Cuando Comencé a Quererte

DESCUBRIENDO A LA ARPÍA

Después de buscar mil formas para encontrarnos con Dalia y su amiga, no queda otra que llamarla e invitarla. – Al mismo bar de siempre – Bien vamos.

 

Llamo a Dalia y esta al principio se extraña de mi llamada, pero sé como convencerla y pronto ya su voz está más relajada – No te entiendo Daniel, tú sabes que no me gusta que me trates mal, una vez lo hiciste y prometiste que nunca más, además no entiendo tu molestia conmigo.

- Dalia, cariño disculpa, sabes que he estado un poco estresado este último tiempo, además de tener a Francesca acá no me ayuda mucho. Por eso te estoy llamando, ¿quieres salir esta noche? - ¿En serio?, me encantaría, a donde vamos.

Tú sabes que me gusta ir al mismo bar de siempre, juntémonos en Constantine, pero quiero pedir tu ayuda – Dime, qué necesitas.

Podrías invitar a tu amiga, Giulia, Damián quiere ir conmigo y me gustaría que hiciéramos un grupo ¿Te parece? – Me encanta la idea, la llamaré de seguro querrá ir conmigo, ya verás que te ayudaré a bajar ese estrés que te está matando amor mío. – Esta bien, nos vemos hoy a las 10 allá y quizás después nos podamos ir a otro lugar.

Corto la llamada sintiendo un ardor en mi estómago, de sólo saber que tendré que aguantarla hoy en la noche me enferma. Pero salió mejor de lo que pensaba. Aviso a Max y Damián lo acordado y me voy a mi departamento para arreglarme. Esta noche como sea trataremos de sacar la verdad. Llamaré a mi piccola antes de salir

 

POV Francesca

 

Sé que es un plan, pero no puedo dejar de estar inquieta Mariela. – ¿Te dijeron a dónde iban? – Sí, van al Constantine Bar.

- Entonces que estás esperando ve a arreglarte, nos vamos en media hora, nosotras también iremos a ese lugar. - ¡Estás LOCA! - ¡NO, NO LO ESTOY!, así que mejor nos arreglamos, yo haré unas llamadas para pedir refuerzos y nos vamos, porque ten por seguro que esos dos no le sacarán nada a esa Arpía, esto es cosas de mujeres, déjame todo a mí. Vamos a arreglarnos, te ayudaré a estar estupenda, cosa que cuando te vea Daniel quede tan desconcertado que no sabrá qué hacer.

 

Mariela me ha ayudado a pintarme y me ha hecho poner un vestido negro, ajustado arriba, sin tirantes y la parte de abajo ancha, es cómodo, pero un poco corto. Coloco encima un abrigo y mis botas negras. - Sí me veo bien. – ¿Bien?, estás estupenda, deja que Daniel te vea y cualquier duda que creas que pueda tener se verá disipada hoy. El plan es el siguiente, entraremos con Max donde ellos están, el llamará cuando estemos allá a Daniel para que no se sorprenda tanto, la idea es que sepa, pero no con tanta anticipación, así será más creíble. Esta noche le sacaremos la verdad a esa PeXXa y lo mejor que será delante de todos. Tú sólo sígueme las ideas y yo me encargo del resto.

En eso tocan la puerta, - Mariela ¿esperas a alguien?, - ¡ABRE, SEGURO ES MAX Y SU AMIGO! - ¿amigo?, Dios, esta mujer me volverá loca… Abro y veo a un Max vestido sport con unos Jens y polera apretada muy sonriente, - hola Max, pasa… Detrás de él viene un hombre alto, rubio y a decir verdad está para comérselo.

Hola Fran, Te presento a Guillermo Pantoja, un buen amigo nuestro. Ella es Fran, de Daniel, para que quede claro de un principio y no haya malos entendidos, estamos.

Permiso… Buenas noches Bella, tú nombre no le hace honor a tu belleza. – Hola, soy Francesca, pasen, Mariela está por salir.

- Acá estoy, lista como siempre… Hola Max, la veo saludar, pero antes gira sobre sí misma y pregunta ¿Qué tal estoy?, creo que si Max pudiese cerrar la boca podría contestar, por lo visto le ha gustado como se ve.

- Estas hermosísima, ven acá… y la toma dándole un beso, pero alcanza sólo a rozar sus labios cuando Mariela se separa y le dice que arruinará su maquillaje, lo toma de la mano y salimos rumbo a la locura más grande que creo estoy por hacer en mi vida.

 

Vamos en el auto y la verdad estoy un poco incómoda con Guillermo, es muy hablador, de vez en cuando veo a Max mirar por el retrovisor serio y decirle que cuide sus palabras si no quiere tener problemas con Daniel, sonrío internamente al saber que me protege tanto, aunque no creo que sea tan celoso aún. Llegamos y el lugar es maravilloso, glamour por todas partes, hay una larga fila, pero Max nos hace entrar por una puerta al costado, una vez dentro lo veo marcar y hablar por teléfono, me imagino que, con Daniel, se tensa un poco, pero luego vuelve su sonrisa tan común, nos mira y dice listo, ya está todo arreglado, lo veo cerrar un ojo a Mariela y nos dirigimos al segundo piso.

 

POV Daniel

 

Ya no soporto tener a Dalia en mis piernas, nos hemos besado una vez y me siento el hombre más miserable de la tierra, estoy engañando a Fran. Pero ya llevamos una hora y ella no ha parado de abrazarme y hablar puras idioteces. Cómo siempre Damián se perdió con Giulia, él no pierde oportunidad, no importa quién o cómo sea. Dalia comienza a tratar de besarme de nuevo y ya no encuentro escusas para negarme, este plan resultó ser una gran idiotez. En eso siento mi teléfono y veo que es Max, aprovecho de pedirle a Dalia que me busque un trago y contesto – Hermano, ¿cómo estás? Al escuchar que está abajo siento un poco de alivio, de seguro me ayudará y no me dejará botado como lo hizo Damián, pero cuando me dice que está con Mariela, Guille y Fran, algo dentro de mí se enfurece. - ¿Pero que idiotez estás haciendo? Y porqué con Guillermo, lo escucho y trato de respirar, dice tener un plan y que subirán los cuatro, me pide discreción y que no mate a nuestro amigo, que ya está advertido, sólo logro respirar profundo y espero.

 

En eso llega Dalia y me trae el trago, lo tomo al seco -Pero amor, si sigues así terminarás ebrio y no podrás terminar nuestra noche de reconciliación, la veo acercarse y darme un beso en mi oreja, me abraza y comienza a besar mi cuello, justo en ese momento aparecen los cuatro y veo como Mariela, Max, Guillermo y Fran nos miran, la cara de Mariela exuda odio, Max y Guillermo sólo se  sorprenden, en cambio Fran queda estática mirando la escena, como sé que Dalia no me ve, sólo le abro los ojos y hago gestos, tratando de que entienda, ella parece comprender la indirecta, pero eso no hace que su cara cambie. En ese momento veo como Guillermo la toma de la cintura y se acerca. – Buenas noches, saluda el muy idiota sonriendo.




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