¿cuál es la realidad?

capítulo 24

Camino por la casa, me paseo de un lado a otro esperando a mi madre. No había hecho nada de comer, no me había preparado nada para mí. Solo me mordía las uñas nerviosa de lo que pudo haber sucedido.

Espero por horas y horas mientras miro la puerta esperando a que llegara. Por fin escucho su auto detenerse en el frente de la casa. Abrí la puerta y salí corriendo hacia ella, ya estaba ansiosa de saber qué había pasado.

— ¡Mamá! ¡Mamá! ¿Cómo te fue? —Pregunto mientras corro hacia ella.

—Hola, Tamara —me abraza y hundo mi cara contra su mecho.

—Mamá, ¿Qué pasará con Stheisy? —Pregunto mientras caminamos hacia la casa.

—Bueno, ya le hicimos el examen, solo esperaremos lo que diga el juez y luego pues, a esperar a que se cumpla—. Entra a la casa

—Sí, pero ¿Crees que sea lo mejor? —Pregunto mientras la sigo.

—Bueno Tamara, es mejor que estés metida en la cárcel, además así de paso podemos ayudarla. Esas personas sabrán lo que tienen y se harán cargo de ella —pone el bolso sobre el sofá.

— ¿Dejarás a tu hija tirada? ¿Cómo puedes decir algo así? —Pregunto asombra por la respuesta.

— ¿Y qué esperabas? Tamara, lo que tiene tu hermana no es un juego, no podemos ir atientas. Ella podría matar a alguien, de hecho, tú misma lo viste, pudo haber matado a esos chicos…

—Sí mamá, pero es tú hija, ¿Cómo es que pretendes dejarla así? Mandarla para allá donde quién sabe lo que le pueda pasar…

—Ella estará protegida…

— ¿Por qué nunca dejaste que supiera lo que tenía? ¿Por qué ocultarlo?

—Porque nunca pensé que sería para tanto…

— ¿Para tanto mamá? Tu acabas de decir de que no es cualquier cosa lo que tiene —me acerco a ella de repente—. ¿Por qué nunca la llevaste a una consulta? Sabes lo que le pasó a tío. Se supones que tenías que saber lo que era esta enfermedad porque tienes un hermano así, y ¿Dónde está ahora? En un hospital, loco, completamente y juiciosamente loco.

—Sí Tamara, pero…

—Pero nada mama, lo que pasó en parte es tú culpa. Pudiste ayudarla, esto no es algo que está pasando desde ayer, esto tiene ya mucho tiempo, demasiado y no te tomaste el tiempo y lo dedicaste para ver qué tan mal ella estaba, ni siquiera te importó. Eso quiere decir qué ¿Si me enfermo también me tirarás en un manicomio y me abandonarás allá? No podría perdonarte, aunque quede completamente loca.

—Tamara, sabes que así no son las cosas —me hace a un lado y sube las escaleras.

—Me quedo allí parada recordando sus palabras…— ¿Cómo son según tú? —Camino hasta el pie de la escalera.

—Tamara, ya se acabó esta discusión, tú no comprendes por qué hago las cosas.

—La sigo—. ¿Por qué las haces?, dímelo para saberlo. Realmente necesito una explicación de todo esto, ¿Por qué de una manera tan sucia manchaste el nombre de tu hija? ¿Es un castigo porque ella es así? Dímelo, ¿Es acaso algo que ella eligió ser? Porque estoy segura que esto no es fácil para ella, pero preferiste a que saliera en los noticieros, por toda la nacional donde digan que es una asesina.

— ¿Cómo? —Me preguntan sorprendida.

—Como escuchaste, esta tarde vi la foto de Stheisy en la televisión diciendo que la habían detenido. Mencionaron los cargos y el primero que dijeron fue intento de asesinato.Ella nunca sabrá que o por lo menos por ahora no sabrá que su madre había podido detener todo este desastre, pero prefirió dejar que algo como este pasara y que sufriera su hija al estar entre rejas por algo que era imposible para ella detener.

—Tamara lo que puedo hacer lo estoy haciendo ya —me contesta mientras se retira los pendientes, mientras está mirándose en el espejo.

—Yo paseo la mirada de arriba abajo —no puedo creer que seas tan inhumana, no tienes corazón, ¿Qué clase de madre deja que su hija se enferme y espera a que esté metida en tremendo problema para hacer algo, y ni siquiera es algo de que te lleve al médico y ya, no es que te la van a encerrar en un psiquiátrico? Creo que eso solo o harías tú, no quisiera imaginarme que existen más personas así.

—Escúchame —arroja los pendientes en el joyero—.  Me cansé de escucharte, a mí no me hablas así —se acerca a mí brutamente —soy tu madre….

— ¿Ahh sí? ¡Pues, empieza a actuar como tal! —le grito en la cara.

— ¡Ya basta!—me suelta una cachetada.

—Ahora me golpeas —afirmo mientras tengo mi mano sobre mi mejilla. Unos cuantos mechones estaban pegados en mi cara, los retiro con mis ojos brillantes y rallado por las lágrimas.

Me fui de allí, salí de esa habitación, no quería verla, no quería hablar de nada más, no quería saber nada, nada de ella ahora mismo.



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En el texto hay: mentiras, psiquiatra, enfermedad mental

Editado: 02.02.2019

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