Víctor y aquella chica que llamaban "Elegida" se conocían. De una forma extraña porque él la mira como si fuera la primera vez, pero a la vez parece conocerla más allá de la presencia física que tiene en frente. ¿De dónde se conocían? Es algo que desconozco, y tampoco me pareció oportuno preguntarlo en este momento.
La joven mujer luego de saludar a Víctor, con cierto aire de complicidad, me miró con curiosidad. Me sonrió levemente con sinceridad.
—Hola, soy Francisca —me saludó cortésmente, sus ojos castaños se fijaron en mí, y aunque su rostro es amigable, me es difícil no sentirse intimidada ante la presencia de aquella mujer.
Hay una especie de energía que la envuelve y aunque no se muestra amenazante es difícil no sentirse amedrentada ante su presencia.
—Mucho gusto, me llamo Catalina —respondí el saludo tratando de mantener mis ojos en su serena mirada.
—Pequeña —Una expresión levemente triste se dibujó en su rostro—. Al fin y al cabo, tuviste que pasar por esto. Hay contratos entre los humanos y los vampiros que son aún difícil de eliminar, y el permitirles tomar personas para que sean sus sirvientes es una de ellas. Pero me alegra saber que aun sigues con vida, has caído en las manos de un buen hombre.
Cruzó los brazos dirigiéndole una mirada a Víctor que la seguía mirando aun con sorpresa.
—¿Nos conocemos? —arrugué el ceño.
Sonrió ante mi pregunta.
—Eras demasiado pequeña para recordarlo, pero te salve la vida cuando eras una niña —entrecerró los ojos con misterio.
Guarde silencio sorprendida. ¿Habla de mi sueño? ¿Fue ella quien nos salvó a mí y a mi hermano de ese vampiro? Quise preguntarle algo más, pero Víctor se adelantó.
—Había escuchado de tus reencarnaciones, pero ¿por qué ese cuerpo? eres una mujer —indico aun sin salir de su sorpresa. Con esto dio a entender que a quien realmente conoció fue a la reencarnación anterior de aquella chica, ahora entiendo su actitud que al principio me confundía.
—Son decisiones tomada por mi anterior vida, de todas formas, no te dejes llevar solo por las apariencias —lo miró con un leve desafío.
Víctor parece querer decirle algo más, pero apareció Vanessa cabalgando y con expresión molesta y altanera. Ha dado aviso a otros vampiros por lo que nos vimos rodeados. La actitud hostil del grupo nos sorprendió. Francisca sonrió con ironía y sin temor mientras el joven hombre que la acompañaba se colocó delante de ella en actitud defensiva.
—Tranquilo, Antonio —musitó la joven con su atención fija en Vanessa, quien llego a sentirse intimidada por la fría mirada de la joven cazadora.
—¡¡¿Como osan los cazadores en entrar a los terrenos del Clan Nigrum lupum?!! —exclamó molesta dispuesta a pelear si fuese necesario, aunque su voz tiembla, de seguro también ha sentido el enorme poder que rodea a esa mujer.
Observó rápidamente el cadáver de la mujer híbrido, es seguro que cree que es por obra de las personas que tiene en frente, aunque el rostro horrorizado del cadáver al parecer le produjo cierta inquietud ya que arrugó aún más el ceño sin dejar de ver el cuerpo.
—Tenemos una invitación —respondió Antonio seriamente lanzándole un sobre a Vanessa.
La joven vampiresa tomó el sobre y luego de leerlo su expresión se tornó entre asombrado y molesto. Es una carta firmada por los líderes de los tres clanes principales de vampiros aceptando una reunión solicitada por los clanes de cazadores.
—Está bien, pasen adelante... pero los seguiré vigilando —exclamó molesta, luego dirigiendo su mirada a Víctor agregó—. Disculpa Víctor, pero vamos a tener que cancelar nuestra cita ante estas visitas impertinentes.
—Con que cita... —murmuró Francisca haciendo que Vanessa la mirase, aunque ahora no podía verle al rostro ya que se había colocado nuevamente su capucha. Pero su atención no iba hacia la vampiresa sino hacia Víctor—. ¿Acaso no estas casado con Catalina? ¿O los rumores son falsos? Escuche que te habías casado con una descendiente original ¿Estoy equivocada? Un hombre casado no debería tener ni aceptar citas con otras mujeres.
Vanessa la miro un instante en silencio, el tono reprobativo en que Francisca se había dirigido a Víctor le molesto aún más porque tal vez se sintió atacada de alguna forma.
—Lo sé, nunca engañaría a mi mujer, soy un hombre que cumple sus promesas —respondió sin sentirse ofendido, apretó mi mano como si lo que acababa de decirle a Francisca también iba hacia mí.
La mujer vampiro detuvo bruscamente su caballo, se ve bastante enojada. Fijo una fría mirada en el rostro de la cazadora la que le sonrió con fingida dulzura. Sin decirnos nada ordenó a algunos vampiros a retirar el cadáver de ese lugar y se fue junto a los cazadores dejándonos, aun cuando es claro que no lo deseaba así, solos en el bosque.
No sé qué decirle a Víctor o que preguntarle exactamente, sin que suene como un interrogatorio. Además, estoy aun estupefacta de confirmar que mi sueño de infancia de verdad era un recuerdo de algo que había pasado.
Víctor permanece serio y en silencio, se ve bastante preocupado. No entiendo mucho respecto al asunto de los cazadores y los vampiros. Además, es difícil no preocuparse pensando que alguien o algo esta asesinando híbridos sin una razón al parecer. Los ojos oscuros de Víctor se perdieron en la lejanía del bosque, como si al mirar hacia el follaje de aquellos frondosos arboles fuera capaz de ver algo. Finalmente dándose cuenta en donde estábamos, o bien entendiendo que este lugar no es seguro, me indicó que mejor volviéramos a nuestra habitación.
—El que los cazadores vengan siendo invitados por los vampiros es mucho peor de lo que imagine —exclamó mientras cabalgábamos al trote rumbo a la casa—. ¿Quién está asesinando a los híbridos de esta manera?