Pasamos toda la tarde con nuestros amigos y se siente especial es como volver a estar en la universidad. Nos hemos reído y bromeado de tantas cosas, pero ya pasadas las ocho se van y quedó con Daniel a solas. Por lo que veo no se irá, aunque tampoco quiero que lo haga.
Después de lavar la loza y ayudarme a ordenar me siento un poco nerviosa, es cierto que se ha quedado conmigo antes, pero cada vez nuestros encuentros son más cercanos y me da mucha vergüenza saber que se dará cuenta que aún no he estado con nadie. El ha tenido muchas experiencias y quizás cree que yo también la tengo, cómo le explicó que no. Veo que está sentado en el living y me acerco a él.
- Mi pequeña se acerca al living, está nerviosa, ya no podemos seguir aplazando lo inevitable, - Fran ven, tenemos que hablar, le hago un gesto para que se siente a mi lado. - ven pequeña, quiero que me cuentes que ha sido de tu vida en este tiempo- sé que me moriré de celos en escuchar alguna cosas pero quiero saberlo todo.
Daniel, no hay mucho que contar,- no digas eso, cuéntame qué hiciste cuando volviste a España, comenzaste a trabajar de inmediato o estuviste haciendo otra cosa.
La verdad me costó un poco trabajar al principio, mis ataques de ansiedad eran muy seguidos y eso afectaba las entrevistas, después de un par de meses de terapia logré controlarlos y entré a la empresa de Santis, estuve varios años ahí, pero ese tipo era un cretino y yo sabía que iba a llegar el momento que saldría, porque no iba a aguantar viajar con él.
- De eso no me contaste bien, ¿se propaso contigo?- te hizo algo... porque si fue así te juro que sus días están contados.
- No Daniel, pero era sabido que siempre llevaba a las pasantes o a sus asistentes a los viajes, algunas le seguían el juego y estaban un tiempo, luego eran despedidas sin motivos claros, sólo insistió en que tenía que viajar con él y como me negué fue muy claro, oh viajaba o me despedía, así que se lo hice más fácil y renuncié. Pero no pensé en que me iba a demorar tanto en encontrar trabajo, hasta que llegué a tu empresa, pero te juro que es cierto, el apellido me llamó la atención, pero nunca imaginé que podría estar relacionada a ti. Bueno, algo dentro de mi se altero al saber el apellido, pero cómo me entrevistó otra persona lo dejé pasar y quise creer que sólo fue una coincidencia.
Tranquila amor, te das cuenta que si no se hubiesen dado así las cosas no estaríamos acá en este momento, además me siento muy orgulloso de saber que no tranzaste tus ideales por un puesto de trabajo.- ven piccola, quiero tenerte en mis brazos- no la dejo responder y la tomo sentándola en mis piernas, aquí es donde tienes que estar, a mi lado preciosa y ya no aguanto más y comienzo a besarla.
Me muero por estar con ella, quiero hacerla mía, ya no aguanto más y mis caricias son cada vez más atrevidas, pero es que estoy haciendo combustión por dentro. Sólo quiero sentir su cuerpo y acariciar cada centímetro de él. Poco a poco voy acomodando su cuerpo en el sillón y tratando de no aplastarla me pongo sobre ella, necesito sentirla y que ella sienta lo que me provoca. - Pequeña, te deseo demasiado - y sólo me dejo llevar.
- De pronto Daniel, comienza a besarme por todas partes y está encima mío, tengo miedo sé que no podré seguir postergando lo inevitable, me dejo llevar, sentir sus manos recorrer mí cuerpo es la cosa más excitante que he vivido, ya no puedo más y sólo quiero entregarme a él, quiero ser suya, sentir lo que mi amiga habla cuando está con un hombre. Poco a poco ha comenzado a sacar mi blusa y lo veo acariciar mi piel, realmente es maravilloso, de pronto veo como sus manos bajan y no puedo evitar gemir cuando siento su mano tan cerca, logro abrir mis ojos y lo veo como si me pidiera permiso.
- Ya he perdido todo el control sobre mi mente, en estos momentos son las emociones que gobiernan mis actos, no me he dado cuenta como tengo a Fran, hasta que reacciono y la quedó mirando, ella sólo me mira, pero en su mirada no hay negación, me está dando permiso para seguir. Poco a poco corro sus bragas y continúo con las caricias, siento como comienza a respirar más rápido al igual que yo. Sólo quiero sentirla, estar en ella. comienzo a mover mi ropa para poder acercarme más, cuando la siento, cuando siento su piel junto a la mía, la veo tensar sus manos en mis brazos y sólo cierra los ojos, pero esta quieta, como esperando algo que no puedo imaginar o tal vez sí, nuevamente se viene a mi mente lo que escuché.
Decido darle la oportunidad de hablar y la beso, calmo un poco mi espíritu y sólo la rozo moviéndome suavemente acariciando sus manos y besando su cara. ¿estás bien Piccola? sigo moviéndome pero más lento y trato de darle un poco de espacio aunque me cueste.
Ella de pronto abre sus ojos y veo en ellos miedo, inseguridad - ¿qué pasa?, dime por favor -. Si no quieres esto sólo dime, le hablo esperando, más bien rogando que no sea así.
Daniel, - yo... yo, mmm, es difícil decir -
Fran, míranos como estamos, sé que ha pasado tiempo, pero creo que confianza es lo que debe existir entre nosotros si queremos que esto funcione, amor dime qué pasa.
De pronto nos quedamos mirando y temo hacer esta pregunta , pero respiro profundo y la hago... Fran... ¿eres virgen?- la veo cerrar sus ojos y una lágrima cae por su mejilla. Fran, amor, dime qué pasa, me paro y la tapo, arreglo mi ropa y la ayudo a sentarse.
Hice algo mal, me apresuré, te pido disculpas si es así, sólo que de verdad deseo esto, pero no te obligaré a nada
Daniel, disculpa, no es lo que tú piensas. Yo sí quiero estar contigo, también anhelo ser tu mujer, - la veo como agacha la cabeza y no me gusta nada esto, estoy sintiendo cosas que no se cómo definir.- Levanto su cara y la obligo a mirarme.
Fran, ya , necesito que me digas que está pasando, no tienes que avergonzarte de nada, no importa tu pasado, es más mejor no me cuentes lo que ha sucedido, prefiero pensar que nacimos hoy y nada ha pasado en estos años.
- Ella me mira con cara de circunstancia y solo ríe, como una condenada.-
Creo estar en el paraíso, yo sintiendo vergüenza de que Daniel sepa que no he estado con nadie y él celoso de nada, jajajaja, no puedo parar, ya tenemos casi 30 años y seguimos siendo unos niños.
Lo veo ponerse de pie molesto y sólo me mira con las manos en su cintura, está realmente molesto. En ese momento me doy cuenta de lo absurda de su reacción, él ha estado con cuánta mujer ha querido y se enfada por lo que pude hacer hecho yo.
- Daniel, no entiendo tu malestar, no sabes nada de lo que ha pasado y yo jamás te he reprochado nada, podrías nombrar a cuántas mujeres has tenido a tu lado en este tiempo. - lo veo tensarse- dime Daniel, que pasaría si yo quisiera saber de todas las mujeres que han pasado por tu cama o por cuántas piernas has pasado tú.
- No es lo mismo- cómo qué no es lo mismo- acaso vas a venir con el cuento de la diferencia entre hombres y mujeres. - No se trata de eso, - Fran si tú has tenido otras parejas simplemente no quiero saber.
- Pero recién me estabas preguntando y ahora no quieres saber, no te entiendo.
- Pensé, ... pensé que eras virgen y créeme si has estado con otro no me importa, sólo no quiero saber, mira Fran no es la diferencia entre hombres o mujeres, es la diferencia entre tú y yo. Para mí no ha significado nada ninguna mujer aunque no lo creas, pero, sé que para ti sí fue importante y por eso no quiero saber. - me acerco rápidamente a ella y la abrazo, - No quiero saber, porque moriría de celos al saber que has estado con otro y me conozco no pararé hasta saber quién es y esto no va a terminar bien. Disculpa, de verdad, pero no puedo evitarlo.
¿Porqué pensaste que era virgen? - viste, ya me estás diciendo algo y no, no quiero escuchar más, no me interesa saber nada, yo sólo creí escuchar algo a tu amiga el otro día y pensé que tal vez tú... pero no importa terminemos este tema, de verdad me pone incómodo.
Lo veo caminar como un loco de un lado para otro apretándose la cabeza y no puedo creer que esté comportándose así. Nunca pensé que sería tan celoso, espero que esto no sea un problema aunque dudo que no lo sea en el futuro.
Daniel, Daniel!...
- De pronto siento la voz de Fran hablándome, - dime Francesca- Ahora soy Francesca- ya no más Piccola, amor, pequeña o Fran, sólo Francesca-
Fran, perdóname, no sé lo que me pasa.
- Yo si sé, que eres un celoso de porquería y que te gusta la ley del embudo. Creo que mejor te vas a tu departamento, ya estoy bien y no necesito que te quedes acá.
¡¡No!!, espera, perdóname, lo siento de verdad, sólo me hice una idea y me ha costado asimilar que no es así. ¿Quieres salir? Te invito a cenar, vamos arreglémonos y salgamos a comer a un lugar que sé te encantará, dame tiempo y déjame procesar esto por favor, pero no me alejes.
Esta bien Daniel, creo que es buena idea salir. Voy a arreglarme, tú puedes hacerlo en el cuarto de invitados.
- Creo que haré sufrir a este caballero un rato y no diré más -