Caos.
Eso es lo único que podía ver. Caos.
Gritos.
Era lo único que escuchaba, y luego, poco a poco esos gritos cesaban, hasta quedar en un silencio abrumador, que se hacía distante.
Me encontraba en la plaza. Personas caminaban a mi alrededor, compartiendo, saludando y festejando ese día.
Pero, todo se volvió aterrador, las personas comenzaban a sostener a sus hijos, y miraban el cielo, con una expresión de temor, una expresión de no haber visto algo que se igualase a lo que estaba sucediendo.
Trate de voltearme a ver que sucedía, pero alguien tomo mi pequeño brazo y me alzo en sus brazos.
Mi Padre.
Él me había cargado, y de un momento a otro, comenzó a correr. Mi Madre iba delante de él, nos dirigíamos al bosque.
Trate de mirar sobre el hombro de mi padre, pero él no me lo permitió.
Solo mientras ellos corrían, yo pregunte.
- ¿Por qué nos vamos?
-Tenemos que salir de aquí- dijo pesadamente mi padre-
- ¿Pero… no nos despedimos de mi abuelo?
-No podemos hacerlo, solo …no digas nada hasta que lleguemos-volvió a comentar rápidamente, mientras trataba de correr más rápido.
No dije nada y me aferré a él. Minutos después ya habíamos llegado al bosque, pero sentí un leve dolor en mi pecho, a lo cual coloqué mi mano sobre él.
Escuche un quejido de dolor, y mire hacia adelante, donde vi a mi Madre de rodillas en el suelo.
Mi Padre se detuvo un segundo, donde soltó un quejido, pero luego rápidamente se dirigió a ella y la ayudo a levantarse.
Solo podía ver como al bosque lo consumía una tonalidad negra y las respiraciones pesadas de mis Padres… Hasta que por un segundo deje de respirar y todo se volvió negro tal cual bosque.
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Di una pesada bocanada de aire, y de un segundo a otro quedé sentada en la cama. Respiraba pesadamente y creí no saber dónde me encontraba, hasta que mire alrededor, donde visualice la ventana de la habitación y recordé todo.
Gotas de sudor me caían por la frente, mi corazón latía desesperadamente, y sentía que tanto silencio me estaba desesperando.
Trate de respirar hondo, minutos después ya me sentía algo mejor.
Bajé de mi cama, y tropecé un poco, ya que me sentía algo mareada y confundida, me dirigí, hacia el baño, donde me di una ducha.
No sabía que había sucedido, pero fue todo un sueño.
Los sueños no son reales, solo son productos de nuestra imaginación, supongo… pero se sintió tan real.
Acabo de unos minutos, termine. Me envolví en una toalla y Salí a la habitación, donde me coloque, mis prendas, un Jeans Negro, una camiseta con estampado militar, y por encima un suéter color Gris, además de mis converse negras. Lo sé, nada a la moda, pero si voy a averiguar que sucede, estaré almenos cómoda.
Amarre mi cabello en una cola de caballo, y agarre mi mochila, donde esta vez, decidí guardar algunas cosas más.
Comenzaba a formarse en mi un presentimiento extraño.
Además de mi libreta personal, también la que encontré en la biblioteca, un lapicero, mi celular, el cual no uso mucho, ya que prefiero la fotografía con mi cámara. Agregue un gorro de lana, muy simple, color gris, unas medias, una pequeña navaja, algunas barras de granola que había agarrado de la cocina, la noche anterior, con una botella de agua, y creo que algunas cosas más.
Por supuesto no olvide colocarme mi collar.
Eche un vistazo a mi celular, el cual decía que eran las 7:30am.
Tome mis cosas y baje hacia la planta de abajo, donde se escuchaba alguien en la cocina, quien debía ser mi abuela.
Me diriji hacia ahí, y tal cual como lo había dicho, ahí se encontraba, Marrie Dallas, aunque, ese es su apellido de Soltera.
Ella estaba cocinando, yo me acerque a ella y comente:
- ¡Buenos días! -Dije con una pequeña sonrisa-
-Hola…-respondió ella, dando unos pasos atrás- Liz…
-Ummm, hola Abue-comente- ¿que as echo para el desayuno?
-Solo…unos pancakes, y algo-dijo incómodamente- ve a sentarte por favor-termino de decir, sin siquiera mirarme-
Extrañada obedecí a lo que ella me dijo, y me senté en el comedor.
Su actitud es muy extraña… el abuelo dijo que había cambiado, pero ayer actuó de otra manera.
Ayer era sonriente, casi robótico… y hoy es lo opuesto, al punto de verse torpe.
Estaba en mis pensamientos, hasta que escuche que se cayó algo al suelo… había sido una pila de vasos de plástico… se le habían caído a la abuela.
Rápidamente me levante a ayudarla, pero cuando iba llegando.
- ¡NO! -dijo ella rápidamente, y me detuve abruptamente-
No supe que decir, así que me quedé parada ahí, hasta que dije.
-Solo la ayudare a levantar los vasos…-susurre confundida-
- ¡NO! ¡Solo… DEJAME! – Contesto ella, alzando la voz-
Di unos pasos atrás pensando. ¿Qué carajos?
Segundos después, salió apresurada de la cocina, dejándome sola, y con la cabeza echa un lio.
Después de unos minutos analizando lo sucedido y claramente sin entender absolutamente nada, me dispuse a levantar los vasos que se habían caído.
Al terminar, me serví mi desayuno, y comí en silencio.
Cuando termine lave mi plato, y corrí rápido a cepillarme los dientes
Luego ya lista, Salí de la casa, no vi a mi abuelo por ningún lado, así que solo Salí sin hacer ruido.
Algo no estaba bien en todo esto, sé que lo repito mucho, pero me da tan mala espina, y no me voy a ir hasta que lo descubra, de todos modos, no tengo alguien en específico que me espere con ansias, así que puedo tomarme esto de la forma que yo quiera, y ahora tengo a alguien en quien confiar… no quiero hacerlo sola, talvez no me vendría tan mal la ayuda.
Llegue a la plaza, y estaba igual que ayer, nadie a la vista. Cualquiera que no viviera aquí pensaría que es un pueblo fantasma, y la verdad que daba la espina de ser como uno.