Arium, los grandes duques del distrito negro, la mala hierba de Tempert, odiaba el apellido desde que tengo uso de la razón pero la empece a odiar cuando en lugar de referirse a los Arium por su poder lo utilizaban para referirse a la burla que sufrí cuando descubrí yo mismo en la cama de mi padre a mi prometida.
No me dolió el hecho que me engañara después de todo solo era un compromiso político pero si nos llevamos en teoría bien, pudo ser con cualquier otro y no me habría molestado pero que lo haya hecho con mi padre hizo que tocara fondo. Desde ese día la reputación de los Arium cayó y para terminar de lastimar mi orgullo tuve que escoltarla hasta el altar donde se casó con mi padre.
Desee que se muriera varias veces que ya he perdido la cuenta, me enseñaron toda la vida a construir un prestigio y viene esto y derrumba todo en un segundo, no podía permitirlo, los sirvientes tenían que ser reemplazados cada semana para evitar la distribución de información a los medios comunicativos, el mayordomo de la casa se encargaba de entregarme el trabajo de mi padre para cotejar que todo estuviera en orden, había pensado que su matrimonio no duraría tanto pero hasta el momento llevan dos años y lucen tan enamorados que solo recordarlos me da asco.
El poder no me importaba, al menos no el que me daba mi posición como hijo de un duque que ya estaba en decadencia, había considerado todo a mi favor salvo por un pequeño detalle, la princesa resultó no ser una persona común. La mirada fria y la sonrisa que mostro fueron suficientes para darme a entender que nunca podria jugar con ella, seria imposible ganarle, debo decir que estoy un poco avergonzado de mi mismo al pensar que el color de la sangre le sentaba bien, su cabello negro resplandecia con el conjunto beige que llevaba, sus labios eran de un color rosa palido, tenia rasgos finos y se desenvolvia en una gracia perfecta, sentia la necesidad de sostener su mano y nunca soltarla, su piel era clara sin llegar a ser por completo blanca, tenia dos perforaciones de las cuales colgaban dos pendientes hechos con una flor efimera, su cabello se sujetaba por una unica trenza que le rodeaba la cabeza a modo de corona dejando suelto su cabello.
Sin embargo estaba un poco sorprendido, el cabello negro es algo inusual y la anterior reina no tenia el cabello negro ni el actual rey, pero quien se atreveria a dudar de su legitimidad, la oscuridad la respaldaba y esa era la prueba mas contundente, los bastardos que lleguen a nacer de la familia real nunca han heredaro el poder de la oscuridad así que la princesa no puede ser una bastarda.
Su voz era suave y calmada pero tenía firmeza, podía sentir la embriagadora esencia que la envolvía aún cerca de mí, su cuarto aún olía a ella y donde más había presencia de su aroma era en su biblioteca personal que estaba repleta de libros de diferentes autores, cada uno más complicado de leer y en diferentes idiomas, conocía mucho sobre otros reinos por la variedad que encontré entre sus libros, pero principalmente el libro que más le gustaba o el cual parecía leer con más frecuencia era uno sobre reliquias familiares. No pude observar mucho tiempo pero estaba casi seguro de que había un segundo libro dentro de este.
Nos llevaron a la academia, caminando, la caminata fue bastante callada y desagradable para mi gusto, Elio no tenía la culpa de mi enojo pero ese nombre me afecta más de lo que yo quiera admitir, nos asignaron habitaciones por orden de jerarquía, Ezra y Elio compartirán habitación y zac y Leo compartirian otra, yo dormiría en una privada, al menos los arium no habíamos perdido toda nuestra influencia a, pero era algo solitario estar así. Podíamos salir de la academia sin embargo no conocía mucho del distrito rojo y no sabría qué hacer en caso de que me perdiera.
La comida que sirvieron fue sosa y poco apetitosa, no teníamos un horario permanente al menos no por este momento, el palacio resultó ser un laberinto monumental y era mucho más complicado moverse dentro de él, cada habitación salía en un pasillo diferente, sin mencionar que había partes demasiado viejas donde aún quedaban trampas mágicas. Pero aún así fue un día bastante productivo.
Observe la ventana y vi como caía algo blanco por ella, me apresure a salir sin importarme el frío y me quede observando como seguían cayendo lo que para mi eran pedazos de cielo.
Estaba tan acostumbrado al frio del distrito negro que es parecido al de aquí que ni siqueira se me ocurrio utilizar un abrigo protector, con cada paso que daba me sumia en la nieve, como algo tan blanco podía permacecer así. Tempert es demasiado cruel para merecer esto, guerra y poder, ambición e ira, dolor desesperación, existen miles de combinaciones para recordar pero en este instante solo puedo decir anhelo y sufrimiento. Es lo único que pensé cuando la vi a ella, sentí que esas dos palabras solo podían describirla a ella, quería conocerla, quería conocer a ese ser que pudo despertar mi curiosidad.