El día trágico
Si me preguntan cual es mi mayor miedo, no les podría decir uno solo, pero el más grande es el de la soledad, mi fantasía más grande era igual que la de Nancy, casarme con ese chico, el que me entendiera, no me juzgara, me apoyara en todo lo que yo quisiera intentar y, por último, que me tratara como lo que era, que me diera mi lugar y me presumiera orgulloso, aunque igual, las cosas no siempre son así.
En Colombia se desataba una gran tormenta al igual que el lugar donde estaba Alaric camuflándose de los enemigos, la lluvia los ayudaba, el lugar estaba oscuro, aunque la intensa lluvia los lastimaba, ambos lugares se sentía un ambiente triste, la lluvia para ambos chicos significaba tarde de lectura para Nancy y de estudios para Alaric, este último sentía nostalgia.
Antes de partir, a Alaric le habían dado una carta y las palabras que estaban en ella, no se la podía sacar de la cabeza, aun así, debía de estar atento pues no quería que algo malo le pasara, mucho menos ahora que su chica estaba embarazada
–¡¡Carajo, eso estuvo cerca!! –escucho a uno de sus compañeros de guerra –Alaric, sabemos que te alegra la noticia de tu chica, pero por favor, hermano, cúbreme o me van a volar el culo y eso es lo que menos quiero.
–Lo siento –se disculpó avergonzado, tenían que rescatar a soldados y familias que estaban en la mira de los enemigos y él solo debía cubrir a sus compañeros, algo que, sin duda, no estaba logrando en ese momento –Intento concentrarme, pero no lo logro, tendré un bebé con el amor de mi vida.
–Supongo que, para estas alturas, es normal, no tienen mucho de casados y mira que muchos prefieren esperar un tiempo para tener hijos, pero no puedo decirte nada, eres solo unos años menor que yo y somos de diferentes generaciones
–¿Tu no estás feliz? También tendrás otro hijo, espero que un día nuestros hijos se conozcan, desde que llegue y te conocí, siento una relación como de hermandad contigo José
–Claro que estoy feliz Alaric, si no, no estuviera arriesgando el culo aquí, mi familia necesita el dinero, tengo 3 hijos, mi esposa y mi futuro hijo y con gusto espero que nuestros retoños se conozcan, quien sabe, quizás si llegas a tener niña se pueda casar con mi hijo y juntar a nuestras familias.
–Eres de lo peor José
Ambos se soltaron a reír, los que pasaban a lado de ambos soldados los miraban raro ¿Qué les podía hacer gracia en esa situación? Lamentablemente, el grito de alerta de un compañero los asusto “¡¡LANZARON GRANADAS, CUBRANSE!!” se escucho a los lejos y segundos después, una explosión que los sacudió a todos.
El lugar que aun albergaba civiles y soldados se desplomo encima de ellos, los gritos de niños y padres asustados se oían desde dentro y fuera de ese lugar, Alaric y José no corrieron los la mejor de las suertes, ambos habían sido sepultados por un montón de escombros del edificio medico improvisado de 3 plantas, mientras José rezaba por salir ileso de eso, Alaric solo podía sentir muy pocas partes de su cuerpo, ambos estaban a diferentes distancias.
José empezó a gritar el nombre del chico que se había vuelto como un hermano, el que nunca tuvo, con la esperanza de que solo estuviera con el escombro sobre él, pero no, la suerte no era igual para ambos, Alaric poco a poco empezó a sentir cansancio, sus ojos no aguantaban estar abiertos, podía distinguir la voz de sus superiores haciendo pase de lista rápido para encontrar a los sobrevivientes, sin embargo, su voz ya no salía.
Escucho unos pasos cerca de su cuerpo, los escombros estaban por todas partes, no podía gritar, menos sacudir la mano y antes de caer en la inconciencia logro ver a su Nancy como una alucinación, cargando a su bebé, una niña, tal como en el sueño que había estado teniendo días atrás.
–Querido, vuelve a mi lado, a nuestro lado –le decía Nancy, pero su voz sonaba con eco– por favor, resiste, tu hija quiere conocerte y debe conocerte, Alaric, no te vayas ¡¡VULVE CON NOSOTRAS
Eran las 3:30 de la madrugada en Colombia cuando un grito en la residencia donde estaba Nancy la despertó a ella, a su compañera y a una señora de edad, el grito había salido de la habitación de Nancy y a como mencione, ella ya estaba despierta, su suegra y su amiga entraron a la habitación asustadas, más que nada por el estado en el que estaba la chica en ese momento.
–¿Pasó algo cariño? –Le pregunto de manera amable la madre de su esposo, Nancy solo apoyo su mano en su pecho –toma un vaso con agua y cuéntanos
–Tuve una pesadilla –empezó a relatar Nancy, su amiga estaba sentada a un lado de ella abrazándola por los hombros y a la madre de su esposo frente a ella pasándole un vaso con agua fría –yo… Veía a Alaric en un ataúd, tenia a mi bebé en brazos y… trataba de mostrarme fuerte –empezó a sollozar –pero el dolor de ver a Alaric no me dejo y me solté a llorar frente a mi bebé y… Todos me juzgaban con la mirada
–Respira profundo Nancy, eso no le hará bien a tu bebé –trato de tranquilizarla Martha, su ahora amiga, una chica que había conocido en sus clases –por fortuna, solo ha sido una pesadilla, tu esposo está en guerra, pero no le pasará nada, confía en que volverá
–Martha, en la cocina hay una jarra con leche, ponla a calentar y cuando este a la temperatura que te enseñe, tráela