombre que me abandono a los 8 años.
De repente por estar mirando el celular me tropiezo con mi closet logrando que se caiga una caja, la alcanzo a coger. Nunca la había visto de seguro Dora la puso ahí mientras organizaba. La curiosidad me gano y no tuve más opción que revisar. Varias fotos antiguas y un poco degastadas se encontraban en lo más profundo de la caja, en una de ellas aparecía un chico cargándome en sus brazos cuando apenas era una bebe.
La cara del chico la reconozco he visto su cara en varias fotos que esconden, siempre me he preguntado ¿Quién es él?, pero siempre obtengo la misma respuesta “Es el hijo de un viejo amigo” aunque su apariencia no me ayuda a creer que sea así, nos parecemos mucho tenemos la misma mirada de ojos cafés oscuros y el mismo….
Escucho mi celular vibrando, mi atención se centra en la pantalla, cuando veo de quien se trata pongo los ojos en blanco.
« ¿Por qué tiene que ser él? »
¡¿Es que nunca piensa parar?! Ignoro el mensaje por completo y en ese momento me acuerdo del mensaje de mi novio, le voy a escribir antes de que algo más pase y no le responda.
- ¡Micael! -Grita mi mamá desde el primer piso. Vaya esa mujer sí que tiene pulmón.
Soy hija única, mi madre es soltera, ya que el imbécil de mi padre dijo que no quería tener hijos y nos abandonó. Ella es lo único que me queda en la vida, siempre intento dar lo mejor para que se encuentre orgullosa de mí, por esa razón me dedique a estudiar francés para hacerla feliz, ese siempre fue el sueño de ella y me motivo para yo estudiarlo, aunque ya me queda un mes estoy pensando en irme a Francia, más que todo por conocer Toulouse.
- ¡Micaela baja de una vez por todas! -Vuelve a gritar mucho más fuerte. Sigo diciendo que no sé de dónde saca tanta fuerza para gritar así de alto.
Bajo corriendo, cuando estoy a la mitad de la escalera, escucho el tono de llamada de mi móvil desde mi habitación. Me doy una palmada en la frente con frustración.
« Olvide mi celular en la habitación»
Suspiro y me devuelvo a mi habitación por él, en ese momento llega Dora con mi celular en la mano, con una leve risita me lo da y me observa divertida.
Dora es nuestra empleada, más que todo es mi mejor amiga siempre estuvo conmigo desde que era pequeña y me cuidaba cuando mi mamá salía a sus viajes de negocios. No sé qué haría sin ella es como una segunda madre para mí.
-Gracias Dora no sé qué haría sin ti, eres lo máximo –Me pego la mano a la boca y le mando un beso. Ella se va sin decirme nada.
En ese preciso momento llega mi mama enojada con los brazos cruzados sobre su pecho. Una vez más me pego en la frente. Me olvide de ella por completo. Bajo a encontrarme con ella y veo más clara su expresión de decepción… en ese momento me queda claro que estoy metida en problemas.
-Micael, ¿Piensas desayunar? -Me mira con cansancio, siempre esta estresada antes de irse por un largo periodo de tiempo.
-SÍ mamá, ya voy lo que pasa es que deje mi celular en la habitación y Dora me lo trajo.
-Bueno hija vamos a desayunar juntas –Me dice con una dulce sonrisa y caminamos al comedor.
Dora pasa con el cesto de la ropa sucia justo en ese momento, antes de que siga cojo la canasta y la reviso, ella sonríe por encima de mí, me conoce tan bien.
-Algún día lavare tu ropa –Bromea y sigue su camino. Soy una persona muy rara, tengo una sola condición cuando Dora me ayuda arreglar. Mi ropa la lavo yo… no me gusta que nadie más la toque.
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Editado: 14.09.2023