Cuando las estrellas desaparecen

PREFACIO


"Las presentaciones inesperadas, suelen ser las más recordadas"


 


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Hay veces que no encuentras más sentido por el cuál seguir, sientes que ya nada vale la pena.
 

Y es así, luego de tanto qué has pasado, bueno o quizá malo, ya son cosas que no importan.
 

Las personas solas logran mucho más que las que están rodeadas de personas.
 

Estaba ahí, a punto de algo de lo que no me arrepentiría.

 

Lo he estado pensando tanto y no he estado tan decidido en alguna otra cosa.
 

Así y ahí, mi vida debía terminar.

 

You Found Me estaba a punto de terminar, iba siendo hora.

 

Di una calada más al cigarrillo que yacía en mis manos.

 

Miré alrededor, los demás edificios y la ciudad estaban más tranquilos e iluminados que todos los días.
 

Y así iban a seguir, mi existencia aquí no sería ninguna alerta o motivo de tristeza para ellos.

 

Expulsé el humo que había retenido más tiempo de lo normal, igualmente, no voy a tener que usar éstos pulmones ni nada después de ésto.
 

Tiré la colilla del cigarrillo al vacío.
 

Ahora te alcanzaré.
 

Tomé mi teléfono y lo apagué al momento en que la canción terminó, lo tiré al suelo detrás de mí.
 

No lo pienses mucho, sólo házlo y ya.

 

—Uff ¡que alivio!—escuché detrás de mí— ¡Espera! ¿¡Qué estás haciendo!?
 

—¿No se ve obvio?—espeté sin mirar atrás.

 

—No eres tan valiente como para hacerlo— desafió.

 

Estaba probándome, pero lo bueno aquí, era que yo iba a hacer ésto de una vez por todas.
 

—Puedes quedarte con él si lo necesitas— dije apuntando mi teléfono tirado en el suelo, mientras sonreía.

 

—Entonces ¿si lo vas a hacer?

 

—Adiós— me mecí entre el vacío y el edificio.

 

—¡No! ¡no lo hagas, por favor!
—gritó.
 

Me asusté en el momento en que empezó a gritar y me acerqué a ella.

 

—Calma, calma— tranquilicé— ¿qué pasa?

 

—No lo hagas, en serio— me miró mal.
 

—¿Por qué no te vas y así no me ves?

 

—¡No puedes!—se descontroló— ¡no lo hagas!

 

—No sé quién eres para decirme que hacer— rodé los ojos y volví a mi lugar.
 

—NO—ahogó lo que pareció un sollozo, y segundos después tiró de mí hacia la dirección contraria.

 

—¡Déjame de una maldita vez! ¡no me conoces para que me salves!
 

—So.. sólo déjame ayudarte— respiró pesadamente.

 

—No necesito tu ayuda— traté de librarme.
 

—Crees que nada vale la pena
— resistió un poco más— pero yo.. yo si quiero que sigas con vida.



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En el texto hay: reflexion, amor

Editado: 05.08.2020

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