Cuando Comencé a Quererte

ENCUENTRO

Al otro extremo de la ciudad...

Estoy muerto, he viajado ya no sé cuántas horas en ir y volver, Damián ha seleccionado a tres personas, pensaba quedarme unos días en Italia, pero no queremos esperar y como lo del hotel se solucionó rápido, es mejor volver y ocupar ese puesto para alivianar un poco el trabajo mañana haremos una junta y decidiremos, Max viene conmigo, se quedará en mi apartamento, sólo espero que todo este esfuerzo valga la pena, por lo menos los inversionistas firmaron y les quedó claro que no rebajaremos materiales, era tal cual como pensaba, sólo querían rebajar y ahorrar dinero, lamentablemente nuestro prestigio está en juego y jamás dañaríamos nuestra imagen. Es difícil comprender como personas con tanto dinero pretender abaratar costos sin importar el daño que pueden ocasionar. Un edificio mal construido o con menos material puede colapsar en cualquier momento y cuantas vidas están en juego. Ese es uno de los puntos más importantes para estar donde estamos, no tranzamos calidad y a quien no le guste que busque otra empresa.

Ya estamos llegando a mi edificio, mi chofer nos abre la puerta y sólo quiero tirarme a la cama y dormir, mañana será un día largo. Entramos y Max se sienta en el sillón.

- Hermano, de verdad fue agotador convencer a esa gente, pero lo bueno que ya todo está cerrado. Dime ¿Cómo has estado?, hablamos poco y las veces que lo hacemos es de trabajo, pero extraño esas conversaciones de antes, siento que a veces nos dejamos absorber tanto por el trabajo que nos olvidamos de nosotros, y cuenta, quiero saber cómo está Daniel Santoro, mi amigo y hermano.

- Igual que siempre Max, cien por ciento dedicado a mi trabajo, es la única forma seguir, de vez en cuando alguna salida, pero nada de importancia, sabes perfectamente que mi corazón está seco. Ahora sólo vivo para divertirme. - Lo miro y sonrío.

- ¿Quieres un trago?

- Claro. con hielo.

-Y ¿Cómo has estado tú?, ya no se ven muchas portadas con tu persona.
- No, ya no salgo tanto, todo lo que hago es a puertas cerradas - me cierra un ojo, y sólo ríe fuerte.

- Parece que la doctorcita caló hondo, le digo y suelto una carcajada.

- Imbécil, me dice y me lanza un hielo golpeando mi frente. - Lo quedo mirando seriamente y soltamos unas fuertes carcajadas, no sin antes lanzarle uno igual.

- Te echaba de menos hermano, creo que esto de estar lejos de la familia y los amigos nos ha convertido en un par de solitarios.

De pronto suena mi teléfono, es Dalia, le digo, Max sólo levanta las cejas y mueve su cabeza, nunca ha logrado congeniar con ella, pero es una gran amiga y compañera, sé que a veces puede ser un poco molesta, pero ha sido mi compañía durante 5 años.

- Hola querida, ¿cómo estás?

Hola tesoro, me dice, ¿será que puedas venir hoy a mi casa? - hoy no, Dalia, acabo de llegar de Italia y estoy con Max preparando una reunión para mañana, pero prometo apenas tenga un espacio te llamo.

- Mmmm, te extraño mucho, ya sabes que no me gusta estar alejada de ti.

- Prometo hacerme tiempo dentro de la semana, te compensaré con creces.

Max me mira y hace un gesto de arcada que me da risa, luego de hablar un rato le corto.

- No sé cómo la aguantas, aparte de ser pegajosa no me da confianza - lo quedo mirando serio. Y en seguida levanta sus manos y encoje los hombros, - Pero tú sabes dónde te metes, yo sólo soy tu socio, se levanta del sillón, hace un gesto como de escalofrío y amigo por eso lo digo, sale antes que le llegue el porta lápiz que tengo en mi mano, Max es todo un caso. Me levanto y me dispongo a dormir.

A la mañana siguiente luego de mi corrida matutina, nos dirigimos con Max a la oficina, ahí estará Damián para aclarar los últimos puntos y cerrar las entrevistas. - Sólo espero que lleguemos a un acuerdo.

Antes de entrar a la sala de reuniones donde nos esperan los aspirantes al puesto, nos reunimos en mi oficina para acordar las preguntas y en que nos basaremos para la decisión final. Sabemos que con dos votos se toma la decisión así que allá vamos una vez acordado todos los puntos.

Son dos mujeres y un hombre, como era de esperar Damián daría más posibilidad al sexo femenino. decidimos fijarnos en donde realizaron sus estudios, uno lo hizo en nuestra universidad, me gusta eso... pero algo falta en los documentos - Damián y las fotos y datos personales de los aspirantes - Tranquilo, decidí eliminar esa parte para que no se dejen influenciar por la belleza ni nada.

Amos lo quedamos mirando seriamente porque si alguien se influenciaría por eso sería precisamente él.

- Pero supongo que habrás mandado los datos a nuestra seguridad para que investigue su procedencia - Tranquilos, todo está en orden, investigación completa, la cual estará a su disposición apenas escojan al candidato. Por ahora sólo deben guiarse por la experiencia y trabajos anteriores, además del proyecto que debieron realizar ayer, era un caza bobos, pero sólo quienes son perfeccionistas lograrían dar con todos los errores. Sólo uno logró el 100%, y además realizó interesantes aportes, me gusta.

Aunque no me gusta no saber con que caras me encontraré decido comenzar y ya con todos los datos entramos a la sala de juntas...

- Veo abrirse la puerta y pasar al señor Damián quien me entrevistó ayer, luego pasa un hombre que creo lo he visto en alguna parte, oh, oh no, no puede ser, es Max, si él está entrando entonces el otro socio no puede ser más que... Daniel, nooo, no me puede estar pasando esto.

Y ahí está con su porte alto, su cuerpo escultural como siempre, ya con unas pocas canas en los costados, herencia de su padre de seguro, lleva un traje que se ajusta a su cuerpo, de pronto me veo observando su abdomen, sus piernas ¡ay! Dios.

Su sonrisa se congela al cruzar su mirada con la mía, me quedo estática, no puedo respirar y siento como mi pecho comienza a doler. Por Dios no puede ser, no puede estar pasándome esto a mí. ¿Cuántas veces he mencionado a Dios en estos minutos?, será porque pienso que me ha tendido una trampa, ¿pero con qué fin?

En instantes la sala comienza a alejarse y escucho voces lejanas, Max también me ha reconocido, sólo queda mirándome y gira su rostro hacia Daniel, luego vuelve a mirarme, aunque está sorprendido lo veo acercarse con su cara asustada, me habla, pero yo sólo veo mover sus labios, trata de tocarme pero sólo puedo ser capaz de mirar a Daniel, él esta como una roca en la puerta, imponente, veo como respira fuerte y agitado, como si fuese un toro a punto de atacar, se hace cada vez más grande y su rostro comienza a petrificarse mientras recorre mi cuerpo con su mirada, esa mirada que no conozco, llena de odio y desprecio, su mirada es lo último que recuerdo, caigo en la total inconsciencia.

Trato de abrir mis ojos y sólo escucho gritos, alguien me toma y me mueve, - Francesca, háblame, dime algo.

-No, no puedo respirar digo en un susurro, vuelvo a perder la conciencia, veo como soy llevada a algún sitio, siento que me acuestan en algo duro y tratan de que reaccione. Pero sé muy bien que no podré, estaré al menos unos minutos así, hasta que pueda estar bien, necesito mis medicamentos, están en mi cartera. Pero no logro decir una sola palabra, no puedo moverme.

Francesca está entre luces y sombras, al abrir los ojos ya no ve a Max, sólo a una enfermera que le está colocando oxígeno, pero no puede recibirlo, sus pulmones se están cerrando, de pronto siente un pinchazo y el alivio de poder inspirar, poco a poco comienza a sentir que sus pulmones reaccionan y abre sus ojos, aunque le cuesta mirar. Sólo ve a Max con una cara preocupada, algo le dice a la enfermera y se va, pero no logro escuchar nada.




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