Cristián tuvo que sacarme rápido del cuartel y llevarme a enfermería. Solo estaba él, los demás ya se habían marchado hace mucho tiempo.
Yo le ayude apoyarme, pero mi vista estaba a punto de irse, todo mi cuerpo se calentó sentía como la fiebre empezó acelerarse. La hemorragia se extendió a más partes de mi cuerpo, una uña se cayó de mi mano completa y las demás empezaron a sangrar, de mis ojos salían lágrimas de sangre y no era porque quisiera llorar, salían de la nada sin yo tener que hacer esfuerzos.
Ya no podía caminar me sentía muy débil.
-No puedo más –Estaba demasiado cansada.
-Resiste. Tú puedes.
Hice mi esfuerzo por salir del cuartel, era muy difícil y más cuando tocaba arrastrarme por los ductos. Al final si pude lo que me preocupaba ahora era la cámara, tenía que hacer mi mayor esfuerzo por pasarla rápido. Ya estábamos en los calentadores, llegamos hasta la cámara.
-Corre cuando te diga –Asentí débil.
Espere su señal.
-Ahora.
Corrí aun agarrada de su hombro, el camino parecía infinito. Justo a tiempo llegamos al baño porque mis pies decayeron y caí al suelo. Cristián me alzo en sus brazos, cruzando los pasillos llegamos hasta enfermería. Mis labios se comenzaron a partir, faltaba poco para desmayarme. Ya no podía ver bien, perdí la vista unos segundos, regreso apenas cerré los ojos y los abrí.
Los golpes en la puerta se escuchaban hasta el otro extremo del pasillo. Él estaba desesperado, yo igual y preciso hoy ninguno de los tres quería abrir la maldita puerta.
-¡Abran! –Gritaba Cristián volviendo a golpear la puerta.
-¿Qué quieres? –Salió Alejandro hablando con voz cansada. Justo cuando me miro se apresuró a ayudarme - ¿Qué le paso?
-Ayúdala –Suplico Cristián.
Alejandro me cargo en sus brazos empujado a un lado a Cristián. La cama de la enfermería estaba manchada de sangre y ahora iba estar peor, de mi cuerpo seguía derramándose mucha sangre, en cualquier momento iba a perder la conciencia.
Sentí que me acostó en la cama. Antonella llego y empezó a examinarme los ojos con una linterna, toco mi pulso. Me gustaba verlos así, desesperados por mí porque si me llegara a morir seria el fin de ellos, después de todo morir no es tan malo.
La herida de mi ojo se abrió. Entre los dos intentaron parar la sangre de todos los lugares de donde me salía y la del ojo era la peor de todas, casi sentía que mi ojo se estaba poniendo rojo.
-Tenemos que coserla –Alejandro miro a Antonella.
Mi horror aumento. Mil veces prefiero que la herida se sane sola a que la cosan y me quede una marca peor.
-Ni se te ocurra –Dije.
- ¿Por qué está sucediendo esto? –Que milagro Antonella estaba preocupada por mí.
Tuve que cerrar los ojos ya no sentía mi cuerpo y mi respiración era poca. Estaba muriendo lo sabía muy bien. En ese momento escuche la voz de Milena llegando.
-Al parecer su mayor premio se va a morir –Dije en tono de burla. Ya no me importaba, por fin iba a deshacerme de lo que me hacía sufrir.
-No lo creo –Dijo Milena y me inyecto algo justo en el corazón.
«CY» Alcance leer.
Mis ojos se cerraron.
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Editado: 14.09.2023