Cuando deje de amarte

Capítulo 2 - Jess.

« Muy bien, Jess, lo único que tienes que hacer es firmar y listo.»

Sonaba tan fácil, pero ¿por qué rayos me costaba tanto hacerlo?

—¿y bien?— alcé la vista para encararlo y apreté mis labios en una línea. Era la segunda vez que nos encontrábamos, es decir luego de cruzarnos hace tres días en el parque, él y yo guardamos nuestros números de teléfono y acordamos encontrarnos ese día para hacer formal nuestro contrato. 

Así que ahí estábamos, el segundo miércoles de abril en una heladería, viendo ese contrato que según dijo él mismo había redactado—y vaya que tenía bonita letra—, ya que habíamos acordado que nadie debía saber de ello, aunque no le iba a hacer caso. Vamos, Summer era como mi cura a quien confesaba mis pecados, tenía que decirle ¿no?

Bajé la vista a la hoja y volví a releer encontrando las fallas y los impedimentos que me hacían no querer firmar eso.

1. Nadie debe saber esto.

2. Siempre acompañarme a todos mis eventos.

3. Siempre vestir bien y lucir impecable.

4. No contradecirme.

5. No ser ruidosa ni hablar a menos que sea necesario.

6. No soy tu movilidad así que no te llevaré ni recogeré de ningún sitio.

7. No besos, ni demostraciones afectivas a menos que sea necesario.

8. No me interesan tus problemas, cada uno con su vida. Sin intromisiones.

9. No soy tu amigo, solo somos socios.

10. Duración: tres meses.

11. Paga: 200 dólares mensuales.

¿Ese idiota creía que no tenía vida o qué?

Ser aburrida y no tener tantas cosas que hacer era algo muy diferente que no tener vida, chico bonito.

Negué con la cabeza y lo miré incrédula, mientras el tonto ese, solo me miraba debajo de sus gafas oscuras Ray Ban con los brazos cruzados bajo su pecho. Apostaba que me miraba aburrido. 

Resoplé.

—¿en serio esperas que firme esto? ¿En serio?— pregunté indignada y él solo asintió— ni hablar, ¿es que piensas que no tengo vida o qué?

—lo que piense o no, no te interesa, lo dice el punto ocho.

«En serio es un idiota, dale con la silla.»

Silencio mini Jess.

—pues no, no voy a firmar y yo también voy a poner mis condiciones— le sonreí satírica y cogí el lapicero para empezar a tachar lo que no me gustaba y colocar mis anotaciones.

En ese momento me identifiqué con la frase, si quieres que algo salga bien, tienes que hacerlo tú misma. Mamá no esta equivocada cuando me dijo eso.

 
1. Decirle solo a una persona de confianza la verdad.

2. Si quieres que te acompañe a algún lado, me avisas con anticipación para ver si  tengo espacio en mi agenda.

Agenda que no existía pero él no tenía porqué saberlo.

3. Me visto como se me da la gana porque es mi cuerpo y si tú me molestas, me pongo una bolsa de basura como vestido.

4. Te voy a contradecir si me parece, ni que fueras un dictador y ni que yo no tuviera voz.

5. Si quiero hablar lo haré.

6. Serás mi movilidad.

Ese punto lo escribí porque quería molestar. Sí, toda una chica mala.

7. No besos ni demostraciones afectivas a menos que sea necesario.

En ese punto estaba de acuerdo así que lo dejé como tal, al igual que el punto ocho y nueve.

10. Duración: tres meses.

11. Paga: 225 dólares (por la molestia y daños psicológicos que probablemente me causaron tus puntos anteriores)

Sonreí satisfecha cuando terminé y le puse la tapa al lapicero después de firmar y entregárselo. Se quitó sus lentes dejándome con la bella vista de sus ojos verdes, claro que luego me frunció el ceño al ver la hoja llena de los rayones había hecho.

—y ni se te ocurra cambiar algo, porque sino no hay trato, además te recuerdo que necesitas una novia para pasado mañana ¿no?

Pregunté con falsa inocencia y sonrisa dulce. Él ya me había dicho hace tres días que en dos días iba a haber una cena en la productora para la que trabajaba por el aniversario de la misma, así que me iba a presentar —si es que yo aceptaba el trato— con su padre y su representante. 

¿Qué si estaba nerviosa? Por supuesto. Cuando le conté a Summer mi increíble idea, ella me miró como si estuviera loca.

—solo voy a decir que eso va a acabar mal— había dicho y por supuesto solo me reí y aseguré que no iba a ser así.

Grave error, Jess, grave error.

—¿en serio? ¿Bolsa de basura?— me miró entre molesto y sorprendido y solo asentí dándole una cucharada a mi helado de menta con choco chips. Yummy.

—sip— miré en mi teléfono la hora y sonreí— si no firmas tienes algo de cincuenta y seis horas para encontrar una novia y te recuerdo que ya nos han visto juntos.

Bien, quizá estaba tentando mucho a mi suerte, pero él solo me miró entrecerrando sus ojos y se echó para atrás en su silla mientras llevaba una mano a su barbilla en un gesto que se hizo calculador. 

—¿por qué haces esto, Jessica?

—Jessica es mi madre, yo soy Jessenia y creí que habíamos acordado no inmiscuirnos— solté sonando un poco a la defensiva e irritada, me removí en mi asiento y jugué con la cucharita en mi helado.

—sí, pero tú sabes porqué te necesito, yo no y quiero saberlo.

—y yo quiero conocer el espacio, no siempre se tiene lo que se quiere— me encogí de hombros y sonreí  haciendo que rodara sus ojos. Se acercó nuevamente y colocó sus brazos flexionados sobre la mesa colocando su barbilla sobre sus manos entrelazadas. Podría decir que se veía tierno con ese gesto, pero su mirada retadora me hizo pensar lo contrario.

—si quieres que firme, pajarita, dime por qué necesitas el dinero— la respiración se me cortó cuando colocó sus bellos ojos sobre los míos mirándome fijamente, casi lucía divertido aunque ese gesto arrogante era lo que me irritaba de la misma forma que se me hacía lindo.



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En el texto hay: decisiones, primer amor, amor odio

Editado: 27.07.2021

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