Capítulo 4☀️

Hannah.

Nunca me he considerado una experta en moda como mi hermana o mi prima, pero tampoco es que tenga mal gusto, pero mi gran problema es que nunca logro decidir que ponerme, sobre todo si voy a la escuela. Era la tercera vez que me cambiaba de ropa, ya no tenía tiempo para volver a cambiarme asi que me quedaría con mis jeans oscuros, zapatillas y mi polera blanca. Simple pero bonito. Tome mi mochila y mi suéter burdeo para salir de la habitación.

Papá estaba en la cocina, bebiendo su café mientras revisaba unos papeles, me serví rápidamente mi té en mi confiable vaso térmico.

—¿Preparada, cariño? — preguntó el hombre al verme.

—Si — sonreí —. Ya voy tarde, te quiero papá.

Me acerque para besar su mejilla.

—Adiós, princesa — sonrió —. ¿No llevas a tu hermana?

—Heather está en su quinto sueño aun — tomé mi vaso, lo miré —, que Jena se encargue.

Escuché a papá reír mientras salía de la cosa. Tomé las llaves de casa y del auto de sobre la pequeña mesa de entrada y caminé a nuestra cochera. Ambos autos estaban perfectamente estacionados en sus respectivos espacios, desactive el seguro del Nissan Kicks blanco. Siempre me pregunté por qué papá prefirió quedarse con el Nissan Versa y no con este, pero nunca me animo a preguntárselo. Subí al auto y lo encendí, la voz de Dua Lipa lleno el espacio, arranqué en dirección a la escuela, pero antes debía hacer una parada. Detuve el auto frente a una linda casa amarilla con pequeños rosales rodeando el perímetro. Una rubia salió de la casa, corrió hacia el auto.

—Buenos días, linda — la alegría de Julia resaltaba por sus poros.

—Buenos días, estas muy feliz hoy.

—No hay razón para no estarlo — se abrocho el cinturón de seguridad.

Break my heart comenzó a sonar de camino a la escuela, con Julia y yo cantando a todo dar. Llegamos a Gregorio Perkins High, entre en el estacionamiento y detuve el auto junto a un conocido jeep azul. Ambas bajamos, viendo como dos chicos y una chica bajaban del jeep.

—Hasta que llegan, mis peli-claras favoritas — Katie nos abrazó.

—Buenos días a ti también — dije algo confundida, ¿Katie siendo cariñosa tan temprano?, algo han mal aquí.

—Ha estado asi desde que la pasamos a buscar — comentó Landon cruzando los brazos sobre su pecho —, pero ni idea de que le pasa.

—Tal vez se golpeó la cabeza en la mañana — soltó Trevor y Katie lo golpeó en el brazo, el rubio se sobo la zona —, o no.

—Tengo vecinos nuevos — canturreo la pelinegra — y están guapísimos.

—¡Ding, ding, ding!, ya tenemos la respuesta — Julia golpeó el aire como si fuera una campana.

—Me presenté con ellos en la mañana, son una familia con tres hijos, dos chicos y una chica, Hawthorne es su apellido y vienen de San Mateo.

—¡Vaya!, ¿también averiguaste sus números de cuenta y claves? — todos reímos por el comentario del rubio.

—Ja ja ja, deberías dedicarte a la comedia, Montt, te iría de maravilla — Katie y su sarcasmo, un clásico.

Los cinco entramos en la escuela, ya había varios alumnos en los corredores hablando y riendo sobre las vacaciones. Cada uno se fue a sus respectivos casilleros, Landon se apoyó contra su casillero para mirarme.

—¿Cómo te fue ayer?

—Bastante bien — guardé algunos cuadernos —. Ella se disculpó, me hice la difícil, ella le dio un baño a Pelusa y está haciendo méritos para ganarse mi perdón.

Escuchamos bullicio por el pasillo, venían entrando los chicos del equipo de futbol junto con algunas animadoras, mejor conocido como los populares de Perkins, y entre ellos, mi hermana. Rodé los ojos, todos los años, la misma entrada “triunfal”.

El timbre de inicio de clases sonó y todos nos dirigimos a nuestros respectivos salones de clases. Julia se sentó al lado de mi pupitre mientras Trevor se sentaba detrás de nosotras, una estrategia sutil para poder hablar entre nosotros o pasarnos notas de manera más discreta. El salón comenzó a llenarse, entrando al último el profesor Carson. La clase de literatura comenzó.

No me considero una mala alumna, tampoco es que sea el primer lugar de la generación (ese es el puesto de Julia) pero tengo excelentes calificaciones, sobre todo en los ramos científico/matemático. Las clases transcurrió sin mucho que decir, más que nada fue una retroalimentación de los que habíamos visto el año pasado, y asi también fueron la segunda y tercera clase. A la hora del almuerzo nos encontramos en la cafetería, para nuestra suerte, hoy había comida española. Nos pusimos en la fila para comprar.

—Todas están como locas por los nuevos— comentó Katie cruzándose de brazos —. Es injusto, los vi primero.

—Tranquila, KittyKat — Trevor sonrió —. ni que fueras la dueña de esos chicos.

—Es una ley, los vi primero.

—Es curioso que lo digas, hace un año Logan Tate dijo lo mismo sobre ti y le disté un golpe en sus partes — Landon la vio con cara de hipocresía, no pude evitar reír.

Creo que todos recordamos ese golpe. No tengo bolas, pero sentí el dolor de Logan en ese momento, al igual que todos los presentes. No mentiré, fue un golpe de Dioses.

—Ok, tienes razón, la hipocresía — la pelinegra se cruzó de brazos.

—¿Acabas de decir que tengo razón?, ¿puedes repetirlo?, quiero grabarlo — Landon sacó su celular.

—Landon St. John, eres mi amigo, pero no dudare en darte un golpe en las pelotas si sigues de graciosito.

—Uhh, KittyKat se volvió BaddieKat — comentó Trevor riendo.

—La advertencia también va para ti, Montt — sentenció la pelinegra mirando a ambos chicos.

Tomamos nuestra comida y caminamos hasta las mesas. Algo genial que tenía Perkins High es que tienen comedor libre y mesas internas y externas, nosotros casi siempre nos sentamos afuera. Una vez en nuestra mesa, comenzamos a comer entre anécdotas del día, para ser nuestro primer día habían ocurrido muchas cosas, como la llegada de los nuevos, el aviso que si habrá baile de bienvenida, la apertura de los clubes de filosofía, baile y ayuda social, y muchos más. El timbre sonó y cada uno retorno a sus respectivas clases, esta vez solo estaría con Katie. El salón de artes estaba casi lleno cuando llegamos, nos sentamos en nuestros pupitres antes de que entrara la profesora.