Capítulo editado, te recomiendo leerlo si ya lo hiciste.
Lo siento por tardarme en actualizar, el internet en mi casa había muerto, pero como recompenza les daré un adelanto del próccimo capítulo al final de este, por cierto el otro libro del que les hablé ya está publicado se llama "Cuando los ángeles duermen" está en mi perfil. Los quiero :3 .
lean la nota al final, es importante!
Capítulo 4
Comienzo de clases.
Sí, Mira se portó muy- hizo una pausa como buscando la palabra- interesante.
- ¿Interesante?- preguntó Kim descolocado.
Weyn solo asintió con la cabeza antes de hacerme a un lado e intentar pasar, pero yo no se lo permití. Si pensaba que podía aparecer de la nada (o bueno de la casa de al lado) y venir e irrumpir en mi casa como si nada estaba muy equivocado. Kim al ver mi hostilidad en el ambiente intervino cordialmente.
- Oye Weyn ¿ya viste algo del pueblo? Seguro que te encanta, Mira y yo podríamos mostrártelo luego- mi cabeza se giró tan rápido que creí oír mi cuello crujir, ¿en qué momento me consultó para ir a enseñarle el pueblo al aspirante de Gárgamel a mi lado? Sí, había decidido llamarlo así ¿Por qué? Soy una chica simple cuando se trata de apodos (o insultos en este caso), él me amargaba la vida a mí, y Gárgamel a los pitufos.
- De hecho había pensado en pedírselo a Mira, ¿Qué dices, vecina?
Hizo la pregunta justo cuando Kim salió corriendo, excusándose con que iría al baño.
- No lo creo Gargamel.
Frunció el seño.
- ¿Gargamel?
- Si.
- ¿Segura que no quieres acompañarme a ver el pueblo?- preguntó con una sonrisa como de anticipación, como si esto fuera un juego que ya conocía y había ganado antes.
- Si, bastante segura.
- Bueno, entonces no te molestara que le comente a Kim sobre que ayer cuando llegaste te pusiste a llorar a lo Hollywood ¿Verdad?- mentiría si dijera que mi mandíbula no cayó al piso y lo miré con enojo.
- ¿Por qué eres tan...?- callé para buscar la palabra correcta.
- ¿Qué?- Me preguntó con burla, como si ya le hubiesen dicho todos los insultos existentes y con lo que yo lograra catalogarlo sería solo una brisa mañanera.
- Entrometido.
Él sonrió.
- Ah, bueno, no es que lo sea a menudo, simplemente me causas curiosidad Tasita, me pareces de esas personas que necesitan que les combatan el fuego con un aguacero.
Me quedé en silencio, en realidad no tenía nada que decir. Era tan irónico que precisamente ese idiota me dejara sin palabras.
- Entonces, ¿Me acompañarás?- la burla era palpable en su tono, él era un imbécil, pero era un imbécil inteligente, sabía que me tenía acorralada, pero en cierto modo le agradecí que al menos, si iba a chantajearme con mi vulnerabilidad, lo hiciera con el momento en el que vio menos rota.
- Está bien- miré a otro lado, pensando si preguntar o no, al final me decidí por hacerlo, al fin y al cabo él estaba chantajeándome en mi propia casa- ¿Por qué haces esto? ¿Por qué a mí? ¿Por qué simplemente no me dejas en paz? Ni siquiera me conoces de nada.
Su estúpida sonrisa se hizo más amplia y lo vi morderse la esquina del labio de manera juguetona.
- Porque me divierte, porque tú en particular eres lo único de este pueblo perdido que me parece interesante, y eso es peligroso para ti, porque dejarte en paz haría que me aburra, eso no me conviene y...- me miró de una manera que me hizo aguantar la respiración, de pronto el agujero negro que tenía en sus ojos se tragó cada ápice de luz cerca y veía en él oscuridad mucha oscuridad- Tú no sabes eso- De pronto algo dentro de mí hizo un sonido de "crac" como cuando se rompe un huevo, o un juguete, o un recuerdo o un alma, y hubo dentro de mis pupilas una revelación momentánea, tan efímera que podía ser llamada fantasma, sentí esa familiaridad que puede significar todo o nada, como cuando ves a alguien de lejos y te parece conocido. Lástima que yo le tenía un terror atroz a lo conocido y a lo desconocido, lo sé, contradictorio, pero lo conocido me había destrozado y lo desconocido podía arrastrar al precipicio mis piezas rotas. Es solo una estúpida sensación que se tiene todos los días me dije, simplemente se disipará y será como si nunca la hubiera sentido, me convencí, si, solo me olvidaré de ella, sentencié.
Habiendo cumplido su cometido, solo se fue por donde llegó.
Veinte minutos después Kim regresó del baño.
- ¿Por qué no me dijiste que lo conocías? ¿De qué hablaron? ¿Te gusta? ¿Conoces a Warren también? ¿me lo presentas por favor?- lo miré sintiendo una rara mezcla de diversión, pena ajena y molestia.
- No te lo dije porque no hablamos nada importante, no me gusta, es un idiota y no conozco a su hermano.
Hizo una pose de diva que me hizo reír y habló.
- Ja, tú como siempre sin aportar nada para que logre mis conquistas.
Hice una mueca.
- Y tú como siempre de trágico.
El resto de la noche transcurrió con normalidad excepto por unas cuantas rabietas de Kim.
(...)
Mis párpados pesaban pero no conseguía mantenerlos cerrados a consecuencia de la luz que se filtraba y me causaba molestia.
Mi vista se aclaró hasta que pude ver con nitidez la mesa en el centro de la sala llena de recipientes de helado y envoltorios de comida chatarra. Los ronquidos a mi lado me hicieron suponer que Kim seguía dormido, una malévola sonrisa se abrió paso por mi rostro.
- Sería una pena que alguien- mi sonrisa creció- Decidiera despertarte de tu sueño- mi cuerpo vibró en anticipación- Oh, pobre y dulce Kim- susurré.
Me levanté cuidadosamente viendo rodar por mi cuerpo más envoltorios ¿Cuánto comimos anoche? ¿A qué hora nos dormimos después de la maratón de Crepúsculo? Y lo más importante ¿¡Como Kim pudo decir que Edward es mejor que Jacob!?
#27086 en Novela romántica
#4472 en Chick lit
#7017 en Thriller
#3895 en Misterio
Editado: 28.05.2021