Cuando Comencé a Quererte

DALIA

Ya era más de la media noche, estábamos pasado un poco de tragos, Damián estaba con una rubia casi encerrado en el vip del bar, Max estaba coqueteando con una trigueña y yo esperaba que llegara Dalia, necesitaba liberar energía y no hay nadie como ella que me entienda.

Después de ver todos los pros y contra y a pesar de todas las palabras de Max habíamos decidido contratar a la piccola, mañana sabría que jamás debió meterse conmigo. Por mi parte quiero explicaciones y venganza, Damián sigue diciendo que es una maravilla de arquitecta a pesar de todo, y cada vez que se derretía en elogios por su simpatía e inteligencia mis venas ardían, al final terminé callándolo, Max sólo miraba, en el fondo él nunca creyó en el abandono, pero al igual que yo no pudo dar ni con ella ni con la verdad, ahora era sólo cosa de tiempo, esperaba verla nuevamente y que por supuesto aceptara el trabajo.

Veo una rubia despampanante con un vestido negro que apenas tapa su trasero, un maquillaje un poco excesivo, siempre ha sido así. Se dirige a mí y me besa, sin pensarlo la siento en mis piernas y comienzo a besarla sin reparo y a recorrer su cuerpo como si fuera el fin del mundo, necesito ocupar mi mente en algo o me volveré loco, necesito sacar a una pequeña demonio de mi cabeza.

- Pero que fogoso estamos hoy Daniel, me encanta verte tan apasionado, hola Max, la rubia se voltea a saludar a mi amigo. - Hola Dalia, hace tiempo que no te veía, y le sonríe forzadamente. Max acepta a Dalia sólo porque me hace compañía, pero en el fondo no se soportan, - Dalia solo le sonríe, Max da un ligero asentimiento de cabeza, me mira y se marcha - creo que ya tienes la compañía suficiente, nos vemos mañana, recuerda que debemos estar temprano en la oficina. - Sí papi, le contesto y me río, ya el alcohol ha hecho que mi cuerpo se relaje y deje de pensar tanto.

Tomo sin esperar la mano de Dalia y me la llevo a un apartado al otro lado del Vip, apenas cierro la puerta la giro y comienzo a besarla, acaricio sus brazos y levanto un poco su vestido, debo reconocer que tiene un cuerpo de infarto, si hay algo en que nos parecemos, es que nos gusta mucho cuidar de nosotros, comienzo a acariciarla y la aprieto más contra mi cuerpo, la encierro en mis brazos y la llevo al sofá. Dejo que me acaricie y como un niño me acurruco en sus piernas y ella comienza a acariciar mi cabello.

Me para y se sienta en mis piernas, me mira con sus ojos entrecerrados y comienza a inclinar su cabeza, como si quisiera sacar mis pensamientos con ese movimiento. -no mires tanto y bésame, la tomo de la cintura y comienzo a dejarme llevar por mis instintos. al estar en esa posición con ropa me trae muchos recuerdos, cuando con cierta persona era de esa forma, sin dudarlo comienzo a acariciarla más rápido, sé que ella quiere eso, pero hace un inesperado movimiento y se gira, me deja de besar.

 - ¿Me dirás que pasa? - o tendré que sacarte las palabras una a una. Aún con mis ojos cerrados la beso como si no hubiese mañana, - no pasa nada, solo he tenido mucho trabajo y quiero relajarme un rato. Comienza a acariciarme, ella sabe hacerlo a la perfección, sé que tiene mucha práctica y no sólo conmigo.

La subo a mis caderas y me dirijo a la cama, la tiro en ella, esta noche no quiero ser suave, la verdad nunca soy suave, me acerco y sólo quiero olvidar, - no hables sólo bésame, le digo, necesito liberar mi estrés, comienzo a acercarme lento pero firme, vuelvo a besarla apasionadamente, puedo escuchar como aprieta mis brazos queriendo más, de un momento a otro la miro y veo sus ojos pero no son los de Dalia, veo esos ojos color ámbar que tanto extraño y anhelo, me detengo, la quedo mirando, respiro profundamente y me acuesto de espaldas.

- Esto no está resultando, cruzo un brazo por mi cara para cubrir mis ojos.

-Qué te pasa Daniel, me dice ella agitada aún, tratando de abrazar mi cuerpo, está lista y sé lo que quiere. Me giro mirándola a los ojos y sólo digo: Ha vuelto.

Ella se queda tensa y sólo me mira, no se queja por haberla dejado a medias, arregla un poco su ropa y cabello y me pregunta - ¿Quién ha vuelto?

-Francesca, le respondo.

Dalia sólo sigue mirándome sin decir nada, deja de arreglar su cabello y de pronto veo como su rostro comienza a ponerse pálido, pero no dice nada, se sienta a mi lado en la cama esperando a que me acomode.

En eso comienza a martirizarme con preguntas y un tono de voz que irritan mis oídos.

- ¿Qué vas a hacer? ¿Cómo sabes que ha vuelto? ¿Te la encontraste en algún sitio?

- En mi empresa, fue a postular a un trabajo.

Dalia abre su boca y la cierra, luego me mira fijamente - ¿Casualidad? - me pregunta-

Cierro los ojos y vuelvo a respirar profundo, la miro y le comento todo lo sucedido - por lo que puedo ver, fue casualidad, la verdad ya no sé- pero realmente se puso mal y cuando quise ir por ella ya se había ido.

- ¡Pero no debes dejarla entrar nuevamente! - si vuelve has que la corran de la empresa, ella no puede volver a tu vida, me dice casi gritando. ¿Pero que se cree esta mujercita? - Acaso piensa que con llegar e ir a tu empresa volverás a caer en sus juegos.

Me incorporo y la quedo mirando, entrecierro mis ojos y la veo, Dalia está totalmente descompuesta, no quiero que sea lo que estoy pensando, ella sabe que yo no quiero una relación y si va a comenzar a actuar así no me gusta nada lo que estoy viendo. Sé que llevamos tiempo juntos, pero no ha sido una relación exclusiva, tanto ella como yo hemos tenido muchas parejas, incluso creo que está en una relación en estos momentos. Ya no queda nada del momento apasionado ni la tranquilidad que suele darme, estoy totalmente incómodo y me está comenzando a alterar más de lo que ya estaba.

-Daniel, ¿Que harás?

- Contratarla, ella pagará todo lo que me ha hecho. - Le digo, levantando mis hombros como si no me importara.

Dalia no habla, sólo me mira, pienso que va a comenzar a gritar de nuevo, lo presiento por su forma de respirar un poco errática, pero nada de eso pasa, de pronto, con toda la calma que se está obligando en tener, me dice: Creo que es mejor que nos vayamos y descansemos y que tú pienses muy bien lo que esto significa para tu corazón. Ambos sabemos que aún la tienes muy dentro.

Entonces exploto yo.

- ¡Y acaso crees que no lo sé! maldita sea, pero tenerla hoy frente a mi ha movido mi piso por completo, necesito respuestas Dalia, ¡necesito saber que pasó!.

- Eso no te hará bien.

- No comiences igual que Max por favor.

- Veo que por una sola vez estamos de acuerdo en algo ese amigo tuyo y yo.

- No me importa lo que digan, la buscaré y trabajará en mi empresa, ya he mandado a investigarla para saber que ha hecho durante todos estos años y dónde se había metido.

Veo como Dalia da un suspiro y me mira - Está bien, creo que me tendrás en tu empresa de visita más seguido que de costumbre, necesito asegurarme que estás bien - Me abraza y besa mis labios. - Eres muy importante para mí y lo sabes, no quiero que esa mujer vuelva a jugar contigo, cuenta conmigo amor, como todos estos años.




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