Cuando Comencé a Quererte

FRANCESCA

No puedo creer que a pesar de llevar tantos años en esa empresa me hayan despedido y todo porque el maldito de mi jefe pretendía que fuese su compañía en este viaje, ja viejo verde, casado con hijos y quiere seguir aprovechándose de las mujeres que trabajan para él. Pero si pensaba que podría aprovecharse de mi necesidad de trabajo está muy equivocado.

Llevaba cuatro años trabajando acá, después de salir de la universidad traté de buscar trabajo, pero no estaba nada de bien, fue en ese periodo donde comenzaron mis ataques de pánico y tardé casi un año en poder controlarlos sin que afectara mi vida social tan escasa en ese momento y por supuesto mi vida laboral.


-Cómo los hombres no pueden entender un simple no y lo peor que se atrevió a amenazar con dejarme sin trabajo para que accediera y fuese a ese viaje.

- Francesca, necesito que prepares tus maletas para viajar a Portugal, de esto depende la asignación de un nuevo proyecto y si vas podría pensar en dártelo a ti. Me mira con su cara asquerosamente degenerada y sonríe saboreándose los labios.

Nunca se ha propasado conmigo, la verdad es bastante cuidadoso, con eso del acoso laboral hoy en día, no se puede arriesgar, pero he visto desfilar un gran número de chicas por su oficina, acompañarlo a sus viajes y luego por arte de magia ya están en algún nuevo proyecto.

En todo el tiempo que llevo acá sólo me ha asignado como ayudante, y él sabe muy bien que en muchos he sido la cabeza pensante, pero como no he accedido a sus sutiles invitaciones, en eso ha quedado.

La paga no es mala, tengo un buen apartamento y me puedo dar mis lujos, pero yo quiero crear, no sólo ser la segunda a bordo.

- Disculpe don Bruno, pero ¿qué es lo que yo haría realmente en este viaje? - le pregunto como si yo no supiera que mi presencia no era necesaria en esos temas laborales, Él sólo quería... mejor ni pienso que quería. - Necesito tenerte a mi lado por si surge algún problema o duda con el proyecto, después de todo tú has ayudado a crearlo. - Entiendo, pero no creo poder viajar - realmente no veo necesaria mi presencia.

- Mira Francesca, es lo decido yo y si quieres seguir en esta empresa y en el proyecto debes ir conmigo y hacer todo lo que te pida.

Y bien como toda buena trabajadora que valora sus competencias acá estoy saliendo de arquitectos D'Santis & asociados con mi caja llena de cosas personales, el corazón destruido, pero con la cara en alto porque eso sí, quedó muy claro ante todos mis compañeros y compañeras, que no era una cualquiera y prefería que me despidieran a acceder a sus juegos, como sé que muchas lo han hecho para poder ascender y lograr algún contrato personal.


Meto mis cosas en el auto y estoy por salir del estacionamiento cuando mi compañero Darío me llama...


Francesca- espera- giro y lo veo como viene corriendo hacia mí.
Me extraña demasiado verlo, no sé qué pasa, si bien tengo un trato cordial con todos no soy muy buena en tener amistades y me extraña que él se acerque a mí.


Espera - me dice- sólo quería despedirme y ver cómo estabas. Tengo mucho coraje por lo que sucedió, todos sabemos cómo es ese viejo, hubiese querido hacer algo, pero es nuestro jefe y sabes que necesito este empleo.


- No te preocupes Darío - le contesto- y gracias por el apoyo es reconfortante saber que al menos alguien entiende mi postura. - aunque sé qué muchas quisieran tener el valor que hoy nació en mí y mandarlo a dar un largo paseo a China, pero tal como dice Darío, es el jefe y ni un alma se atrevió a decir una sola palabra.
- Toma, me da su número de teléfono - llámame por si necesitas algo, aunque sea sólo hablar o quizás salir a tomar algo, no sé, sólo llámame, con gusto te apoyaré en lo que necesites - se sonroja un poco al decir  eso - sé que no hablamos mucho, pero nunca me atreví a acercarme más, te ves tan seria y hoy al saber que ya no te veré me di cuenta el tiempo que he perdido - No se que decir, Darío, vuelvo a agradecer tus palabras - No digas nada, sólo llamame y nos juntamos y sin más se va y regresa a la oficina.


Bueeeno, esto es raro, en casi tres años que llevamos trabajando juntos no me dirigió la palabra más que para algún tema con los diseños, notaba sus miradas y tal vez alguna que otra cercanía, él llegó después de mí a la empresa y la verdad yo no he tenido tiempo para pensar en nada que sea mi trabajo,  no se ve mala persona, - pienso - guardo su teléfono encima de mis cosas, quizás lo llame, ya es hora que tenga una vida normal y si lo vemos bien, Darío es un hombre bastante agradable y bien dotado. ¿Por qué no?, creo que es hora de avanzar.
Entro al auto pensando que será de mi vida ahora. Tengo dinero ahorrado para poder vivir cómodamente durante un tiempo, pero necesito buscar un empleo, no puedo darme el lujo de estar muchos meses desempleada.
Al llegar a mi departamento siento ese gran vacío en mi pecho, esa angustia que no me deja respirar, sé que es normal, se cómo tratarla, pero en ocasiones el dolor es tan grande que ni siquiera me deja pensar. Me dirijo a mi dormitorio para tomar el medicamento y esperar a que pase mi nueva crisis, menos mal que no me dio en la oficina o de camino, no hubiese sabido que hacer, debo recordar que no tengo que dejar los medicamentos en casa y más ahora que por costumbre a esta nueva situación volverán las crisis a menudo.

Pero no puedo evitar pensar en cada una de las cosas malas que han pasado en mi vida, en la muerte de mi padre, luego de salir de la Universidad me enteré que estaba con un cáncer avanzado, y calló para apoyarme, siento tanta rabia y pena no poder haber estado más tiempo para él, si hubiese sabido antes, también pienso en la lejanía de mis hermanos, no me perdonaron que “los abandonará”, pero no podía seguir en esa casa, cada espacio traía su recuerdo y mis crisis no me dejaban un solo día, se que aún falta cerrar el capítulo de papá, pero aún no puedo y mi madre y su mundo de fantasía, cada vez que la visito en la clínica ha empeorado, ya no puede valerse sola, y estar a su lado es hablar con una niña que no me conoce. Sólo puedo aprovechar el tiempo para estar a su lado y acompañarla.




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