Francesca...
Debo reconocer que ha sido una semana ajetreada, Damián estuvo explicándome el proyecto en el que trabajaríamos, luego llegaron los de diseño y estuvimos prácticamente todas las tardes realizando reformas y terminando detalles. Este proyecto está en Palma de Mallorca, se trata de un nuevo complejo hotelero, en el cual la esposa del dueño quiere transformar su antiguo Hotel en uno más moderno, pero sin dejar la estructura base ya que es la obra de su padre y además quiere que sea sustentable y tal cual sus palabras "una prolongación del paisaje".
Creo que tendremos que viajar para ver la obra en terreno, hay que supervisar y ver detalles, además de saber si la dueña está de acuerdo con las últimas modificaciones. No sé quién ira de los socios, Damián me dice que todo depende de los contratos que tengan para la fecha. Tengo miedo que sea Daniel, no se que haré si debo viajar con él. Aunque no se ha acercado mucho a mi más que estrictamente lo necesario, puedo sentir sus miradas cada vez que nos encontramos. Mariela tenía razón, va a ser muy difícil trabajar acá con mis sentimientos a flor de piel como están.
Estoy muy agotada, después del almuerzo seguimos trabajando hasta ya las 6 de la tarde. Hace mucho que no se me iba el tiempo tan rápido en el trabajo. Sólo cuando Fidel, recordó la hora, me di cuenta de lo tarde que era y cómo se había pasado el tiempo. nos despedimos y comienzo a arreglar las cosas, debo agradecer que durante todo el día no me topé para nada con Daniel, estar tan cerca de él me hace estar constantemente alerta. Decido bajar al estacionamiento y cuando voy llegando a mi auto siento unos pasos que se acercan a mí, de inmediato me pongo nerviosa, pero al sentir ese perfume tan característico me doy vuelta, porque sé de quién se trata. Me giro y lo veo...
-Daniel, no esperaba verte, buenas tardes. - Él sólo se acerca y me mira... - Fran, necesitamos conversar, no podemos seguir así como si nada hubiese pasado- me estoy volviendo loco, veo como comienza a acercarse y me acaricia la cara. Cierro mis ojos y me dejo llevar por su caricia, es como si nada hubiese pasado, me dejo acariciar y toma mi cintura, me acerca a su cuerpo y pega su cara a la mía, siento su respiración muy cerca.
Lo quedo mirando, por un momento adoro sentirme en sus brazos, me siento tan bien, segura, pero de pronto mi mente me hace poner los pies en la tierra - ¿qué estoy haciendo? - Daniel, ¡qué te pasa! suéltame, trato de empujarlo, pero no me suelta, sólo logro que aprete más su abrazo. Me queda mirando muy serio y veo como sus ojos pasan de café claro a casi oscurecerse - Francesca, ¿qué nos pasó?, porque nos alejamos tanto - Cierra los ojos y suspira fuertemente, en eso me doy cuenta que apoya su rostro en mi cuello e inspira, como si quisiera absorberme con el aire.
Yo no puedo moverme, siento como da pequeños besos en mi cuello, cuando comienza a acercarse a mi cara y luego cada vez más a mi boca, sólo quiero que pase, necesito besarlo y volver sentir sus labios. Cuando noto rozar con sus labios mi boca y apretar más aún mi cuerpo, creo que volaré por los cielos. Estoy a punto de cometer el error más grande de mi vida lo sé... Está a punto de sellar este maravilloso beso, cuando comienza a sonar su teléfono y como si fuera una pompa de jabón toda la magia se rompe.
- Daniel suéltame, no podemos hacer esto, - ¡Fran, espera! - vuelve a sonar el teléfono, gruñe molesto y lo saca de su chaqueta, en ese momento aprovecho de alejarme de su lado, pero puedo alcanzar a ver en la pantalla el nombre de Dalia. - Hola, contesta fríamente, - dime, no, no creo que pueda, tengo mucho trabajo, él sigue respondiendo preguntas con monosílabos y aprovecho de escapar a mi auto. No alcanzo a dar dos pasos cuando veo que toma mi brazo, - ¡ya dije no, Dalia! hablamos después, y sólo corta la llamada.
- Francesca, espera, espera por favor.
En ese momento sólo me doy vuelta con mucha rabia, mientras pienso en ese nombre, ese maldito nombre, no puede ser, no puede ser ella, me digo a mí misma tratando de soltar toda la rabia que está en mi cuerpo. Lo único que logro es gritarle que me deje en paz, que dejamos claros cuales eran los términos y grito aún más fuerte - ¡Aléjate de mí o, aunque adore este trabajo te juro que renunciaré!
Salgo caminando muy rápido, lo siento detrás de mí toma mi mano, me gira y sólo dice - Francesca, escúchame por favor, al sentirlo nuevamente tan cerca cierro mis ojos y quisiera dejarme llevar voy a contestar algo, cuando en la puerta del ascensor siento unos tacones golpetear el piso y una muy conocida voz.
- Amor, Daniel, ¿por qué me cortaste, amor? en ese momento ambos nos giramos en la dirección de aquella voz, fijo mi vista y veo a una mujer acercarse, con un vestido muy corto y ajustado, su cabello es rubio y largo, no me puedo mover, ¡es ella! Dalia, quién fingió ser mi amiga y luego comenzó a burlarse de mí con ese maldito video. ¿Qué hace acá? ¿por qué está con Daniel? ¿Están juntos? Dios, por qué me pasan a mí estas cosas, suelto mi mano que aún tiene tomada Daniel mientras observo como ella se acerca, lo toma del cuello y le da un beso en los labios.
Dios no ha pasado una semana y ya estaba cayendo nuevamente en sus mentiras, como he sido tan tonta, la rabia y el dolor surgen en mi pecho y sé que voy a comenzar a llorar, giro y me meto al auto, agarro con fuerza el volante para no golpearlo, maldito, nunca va a cambiar y ¡tonta yo! que nunca aprenderé.
Daniel...
¿Qué demonios hace Dalia acá?, he seguido a Francesca, después de esperar que termine su trabajo, necesito hablar con ella, sólo quería hablar, pero tenerla cerca de mí, me hace olvidar la rabia que siento y a lo único que atino es a tomarla y querer besarla, "bien Daniel, te comportas como todo un adulto" piensa mi lado cuerdo, pero gana la locura y estoy a punto de besarla, cuando siento mi celular, ¡porque ahora! trato de no contestar, pero vuelve a sonar, en eso contesto y es Dalia, ¿pero qué quieres mujer justo ahora? pienso.