Capítulo 27

Estamos en el escritorio de Cristóbal, guardamos silencio, nos ha citado a este lugar. Víctor permanece serio, aunque un dejo de indiferencia se dibuja en su rostro. Es tarde, acabamos de terminar de cenar y el padre de ambos no ha aparecido, por lo que se respira una aparente tranquilidad. Pero Cristóbal con expresión preocupada nos había indicado que quería hablar con ambos luego de cenar. ¿Qué puede ser lo que le molesta?

—Mañana debo levantarme temprano para ir a trabajar —se quejó Víctor mirando la hora.

—Creo que si Cristóbal nos cito debe ser por algo importante, él no es una persona que dejaría a alguien esperando sin razón —señalé con seriedad.

—Parece que conoces bastante a mi hermanito —murmuró con expresión fría y molesto.

Tensé mi semblante, fastidiada y quise decir algo, pero apareció Cristóbal. Sin mirarnos tomó asiento y guardó silencio por unos instantes como si pensara detenidamente lo que diría.

—Necesito que asistan a la Noche de Las tres sangres —indicó seriamente fijándose en el rostro de Víctor, como si esperase una reacción de parte de él.

Víctor sonrió con ironía y luego se rio con gesto burlesco. Y con una mirada fría e hiriente mientras cruzaba los brazos observó fijamente a su hermano.

—Olvidas que un híbrido como yo, no es deseable su presencia en un lugar en donde todos se jactan de la pureza de su sangre —levantó una ceja seriamente.

—Ambos han recibido una invitación —extendió un sobre a Víctor, quien luego de mirarlo un par de segundos lo acepto de mala gana—. Seas un híbrido o no, tu estatus ha subido desde que te casaste con Catalina, un vampiro descendiente...

—No iremos —lo interrumpió mientras se levantaba de su asiento—. Tengo asuntos más importantes que perder el tiempo en un grupo de cínicos y altaneros.

—Lamentablemente no es una opción —respondió Cristóbal con seriedad, por unos instantes guardo silencio mientras su hermano le dirigía una fría mirada—. Son órdenes del líder por el bien del Clan, de nuestro padre.

—Tú sabes que viví muchos años rechazado por el Clan, ahora que vengan a darme órdenes...

Guardo silencio apretando los dientes y su mirada se perdió, como si muchos recuerdos vinieran a perturbarlo. Abrió la puerta, dispuesto a retirarse, me miro por unos instantes antes de hacerlo. Siento que espera que lo siga, pero yo estoy confundida no entiendo demasiado lo que pasa, lo contemplé preocupada. Dándose cuenta de ello su rostro reflejó la desilusión que le causaba mi poco apoyo. Carraspeó molesto. Sinceramente hasta ahora no me ha quedado nada claro, ni se lo que es esa noche de las tres sangres, ni la pureza de sangre, ni del rechazo sufrido por Víctor.

—Hay muchos rumores —lo interrumpió Cristóbal sin mirarlo—. Respecto a que tu matrimonio es una falsa. Eso expone a Catalina al peligro de que Marcos pueda tenerla de regreso. Tal vez eso a ti no te importe, pero a mí sí.

Levantó la mirada, molesto.

—Por lo que no puedo permitirte que por tus caprichos la expongas a ella...

—¿Caprichos? —se volvió molesto—. Vaya quien habla de caprichos, forzar a una mujer que amas a volverse tu sirviente y obligarla a separarse de su hijo solo por celos ¿No es acaso ser caprichoso y egoísta? Es irónico que me trates a mí de caprichoso.

—¡No hables de lo que no sabes! —levantó la voz con rabia—. No hables como si...

—¿Cómo si qué? —sonrió irónico—. No quieres que hable de ella ¿Acaso hay que honrarla su nombre por lo buena persona que fue? ¿Me prohíbes hablar de ella? ¿Soy demasiado impuro para hablar de esa mujer?

—Basta —comenzaba a perder la paciencia.

—¿O vamos a hacerle homenajes por cuantas veces se dejó manejar por todo el mundo? —sonrió con cizaña.

—No seas cruel, no olvides que ella...

—¿Cruel yo? no habrá sido más cruel ella que no se movió cuando subían a su hijo a la fuerza al carruaje, que lo único que supo hacer fue tirarse al suelo y llorar como una tonta... —habló con rencor.

—Detente —Cristóbal suspiró intentando calmarse.

—Una mujer débil, estúpida, que no fue capaz de proteger a su propio hijo, ¡No merece tanta misericordia!

Cristóbal fuera de sí lo agarró de la camisa golpeándolo contra la pared. Podía ver sus colmillos asomados, y el tono rojo que se dibujaban en sus pupilas. Ya antes lo había visto así, cuando había tratado de matar al sirviente de su padre. ¿Pensaba matar a su propio hermano?

—¿Te duele escuchar la verdad? —preguntó Víctor sonriendo con malicia—. ¿Por qué te enamoraste de una mujer como esa?, una cobarde que prefirió suicidarse en vez de buscar a su pequeño hijo, mientras que este esperanzado esperaba y esperaba... una mujer que nunca fue capaz de mostrar fortaleza. ¡¿Crees que has sufrido?! ¿Has pensado lo que sintió ese niño de cuatro años abandonado en un orfanato sin entender por qué mamá no lo protegió?

Cristóbal soltó a Víctor apoyando su cabeza en una de sus manos. Apretó los dientes, con remordimiento, y dolorosos recuerdo al parecer vienen a su mente.

—Tu no lo entiendes, yo la amaba... —musitó bajamente.

—Yo también la amaba —respondió Víctor alejándose por la puerta—. Porque fuera lo que fuera, era mi madre...

Me quede estupefacta al escucharlo decir esto ¿Acaso la madre de Víctor era la misma mujer que amaba Cristóbal? ¿O sea Elizabeth fue una de las mujeres de Sebastián? Estaba anonadada y no supe cómo reaccionar al ver a Víctor salir con expresión de pesadumbre, quise seguirlo. Pero tengo muchas confusiones en mi cabeza. Solo espero que Víctor se encuentre bien. Aun me cuesta creer lo que he escuchado. La mujer que amo Cristóbal, la única mujer que había amado era la madre de Víctor, y el niño pequeño obligado a separarse de ella era él. Había sido capaz ese hombre, de mirada dulce, obligar a una madre y a un hijo separarse ¿pero por qué? ¿Por ser un híbrido? Empezaba a darme cuenta de que Víctor desde pequeño había sido rechazado por su condición de vampiro-humano. No podía llegar a imaginar la magnitud del daño que podría haberle provocado o de lo doloroso que podía ser aun aquellos recuerdos.