Cuando deje de amarte

Capítulo 6 - Jess.

Muchos no creen en las supersticiones, en la mala suerte o cosas como el karma y el horóscopo, lo cual está bien, se respeta como también hay otras personas que sí creen fervientemente en ello. Yo era de las primeras.

Que si el espejo se rompió, para mí no eran siete años de mala suerte, no, para mí era la evidencia de mis manos de mantequilla.

Que si se me cruzaba un gato negro, no creía en la mala suerte que estos también traían, yo más bien pensaba en que quería llevarmelo a casa y tenerlo como mi mascota.

Que si pasaba por debajo de una escalera.

Que si se me caía el salero.

¡Patrañas!

Que esas cosas me hayan sucedido a lo largo de aquella semana no significaba nada o al menos eso pensaba.

Pero vamos por partes, primero veamos qué fue lo que pasó cuando se me rompió el espejo.

Aquella mañana luego de hablar con Thalia sobre esos juguetes diabólicos, me encontraba en mi clase de literatura, la maestra nos había dejado como tarea escribir nuestra historia, ese iba a ser el trabajo de fin de año, teníamos que escribir una autobiografía y bueno yo no lo tomé a mal como muchos de mis compañeros, ¿qué tan difícil podría ser?

El caso es que mientras me encontraba copiando ciertas indicaciones una alarma sonó y no, no cualquier alarma, sino la de sismos. En efecto todos salieron asustados gritando y otros riendo haciendo caso omiso a lo que decía la maestra y ¿yo? Pues ahí iba una Jess tranquila caminando por el pasillo siguiendo la marea de estudiantes porque no, no había sucedido un sismo normal, aquello era un simple simulacro, pero ahí ibas viendo a algunos llorando como si estuviéramos viviendo un terremoto y los otros grabandolos para subirlos a sus historias de Instagram. Como no me importaba eso, avancé adelantándome a todos, aunque desde mi sitio vi a un chico a unos cuantos pasos así que lo seguí suponiendo que él sabía a donde teníamos que dirigirnos.

Si él volteaba a la derecha, yo lo hacía,  no tenía idea de a dónde ir así que solo me quedaba seguirlo. Aquel muchacho era alto, delgado, no tanto, era normalito y de cabello negro, no lo reconocía de espaldas, aunque no es que yo haya sido la persona más sociable del mundo y conociera a todos, pero él no era como los demás chicos, su forma de andar era segura y elegante, vestía de negro que combinaba perfecto con su cabello, era de piel bronceada, eso si lo notaba y hasta creo que tenía tatuajes en su mano, pero no podía verlo bien, así que con disimulo me acerqué.

—¿no tienes nada mejor que hacer que seguirme?— di un respingo cuando habló, su voz era gruesa y muy varonil, casi como la de Jack, ambos tenían voces graves. Alcé mi vista a su perfil ya que me estaba mirando sobre su hombro y me sonrojé sin poder evitarlo, él resopló volviendo su vista al frente— no quiero nada contigo, no me interesas, así que largarte.

Mi boca se abrió por el tono que usó, casi que podía notar el peligro que emanaba de esas palabras e increíblemente no me amedrenté, para empezar yo tampoco quería nada con él. Jack podría ser mi novio falso pero yo pensaba serle fiel, segundo yo lo seguía porque él sabía hacia donde ir por el simulacro y… oh, rayos.

—¿no estás yendo hacia la zona segura?— él se detuvo, pero no para contestarme. Abrió una puerta, la de emergencia y salimos hacia el lado trasero de las canchas de fútbol, nunca había estado por esa zona, había un lindo jardín con una fuente en el centro y de verdad que me sorprendí, era como abrir una puerta y aparecer en un lugar completamente desconocido. 

Como Narnia, esa película si la había visto con Summer.

—me ves con cara de querer estar rodeado con esas cosas llamados alumnos— quise decir que él también era un alumno y por lo tanto se estaba diciendo cosa, pero me fue inevitable no abrir mi boca al verlo de frente y me reprendí por eso, el chico era todo un Adonis, pero tampoco tenía que ser muy evidente.

Mamá decía que eso era como perder un poquito de tu dignidad. No sabía si era cierto o no, pero algo me decía que si el chico ese se daba cuenta que estuve a punto de babear por él, se iba a burlar de mí.

Él como dije tenía piel tostada, ojos de color caramelo, cejas gruesas, nariz recta y labios delgados, era muy guapo, pero tambien se le notaba peligroso, su postura era rígida y se le notaba enojado y si con eso no me bastaba para comprobarlo, su mirada gélida casi me hace salir corriendo con a quien se le encuentra el diablo.

Sí, él era un lindo y sexy diablillo, con lo peligroso y todo.

Tragué saliva porque en serio me daba miedo estar ahí sola con él y no sabía quien era ni que podría hacerme, además si él trataba de dañarme nadie me iba a salvar, estábamos solos ya que había caído en cuenta que él se había escapado y por tonta, yo también. Eso sí que me iba a meter en muchos problemas.

—yo… no sé, tienes cara atractiva— él entrecerró sus ojos y los míos se abrieron más. Que tonta, Jess— digo cara de persona, el punto es que me perdí y pensé que tú te estabas dirigiendo a la zona segura por eso te seguí no por otra cosa indecente, además tú no deberías estar aquí— lo señalé con mi índice y él alzó una de sus espesas cejas.

—gracias por aclararme que tengo cara de persona…

—Jess— dije dándome cuenta de lo tonto que habían sonado mis palabras anteriores.

—bien, Jess, sinceramente no me interesa si debo o no estar aquí, lo que sí sé es que quiero estar solo así que ¿te vas?— él sentó en el borde de la fuente y con un movimiento de su cabeza me señaló hacia la salida, pero el problema era que no tenía idea de en donde me encontraba, ni siquiera recordaba por donde ir, ¡yo solo lo seguí! ¿cómo rayos iba a regresarme?

—no sé cómo regresar…—dejé la oración incompleta para que él me dijera su nombre, pero solo recibí una mirada molesta que me desesperó, es que no entendía que quería saber su nombre, porque vamos así había más confianza y menos probabilidades de que me asesine ¿no?—¿cuál es tu nombre?



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En el texto hay: decisiones, primer amor, amor odio

Editado: 27.07.2021

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