"Entre mas debil, mas oscuro es"
Cada segundo cuando estoy con el intento parecer lo más fuerte posible, porque siento que en cualquier momento voy a caer, el miedo hace que me vea nerviosa, mi histeria y mi desconfianza hace que actúe a la defensiva, no es mi culpa ser así cuando se trata de Elahia, me basto un solo momento para saber que el es peligroso, la primera vez que tuve "contacto" con el, estoy segura que fue casi cuando recién había llegado al pueblo, luego de que le dijera que bajara el volumen de su musica supe que había algo raro en el y cuando lo vi en la escuela vestido de esa manera me confirmo que efectivamente es raro, pero no un raro de esos que le gustan cosas diferentes, sino un raro de los que ocultan algo muy malo, cuando actúa extraño y cuando te mira quieres alejarte, a menos que no estes cuerdo y quieras quedarte para ver que pasa, soy una de esas, me llamo tonta por quedarme aquí esperando a que el doctor baje y me diga si estará bien o no, mi desmayo no duro mucho ya que la mujer que venia con el doctor me auxilio; el reloj en la pared marca las 3:15 de la madrugada y me siento cansada, se que no estoy siguiendo las indicaciones de tomar reposo y tomar mi medicamento, lo haría si no estuviera en esta situación.
Me encuentro sentada en el sofá viendo a Sana dormir, me siento sucia y demasiado pegajosa, se que no estoy de lo mejor, así que tendré que irme a dar un baño y después regresar. Para mi suerte el doctor Arturo baja por las escaleras y yo me levanto para aproximarme a el.
—El esta bien, la bala salió y pudimos suturar la herida. No perforó nada importante.
El alivio vino a mi y me sentí menos preocupada.
—Gracias, no sabia que hacer, ese hombre es un terco, no quiso ir al hospital.
El doctor me vio con ojos curiosos y con detenimiento.
—¿Eres su novia?
Una risa nerviosa salió de mi y respondí que no con la cabeza.
—Interesante, no dejaba de decir tu nombre, he sido el doctor de su familia por mucho tiempo y jamas lo escuche decir el nombre de alguien cuando esta mal, siempre se nota muy serio.
¿El tiene familia?
Al ver que no respondí siguió hablando.
—Bien, debemos cambiarle el vendaje cada dos horas, estaré viniendo, si ocurre algo no dudes en llamarme.
—¿El esta despierto?
—No, tardara un rato en despertar... tus ojos muestran preocupación, ¿te gusta verdad?
Su pregunta me tomo de sorpresa.
—No, yo no...
—Nadie se había preocupado tanto por el, escucha el puede ser demasiado duro a veces, pero es un buen hombre, debo decirte que no es la primera vez que le pasa algo así, tranquila, estará bien, ha tenido momentos peores, créeme.
Ja! Buen hombre, si lo fuera no estaría arriba con un disparo en el brazo, me saca de quicio que nadie note lo malo que puede llegar a ser.
—Gracias Doctor—Le di una sonrisa falsa y al parecer funciono para que se callara.
La mujer baja también y le agradezco por la ayuda.
Después de que salieran, me quedo un minuto pensando en si subir o no subir y despues de esa pequeña batalla decido hacerlo, solo para asegurarme de que esta bien, lo encuentro acostado con un vendaje en su brazo, a lado se encuentra un suero conectado a el, miro con más detenimiento su habitación que esta hecha un desastre y se siente demasiada fría, busco una manta para taparlo antes de ir a casa a tomar un baño.
Pongo la manta sobre su cuerpo, me agacho un poco para hacerlo y sin pensarlo me detengo en su rostro, esta sudoroso, su cabello esta despeinado, hago un recorrido con mi mirada desde su cabello hasta su barbilla, luce sereno, como si nada hubiera pasado, como si no rompiera ni un plato. El suspira y su aliento a dentrifico se mezcla con el aroma de su habitacion, es una colonia bastante agradable.
La lluvia golpea fuertemente la ventana y hace que de un salto hacia atrás, ¿que estoy haciendo? Igual suspiro y me tallo los ojos, debo salir.
Le susurro un "no me tardo" y después me doy una cachetada mental por decir eso. Esta inconsciente tonta.
Al salir de la casa el frio cala y se nota la neblina y la lluvia no para, es tan fuerte, pero es suficiente para mojarse, bajo por las pocas escaleras con cuidado de no resbalar y camino rápido para llegar a la puerta de mi casa, pero a la mitad del pequeño camino una voz conocida e irritante me detiene.
—¿¡Amelia!?
¿De donde salió?
El cruza la calle para llegar hasta a mi.
—¿Amelia que haces a esta hora sola en la calle?
Esta empapado, lleva puesto una sudadera negra y unos pantalones de mezclilla sucios, se notan como salpicaduras o manchas de color rojo y las botas llenas de barro, creo que yo le gano en verme fatal.
—Hola.
—Amelia estaba preocupado por ti, fui a verte en el hospital pero los policías no me dejaron entrar —Su abrazo me tomo por sorpresa, su agarre era brusco, sus manos en mi cintura las sentí frías y demasiado incomodas. Y me moja mas de lo que ya estaba. Huele a alcohol y eso me mantiene alerta.
—Si bueno, estoy bien, ya puedes soltarme, debo irme o me voy a enfermar—me hice hacia atrás, alejándome.
—¿No te gusto mi abrazo? —Su pregunta me puso nerviosa. Me aleje mas y sus brazos cayeron cuando vio mi acción.
—No es eso, solo que ya iba para mi casa, tengo sueño, frio y estoy mojada, es tarde.—Me cruce de brazos en forma de protección, agradezco que traigo un pantalón negro y me puse una sudadera de Elahia que encontre en un perchero para taparme antes de salir.
—Pensé que esta era tu casa, te vi salir de aquí.
—Oh si, bueno aquí vive una amiga, así que vine a visitarla.
—¿Que amiga?
—No la conoces.
—¿Porque sales a esta hora? Sabes que hay un asesino detras tuyo, ¿no te da miedo? El pudo hacerte algo ahorita, que tal si esta viéndote ahora mismo o peor, el esta a unos centímetros de nosotros.—Su voz sonó como una advertencia, demasiado seria.
Editado: 29.04.2022